07 enero 2010

De: Jose Antonio Santana Muñoz (jasanta118@live.com.mx)

RE: EN LOS MEDIOS, revista TAURINA‏

Enviado:
jueves, 07 de enero de 2010 04:02:28 p.m.



 Para:EN LOS MEDIOS (enlosmedios@hotmail.com)


Por medio de la presente me dirijo a Uds. para desearles un feliz 2010 y brindar porque sigan en el espacio cibernauta ya que solo uds. dan notas de toros como debe ser, mi petición es que todos los encierros salgan como el de santa María de Xalpa bien presentado y con pitones como deben de ser las corridas de toros, para toreros de verdad no novillitos adelantados para las supuestas figuras, no se quien tenga la culpa pero urge que estos toros salgan mas seguido.









































ATTE. SU AMIGO JOSE ANTONIO SANTANA.

OPINIÓN / La seriedad de Tlaxcoapan



  • Por: Antonio Rivera 
  burladerodos.com

Este sábado 2 de enero se celebró un festival organizado con seriedad e importancia en Tlaxcoapan, Hidalgo. Hubo gran ambiente y se llenaron los tendidos. Los matadores Federico Pizarro y José María Luévano salieron a hombros tras desorejar un encierro de Rodolfo Vázquez, con presencia para plazas de primera. Y detrás de todo hubo un alcalde respetuoso de sus gobernados y de la fiesta. Un ejemplo que debería multiplicarse.


El lienzo charro de Tlaxcoapan lució muy bien arreglado para recibir por la tarde a los feriantes de una población dinámica y luchadora, enclavada en el estado de Hidalgo, entidad que desde siglos acostumbra celebrar taurinamente las festividades de sus pobladores. Nada que supusiera algo distinto a lo que muchas veces hemos podido vivir entre los buenos y taurinos pueblos hidalguenses, salvo algunos detalles que por sencillos y accesibles, no deberían sorprendernos cuando nuestra vista los advierte. Es decir: deberían notarse siempre, ahí deberían estar presentes en todos los festejos taurinos. Barreras, gradas, redondel; bien arreglados, limpios, pintados como para ir de boda, aptos para la práctica del toreo y correctos para la presencia de los asistentes.

Y en el desarrollo del festejo, también se advertían las cosas bien hechas: una banda de música sencilla pero capaz y entendida, interpretando pasodobles. Juez de plaza y asesor autorizados para el efecto. Monosabios y alguacil correctamente vestidos, policías municipales que cuidaban el orden con mesura, sin intimidar a los asistentes con torvas miradas “sospechosistas” ni revisiones innecesarias e indecentes de bolsos y ropa buscando armas y explosivos inexistentes. Mención especial merece el público, compuesto por adultos y gran número de niños y jóvenes, todos dispuestos a divertirse y emocionarse en familia con decoro y educación, aumentando el volumen de los aplausos para pedir la segunda oreja sin recurrir a las vulgares mentadas de madre tras el chocante coro del “uno, dos, tres…”, tan lamentablemente propio de las plazas llamadas “de primera”. Y podríamos seguirle describiendo más detalles agradables de un festejo anunciado con carteles clásicos y programas de mano como los antes, con fotografías de los toros a lidiarse, anunciando unos precios accesibles para todo mundo, pero no acabaríamos.

Lo sucedido en el ruedo correspondió al propósito de la magnífica organización: Federico Pizarro, vestido a la usanza charra y José María Luévano, en traje corto, como todas las cuadrillas de la UMPB, brindaron un espectáculo digno, decoroso y emotivo, matizado de angustia en ciertos pasajes, especialmente en dos momentos con Raúl Bacélis a milímetros de ser empitonado en la barrera por salirle con valor a dos toros codiciosos que empujaban con fuerza en los burladeros.

Federico Pizarro le cortó una oreja a su primero y dos a su segundo por dos faenas bien estructuradas, con reposo y clase, muy bien concluidas con la espada. La gente le respondió con fuerza cuando paseaba los trofeos alrededor del ruedo, para al final salir izado en hombros.

José María Luévano se puso delante del astado más complicado del encierro, mostrando oficio, valor y disposición, para que fuera premiado con una oreja. El que cerró plaza era un toro de preciosa lámina, fino y bien cortado, con peso y trapío para cualquier plaza de primera, que fue bravo, noble y emotivo. Lo toreó por verónicas ceñidas y templadas. Recibió un fuerte puyazo muy trasero y lo condujo con temple y ritmo en una faena de corte derechista que el público le jaleó con mucha fuerza, matando bien para recibir dos orejas y salir en hombros con su alternante.

Dicen bien que toda buena causa redunda en un mejor efecto. La gente salió muy contenta y hablando de toros como hacía años no pasaba, según nos comentaron algunos aficionados del lugar al término del festejo. "¡Así da gusto venir a los toros..!", repetían otros. Vaya desde éste espacio un sincero reconocimiento para el público que llenó el tendido, para los matadores Pizarro y Luévano, a sus cuadrillas, al ganadero Rodolfo Vázquez por el encierro, al matador Adolfo Guzmán por la organización, y en especial, a las autoridades encabezadas por el alcalde Arq. José Antonio García, que con afición, seriedad, cariño a nuestras tradiciones y respeto a sus gobernados, hicieron posible la celebración de un festival taurino tan bien logrado. ¡Enhorabuena!.


En recuerdo de su encierro de Madrid


Miercoles, Enero 06, 2010 19:27:00 Hora GMT


MUERE DON LUIS BARROSO  



    En homenaje a don Luis Barroso Barona que falleció la mañana de hoy, reproducimos un artículo escrito por nuestro compañero Xavier González Fisher con motivo del aniversario de que un encierro del afamado criador fue lidiado en Las Ventas de Madrid.


    No me queda duda alguna de que don Luis Barroso Barona es el ganadero mexicano más importante de la segunda mitad del Siglo XX, segunda mitad que cubre completa con sus éxitos, pues es en el año de 1948, que asume la responsabilidad de ser criador de toros de lidia junto con su primo, Luis Javier Barroso Chávez, al adquirir el hierro y la divisa de lo que fuera la vacada de Torreón de Cañas, fundada por don Rafael Gurza, con simiente de San Mateo y Torrecilla.

    A los ganados adquiridos a Rafael Gurza, se agregan los de Pastejé en el año de 1949 y aunque las ganaderías se llevan por separado, en la actualidad, al revisar la genealogía de diversos toros padres de San Miguel de Mimiahuápam en la actualidad, se reflejan en sus antecedentes la presencia de un toro del Conde de la Corte que padreó en Pastejé en la década de los cuarenta, lo que deja en claro que los primos Barroso Barona – Barroso Chávez hicieron cruzas entre los ganados de ambas vacadas con la finalidad de mejorar los hatos de ambas.

    En 1953 se deshizo la sociedad y Luis Barroso Barona conservó el hierro coloquialmente conocido como Mimiahuápam, en tanto que Luis Javier "Chacho" Barroso formó el nuevo de Las Huertas, cediendo al torero mexicano Carlos Arruza el de Pastejé, de base primordialmente murubeña y del cual se había desprendido unos años antes el de El Rocío, formado por don Manuel Buch y Escandón, hoy en el centro de la controversia con su nuevo propietario, don Manuel Fernández Castañeda, promotor de la clonación del toro Zalamero, criado en su día por Manolo Martínez Ancira.

    Al iniciar su andadura al frente de Mimiahuápam en solitario, don Luis Barroso Barona agregó vacas y sementales de la rama saltilla pura de San Mateo, que una vez fallecido don Antonio Llaguno se volvieron accesibles, dado que en vida del fundador de la ganadería, eso no era posible y de esa manera obtuvo dos toros el 44 de nombre Pardito y el 56 de nombre Cominito, que junto con las vacas y su rastra, dieron un giro radical a la historia ganadera de México.

    A partir de ese momento comenzó a construir una historia de triunfos con doble apelativo y así la historia recuerda a Jorge El Ranchero Aguilar y Joronguito; a Manuel Capetillo y Arizeño; a Joselito Huerta y Romancero; a El Cordobés y Diamante y Rubí; a Manolo Martínez y Traficante, El Cid y Presidente; a Eloy Cavazos y Coquetón – este toro fue criado por don Luis, pero lidiado después de que enajenó la ganadería – y otros muchos que construyen la leyenda de una de los hierros más importantes de la historia ganadera de México.

    Con la ayuda de sus amigos Álvaro Domecq y Díez y Antonio Ariza Cañadillas, don Luis logra contratar la lidia de uno de sus encierros para la Feria de San Isidro de 1970. Se dice que originalmente serviría para la confirmación de la alternativa de Manolo Martínez, pero las vicisitudes del viaje por barco hicieron que los toros llegaran tarde y en un estado desastroso. Así pues, descansaron un año en Los Alburejos y se pusieron para el siguiente calendario.

    El cartel del 22 de mayo de 1971 se anunció con Victoriano Valencia, Antonio Lomelín y José Luis Parada, quienes por su orden enfrentaron al número 21, Hermano; 22, Cariñoso; 14, Manito; 33, Amistoso; 58, Cuate y al 39, Amigo. Los nombres de los toros fueron alegóricos, apropiados para la ocasión, como generalmente se hace en México y nada nos dicen respecto de su genealogía. El cuarto de la tarde, Amistoso, fue premiado con la vuelta al ruedo y el acapulqueño Antonio Lomelín, un valiente como pocos, cortó la oreja de Cariñoso, corrido en segundo lugar.

    Se dice que un séptimo toro, el número 45, se quedó en Los Alburejos y que don Álvaro Domecq lo usó como reproductor. De ser así, es un caso único en la historia del toro de lidia en el mundo, pues la práctica usual es que la simiente venga de España a América y no a la inversa, pero esa es una historia que solo los involucrados nos podrían contar.

    Así pues, este es uno de los buenos recuerdos de Madrid y su Feria de San Isidro, que no se ve completa sin la presencia de México en el amplio ruedo de la Plaza Monumental de Las Ventas.
    burladerodos.com

    Breve semblanza biográfica de don Luis Barroso


    Miércoles, 06 de Enero del 2010 | México, D.F.




    Don Luis Barroso Barona nació en la Ciudad de México el 21 de enero de 1928, y desde niño fue aficionado a los toros, la herencia familiar que, con el paso de los años, se convertiría en una pasión que ahora recae en sus hijos, y que también ha permeado en tres de sus sobrinos que se dedican a la crianza del toro de lidia.

    En 1948 formó la ganadería de San Miguel de Mimiahuápam en sociedad con su primo hermano, don Luis Javier Baroso Chávez, en la hacienda del mismo nombre, ubicada en el municipio de Tlaxco, Tlacala.

    Al cabo de unos años decidieron separarse, de tal suerte que el primero se quedó con Mimiahuápam y el segundo compró la ganadería de Pastejé y más tarde fundó la de Las Huertas, en el Estado de México.

    Durante los años siguientes, don Luis aumentó su hato con simiente de San Mateo, que empadró con las vacas de Torreón de Cañas (de origen Torrecilla y San Mateo) que eran el pie de cría de Mimiahuápam, y así fue como sentó las bases con las que consiguió hacer de este hierro uno de los más importantes en la década de los sesentas.

    Asimismo, don Luis fue un excelente promotor de muchos matadores en sus primeros años de alternativa, como fue el caso de Manolo Martínez, que se doctoró, precisamente, con toros de Mimiahuápam, el 7 de noviembre de 1965 en la Monumental Monterrey.

    El 22 de mayo de 1971 lidió un encierro completo en la Feria de San Isidro, hecho que supuso un récord que no ha vuelto a ser superado, pues ninguna otra ganadería mexicana ha jugado seis toros en la primera plaza del mundo, la de Las Ventas de Madrid.

    Al año siguiente de esta hazaña, que incluyó la vuelta al ruedo al toro "Amistoso", don Luis vendió la ganadería de Mimiahuápam a don Alberto Bailleres González, que trasladó todo el ganado a su finca de Begoña, localizada en el municipio de Doctor Mora, Guanajuato.

    En esa época, don Luis fundó la vacada de Jaral de Peñas, con simiente de Mimiahuápam, y fue así como comenzó otra etapa como ganadero, que se vio enriquecida con la estrecha colaboración de sus hijos, principalmente de Juan Pedro Barroso Díaz Torrre, que ha seguido los pasos de su padre con esmero y dedicación.

    Con este hierro debutó en Teziutlán, Puebla, el 29 de julio de 1973, con una corrida lidiada por Manolo Martínez, Mariano Ramos y Curro Leal.

    Jaral de Peñas, como en su momento Mimiahuápam, ha regado su sangre en muchas otras ganaderías mexicanas, convirtiendo así a don Luis en un destacado proveedor de bravura que ha conrtibuido al engrandecimiento de la cabaña brabva mexicana.

    En 1997 importó de España vacas y sementales de Torrestrella y Jandilla que vinieron a refrescar la sangre de Jaral de Peñas, casa ganadera que en la actualidad se encuentra ubicada en el rancho "Los Charcos", en el municipio queretano de Ezequiel Montes, y goza de magnífico cartel.

    Don Luis casó con doña María Díaz Torre y proceó seis hijos: María, Luis, Francisco, Juan Pablo, Miguel y Juan Pedro.

    Paralelamente a su actividad como ganadero -que fue la afición que dio sentido a su existencia-, se dedicó a la industria textil, de la que fue un destacado hombre de empresa.

    Desde hace un par de años a la fecha, la salud de don Luis se vio quebrantada y estuvo hospitalizado. Sin embargo, en cuanto se reponía aprovechaba para acudir a su rancho a presenciar las tientas y otras labores del campo.

    A mediados de diciembre tuvo una recaída de la que ya no pudo recuperarse, no obstante que permaneció en el hospital durante varios días, y esta mañana falleció en su casa de la colonia Tecamachalco, como consecuencia de un paro cardíaco.




    Reacciones a la muerte de don Luis Barroso


    Miércoles, 06 de Enero del 2010 | México, D.F.


    • Por: Jorge Raúl Nacif

    Numerosos familiares, amigos, profesionales del mundo del toro y aficionados, se dieron cita esta tarde en la Funeraria del Panteón Francés de la Ciudad de México para expresar sus condolencias a la familia de don Luis Barroso Barona.

    Son dos capillas, Lorraine y Cote d´Azur, las que fueron necesarias para acoger a la cantidad de personas que han llegado, y se esperan en las próximas horas, para acompañar a la familia Barroso. Grandes y belllos arreglos florales adornaban las salas, muestra del cariño que los asistentes sentían hacia don Luis.

    Entre las personas más importantes del mundo taurino se encontraban, hoy por la tarde, el representante ejecutivo de la Asociación Nacional de Matadores, Antonio Urrutia, así como ganaderos destacados, entre los que se encontraban José Julián Llaguno, German Mercado Lamm, Adolfo Lugo Verduzco, Benigno Pérez Lizaur y los hermanos Álvarez Bilbao.

    Aunque sí era triste, consecuencia natural de una muerte, en el ambiente se respiraba también un gran respeto y cariño hacia don Luis, orgullo por el gran aporte que hizo a la Fiesta Brava, y por supuesto, por haber sido un extraordinario ser humano.

    Mundotoro México ha recogido los testimonios de distintas personas, mismos que reproducimos a continuación:

    Juan Pedro Barroso (ganadero):

    "Mi padre era un ser humano excepcional, tenía muchos amigos, pero una gran cantidad de éstos eran de los toros, de esa gran afición y respeto que él siempre le tuvo a la Fiesta".

    Antonio Urrutia (matador de toros):

    "Es sensible su fallecimiento, pues era un señorón y un ganaderazo, toda una institución en la Fiesta. Por los matadores, te puedo decir que siempre estuvimos muy agradecidos con él por todo lo que nos apoyó; su amabilidad, su decencia, y bueno, el único ganadero mexicano que ha lidiado una corrida completa en Madrid. Estamos muy tristes, pero don Luis nos ha legado un gran ejemplo. Todo nuestro cariño y admirración para él.

    Germán Mercado (ganadero de Montecristo):

    "Primero es un tío, al que quise entrañablemente, por quien tengo afición actualmente, pues él era ganadero de Mimiahuápam y mis padres tenían un rancho muy cerca, así que desde niño conviví con él. Una persona seria, honesta, un buen ganadero, y que nos inculcó a varios de sus sobrinos esa gran afición que él tenía".

    Adolfo Lugo Verduzco (ganadero de Huichapan):

    "Por delante, un amigo al que yo respeté y le tuve un enorme afecto personal. Como ganadero, pues yo creo que el más importante, pues fue el único ganadero mexicano que tuvo la capacidad y la audacia de llevar una corrida a Las Ventas de Madrid, y además triunfar. Era un ser humano completísismo y un ganadero extraordinario, y muy ilusionado por lo que había hecho al traer ganado de Álvaro Domecq, en fin, muy triste, lo vamos a extrañar mucho.

    Benigno Pérez Lizaur (ganadero de Santa María de Xalpa).

    "Don Luis es un ganadero de una trascendecia importanísima para la gaandería brava mexicana. Aportó a México un capital de bravura muy importante, bravura con nobleza y con calidad, hay que reconocerle un legado enorme, como los grandes. Don Luis fue un mentor, tuvo una inlfuencia completísima en mi decisión de ser ganadero, la forma en la que inicié y conduje mi ganadería, pese a que tuvimos dificultades, y gracias a Dios estamos cosechando. Le brindé la corrida del domingo y mira, tres días despúes se fue, algo que me tiene triste":

    José Manuel Espinosa (apoderado y empresario):

    "Era toda una institución; un hombre respetado, que tuvo una gran afición por el toro de lidia. Su trabajo trascendió en muchas otras ganaderías, gracias a la venta de sangre, y ahora les ha dejado una gran herencia a sus hijos, que siguen en esta labor de ganaderos de la que don Luis fue uno de los más grandes. Lamentablemente ha muerto cuando su ganadería estaba en el mejor momento".

    A partir de las 13:00 horas de este jueves habrá una misa de cuerpo presente ahí mismo donde está siendo velado, y más tarde sus restos mortales serán cremados para dar paso a la colocación de sus cenizas, en un evento que será de carácter privado.



    TIEMPO DE TOROS