22 junio 2009

Sergio Flores volvió a armar la escandalera

Toros
Los naturales de Sergio Flores,
largos de verdad. Foto: Alejandro Villa/ESTO

22 de junio de 2009



El tlaxcalteca ratificó su buen toreo

Miguel Ángel García

Primero que nada, una ovación de pie para el público que asistió la tarde de ayer a la Plaza México, que a pesar de tener en contra negros nubarrones antes de salir de sus casas, realizó una entrada digna de aplaudir, ya que además, y una vez en el coso, soportó estoicamente la inclemente lluvia que azotó a toda la capital.

Y dianas para el novillero tlaxcalteca Sergio Flores, que ratificó su triunfo del domingo pasado y nuevamente logró hacer el toreo que gusta de verdad en la capital; cortó una oreja de su primer astado y hubiera cortado la otra del segundo, lástima que pinchó, no obstante la gente le obligó a dar la vuelta al ruedo entre grandes ovaciones y muestras de cariño.

Renglón aparte merece la actuación del otro tlaxcalteca, Alfonso Mateos, que fue una admirable muestra de entrega y decisión. El espada salió al ruedo para agradar a toda costa, sin reservas, pese al fuerte aguacero que cayó en su primera intervención. En su primer novillo, no obstante del pinchazo, la gente pidió la oreja que injustificadamente negó el juez; mientras que en su segundo astado tuvo una digna actuación y fue ovacionado.

El queretano Christian Hernández dejó únicamente pasajes interesantes, ya que no logró redondear sus trasteos y para malas tiene un pésimo tino con la espada. Fue silenciado en su primero y escuchó pitos en su segundo.

TARDE LLUVIOSA

Ahora sí que el dios Tláloc se ensañó y dejó caer lluvia durante toda la tarde, específicamente a partir de las cuatro de la tarde. Sobre todo en la lidia del primer astado, que fue cuando más fuerte se dejó sentir el agua. No obstante, hay que aplaudir al trío de coletas que en todo momento estuvo esforzado y jugándose la piel sobre un ruedo lodoso e inseguro, ya que la tormenta lo dejó prácticamente anegado y el mentado "chipi, chipi" nunca se quitó. Los monosabios mitigaron un poco el riesgo, ya que hicieron una labor brillante con sus rastrillos y aserrín que regaron sobre el fango.

REPITIÓ LA DOSIS

Ni hablar sobre la segunda actuación de Sergio Flores, volvió a ser contundente y clara, que reafirma a un novillero real y un buen prospecto para engrosar la baraja de toreros importantes. Esta vez el torero no sólo mostró otra vez sus finos atributos para templar y correr ambas manos, sino que también enseñó ser un buen lidiador y hasta se pegó un arrimón. En su primer astado, no habiendo conseguido mucho con la capa, Sergio se fue al centro del ruedo para iniciar su faena de muleta y se dio a torear con la mano diestra, con mucha calidad, temple y largueza en cada pase; estuvo por la misma tesitura al natural, logrando una faena reposada, aunque no larga, pero sí consistente. Sergio culminó su trasteo de una certera estocada y le fue concedida una oreja.

En su segundo ejemplar, Flores alborotó de inmediato la parroquia con pases al natural, confeccionándolos desde aquí hasta allá y así siguió del mismo modo, hasta que el astado se le comenzó a quedar corto. Sergio no echó paso atrás y aguantó los parones del novillo hasta ser arropado (sin consecuencias), lo cual provocó los aplausos por su entrega. Sergio intentó torear con la mano derecha, lástima que el astado se fue a menos, sin embargo el coleta estuvo ahí, en la línea de fuego y provocando la embestida con los muslos hasta extraer algunos muletazos. Se perfiló para matar a su enemigo, el cual estaba distraído, y por precipitarse lo pinchó y terminó con un certero descabello. Perdió la oreja, no así una vuelta al ruedo exigida por el público y dianas al final.

CON HAMBRE DE TORERO

Alfonso Mateos dejó claro su potencial como torero y sus deseos de triunfar a toda costa. Rebasó las expectativas y ha demostrado avances marcados, lo cual le ha dejado el torear con más constancia. En su primer novillo quitó por gaoneras y al terminar la segunda tanda con la muleta por el lado derecho, se soltó el torrencial aguacero. Bajo estas circunstancias, los ánimos de Mateos no mermaron, por el contrario, se engalló y extrajo pases bastante meritorios de un astado un tanto agarrado al piso, aunque con calidad. Alfonso toreó bien a su socio y lo aprovechó debidamente, consiguió hilvanar algunas tandas en las que corrió la mano con temple, bien puesto y sabiendo perfectamente sobre los terrenos del toro. La lluvia continuaba y Mateos decidió concluir su faena y dejó una estocada que no bastó, por lo que tuvo que usar la espada de descabellar y rubricó de un solo intento, digno de los aplausos que se escucharon. Tuvo petición de oreja, la cual le valió un soberano cacahuate al juez, Eduardo Delgado, que al parecer no se percató del gran esfuerzo que hizo el torero ante el inclemente tiempo. Alfonso fue sacado al tercio con fuerza.

Ante su segundo ejemplar, Alfonso inició muy bien toreando con la mano derecha y transmitió a los presentes; para la segunda tanda el novillo ya había dado a conocer sus negras intenciones, ya que en todo momento buscó al torero para herirlo y no quiso tragar un solo pase. Mateos pudo haber expuesto más, sin embargo las condiciones del ruedo ya no eran propicias y decidió cortar por lo sano. Lo mató no sin antes lidiarlo toreramente, lo cual completó una meritoria actuación. Estocada y se retiró entre aplausos.

POR GANAS NO QUEDÓ

Christian Hernández dejó sólo detalles y de no haber estado fatal con el acero, su presentación hubiera sido decorosa, ya que terminó con el público de espaldas. En su primer novillo parecía que estructuraría algo bueno, no obstante, el astado se paró pronto y el torero terminó de ahogarlo al no darle su tiempo para reponerse. Decidió cortar la faena, fatal con la espada (no así con el descabello) y se retiró con un aviso y en silencio. Con su segundo, el que cerró plaza, lo más admirable fue la tafallera con que recibió al novillo, en verdad que el coleta permaneció como estatua, con toda determinación y valor espartano. Luego, sólo detalles, mal con la espada y se retiró entre chiflidos. Tuvo entrega y disposición, pero poca idea.

BUEN ENCIERRO

El ganado de San Judas Tadeo se ha dejado meter mano y ha colaborado para el triunfo de los toreros, a excepción del cuarto, que fue peligroso. El tercero, cuarto y sexto empujaron de firme ante el peto de los caballos; el resto, cumplió en el castigo. El segundo fue aplaudido en el arrastre por su calidad y bravura, mientras que el cuarto fue el negro del arroz. El resto, como señalamos, se dejaron torear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios a esta entrada