Foto: Francisco Gálvez/ESTO
17 de marzo de 2008
El Vergel mereció mejor suerte
Pálidas orejas a Mari Paz y Téllez
Horacio Soto Castro
Otro larguísimo cuanto aburrido festejo de la Feria Internacional del Caballo Texcoco se desarrolló ayer ante una entrada que descendió con relación a la de la víspera, que no llegó a media entrada, de un público que no es asiduo a las corridas de toros, sino lo que desean es divertirse y aplauden hasta cuando el torero es empitonado. Lo bueno es que asistan a las plazas y alienten a los alternantes y que más adelante se hagan aficionados a la fiesta brava.
Ayer se jugó un encierro de El Vergel, de Octaviano García, disparejo en presentación (varios de ellos muy justos y otros muy jóvenes) con cómodas cornamentas (cornicortos), pero que resultaron bravos, enrazados, peleando de firme con los montados, que se encargaron de hacerles sangre, pues a varios de ellos les escurría hasta las pezuñas. Aún así tuvieron la suficiente fuerza para aguantar las faenas. En términos generales embistieron con claridad a excepción del primero, que desarrolló sentido y peligro y el que cerró el festejo que se amarró un tanto en la arena.
Los toros merecían mejor suerte. Se vieron por arriba de los alternantes y solamente dos se fueron mutilados, cuando debieron ser varios de ellos los que debieron irse sin orejas. Tuvieron un buen desempeño.
Solamente les otorgaron apéndices a Mari Paz Vega en su segundo y a Israel Téllez en su primero, trofeos que soltó el juez ante la solicitud de los concurrentes, pero que taurinamente no reflejan lo que hicieron los diestros.
MARI PAZ
La malagueña Mari Paz Vega, a su primero le paró en verónicas aceptables, pero con la muleta se vio en apuros por el peligro y sentido que desarrolló a pesar de que le castigaron severamente. A Israel Téllez lo empitonó al intentar un quite, pero afortunadamente resultó ileso. Mari Paz vio cómo el astado le soltaba los gañafonzazos. Le intentó pararle, pero no lo pudo someter y se tiró a matar para dejar una estocada. Su segundo, que ya tuvo cuajo y era muy largo, fue bravo con el caballo, peleando de firme. La torera dio la impresión que no tenía un plan a seguir y le dio muletazos por ambos lados sin mayor relieve, solamente al final una tanda de naturales. Mató de media para que le dieran una oreja.
TÉLLEZ
A Israel Téllez le correspondió un buen lote al que le pudo sacar mayor provecho, pero parece que se le olvidó el temple y el mando. A su primero lo pasó de capa; cubrió el segundo tercio y con la muleta muletazos por ambos lados con desplantes. En algunos naturales lo llevó bien. Se fue por derecho para cobrar una estocada que mandó al toro al otro mundo sin puntilla. A su segundo, de escasa presencia, realizó un toreo sin mando y el astado iba y venía. Le dio infinidad de pases que impresionaron al público que le lanzó gritos de torero. Terminó toreando por manoletinas. Señaló un pinchazo antes de la estocada y tuvo petición de oreja que el juez no concedió y dio la vuelta.
MORA
El primero de Víctor Mora salió con el pitón izquierdo flojo, lo que protestaron los que se dieron cuenta, pero no pasó nada y siguió la lidia. Nada de capa y el morito pareció que tenía cuerda de lo pronto y la repetición casi pegado a la muleta. Buena tanda de ayudados solamente girando, pero no aguantó el paso y no le pudo parar las patas. Lo que se vio que Mora se ajusta lo suficiente para crear emoción en los muletazos con buen temple. Tres cuartos de acero tendidos. En el otro también se vio un tanto rápido, sobre todo en el quite por chicuelinas antiguas. Con la franela, muchos pases por ambos lados. Y en uno de pecho fue empitonado, sin nada qué lamentar. Terminó toreando por alto. Pinchazo y una casi entera y se retiró en silencio.
DELIJORGE
El campeón sin corona, Jorge Delijorge, que fue incluido en la corrida como triunfador de la víspera sin haber cortado orejas, vio la otra cara de la moneda. También muleteó sin cesar sin nada relevante en su primero sin ajustarse ni templar. Dejó media y se retiró en silencio. El que cerró plaza, también ya más hecho, lo pasó de capa y ejecutó quite por chicuelinas que pareció un remolino. El astado se amarró un tanto y poco le pudo hacer. Mal a la hora de matar y escuchó dos avisos y a punto de que le tocaran el tercero cuando dobló la res.
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