- Bardo de la Taurina
Por siempre me he preguntado ¿Por qué
existen algunos padres que se empecinan en que sus hijos se enrolen dentro de
una profesión que no les va?, como también me hago una serie de
cuestionamientos como; ¿Si los padres de
toreros muy en el fondo están conformes con que sus hijos anden en esta fiesta?
que es de seda y de oro, de gloria y también de muerte’ y esta disyuntiva me
lleva a muchas más preguntas pero de
antemano aclaro que estas no se refieren a todos los padres ni a todos los
hijos, subrayado esto y sin orden y ‘Sin Tapujos’ cuestiono: ¿Estarán conscientes
los padres que la gran mayoría de sus hijos no llegaran a figuras y quien sabe
siquiera si lo serán del primer o hasta del segundo y tercer escalafón, pero
como los que sí lo lograran están en peligro latente de perder la vida, ¿Estarán
conscientes los padres de que no siempre tienen la capacidad, la frialdad y la honradez
para juzgar las reales posibilidades de sus hijos?, ¿Estarán conscientes que en
ocasiones algunos padres consienten que el hijo
ande en esto por sacarle la vuelta a los estudios y al trabajo,? ¿O que su vocación va más orientada
a darse lija y vivir de la coba y sus mieles?
Luego me pregunto ¿Qué ganan los papás
cuya holgura económica les permite comprarles a sus hijos, novillos, toros,
alternativas y montarles después corriditas de baja monta en pueblos avivados
por ferias chungueras, en plazuelas de trancas o portátiles desvencijadas?, o
yendo más allá ¿realmente los señores adinerados en exceso que invierten o mas
bien derrochan en comprar ganaderías, en volverse empresarios, construirse su
propia plaza de toros creerán que esto es garantía pa’ que el hijo se haga
torero?, Y todavía aparte de ello comprarles letras tramposas, inserciones
pagadas y voces dudosas para tapar sus fracasos cuando estos se den, para
exagerar sus triunfos, aumentar los aforos de los alberos, las orejas y los
rabos y el número de almas que a ellos ocurren, como también inflar el ‘trapío’,
edad y kilos de los bureles, padres que en la desenfrenada vorágine por hacer
al hijo ‘torero’ son capaces de engañar a periodistas de buena fe a través de
mil formas como comprarles publicidad que pagan con morralla de humo (el
prometer no empobrece lo que aniquila es liquidar) con la que más que tiznar al
periodista están tiznando a sus propios hijos, cuando menos en esta columna
donde se mide a los toreros con las letras puntillosas o incluso se ignora a
los que no tienen más cualidades que ser ‘referidos implícitamente’ con tinta
de agua, porque no se puede obligar a escribir de un hijo ‘torero’ cuando no es
torero y menos aquí donde los caprichos de los padres no tienen resonancia y
que triste ha de ser escuchar como ‘andara de pazguato ese “torero” que ni el Bardo se ocupa de él’,
sin olvidar el asunto de las conciencias de los jueces¿merecen esos hombres ser
llamados o ufanarse de ser padres de toreros?
Afortunadamente existen otro tipo de
padres unos con dinero y otros sin tantos, porque eso que quede claro, tener
dinero, no es un pecado ¡Que va!; Serenos, coherentes, centrados, cultos taurinamente,
entusiastas, bien asesorados, honrados consigo mismos y con sus hijos, padres
que llevan su rol incluso hasta el sacrificio moral y económico en el sentido de subsanar los gastos de
aprendizaje, avíos, ropa, viajes, viáticos, que ¡ojo! eso es muy distinto a
comprarles a los hijos una carrera, pues repito; los toreros jamás se hacen con
hartos ceros en la chequera por la simple razón de que los toros ni saben leer,
ni menos entienden de cantidades.
Así que en este día dedicado a
reconocer y honrar al Padre vaya mí en ¡Hora Buena! a esos padre que entregan
su vida hasta el sacrificio o incluso llegan a convertirse en mártires de la
Fiesta de Toros y Toreros, en aras de apoyar, luchar e impulsar a sus hijos que
nacieron se les desarrollo o les creció su afición y cualidades por la torería,
a ellos; mi respeto y admiración¿y porque no decirlo? también mi comprensión
porque ser padre de un torero es lidiar día a día con la zozobra, el temor, lo
desconocido, la incertidumbre, la paciencia y torear a la fe y a ellos les
reconozco en lo más profundo sus sufrimientos, el dolor o la vergüenza que han
padecido en ocasiones por la falta de
valor y entrega del hijo en el ruedo (¡Recuerdos Juncal!), padres a quien he
visto llorar por fuera y sentido por dentro, producto de la rabia por las
injusticias que en esto son como el pan de cada día , padres que son capaces de
ofrendar en trueque su vida por un rasguño del hijo vulnerado, padres que
mantienen encendida la votiva de la fe, padres que en quicio de la Puerta de
Cuadrillas santiguan al hijo ‘En el nombre del toreo, en el del Valor y en el
del Arte, amén. A todos ellos que son bien padres ¡Feliz día del Padre!
Y por favor que nadie me vaya a decir
¡Bardo, pero si tú no eres padre de un torero! porque tienen razón, solo soy
hijo de un padre que fue torero, el cual una tarde de tres avisos me dijo con
voz firme y a la vez amorosa “Hijo deje esto ahora que puede, tenga dignidad y
acepte como yo lo acepto que usted no naciópa’ ser torero y menos una figura,
un elegido” ¡Gracias Padre! Por haberme evitado ser un hazmereír, un vago, un usurpador,
un padrote de luces, un chufla, un causa lástimas, un lisiado, o un perdido en
la fosa común de un pueblo de esos de la legua por donde ni siquiera paso el
Nazareno pero sobre todo por evitar que usted con su dinero yo le robara un
capotazo a un torero de verdad, una oportunidad, un paseíllo… ¡Eso es ser Padre
de un Torero!