19 febrero 2010

las charlas con EL BARDO DE LA TAURINA



    AHORA SI HUBO TOROS

    Cuando la otra semana la empresa de la Ladrillera de Insurgentes anunció que daría una corrida de trámite con coletudos insignificantes, pos me pego la muina,  mas los toros de Xajay  me despertaron el interés, pues aunque no habría toreros en el ruedo, si habría toros dado que recordé que para la presentación de Pepe Tomy alias José Tomás,  al torero de Galapagar le pusieron diez toros, para que escogiera los menos toros y ahí viene lo interesante, que fue el hecho de que el español desecho los cuatro toros más respetables y entonces me pregunte ¿por qué sería? y la respuesta la encontré el domingo pasado cuando Xajay mando esos bureles a la Plaza México ¿y que tenían los toros de especial? nada mas edad, trapío, bravura, cornamentas, fuerza,  ahora me explico por que no vinieron en aquella tarde, pues porque imponían respeto y a México Pepe Tomy, Quique Ponce, Juli, Castellita,  vienen a cachondearse.
    
                                ‘LA CASTELLINA’ DE CASTELLA
    No cabe duda que Sebastián Castella ha venido a América a levantar polvaredas, desde lucir los ternos mas espectaculares esos que manda cortarse con  los alamares corridos en una sola línea vertical y que en la espalda lucen esa especie de estrella de David, coronada por un trébol en el centro, por cierto, ese diseño en la parte trasera de la casaquilla son inspirados en lo que usaba Manolete, con la diferencia que el cordobés los coronaba con una flor céntrica, luego Castella en los festivales se brinco las trancas de la urbanidad taurina y toreo con un traje de calle rematado con un sombrero de padrote como los que luce Eduardo Santamarina en ‘Aventurera’ donde el trapío de la Maribel Guardia lo deja a uno babeando y deseando a la mujer del prójimo, a propósito en la mentada obra el primer actor Ernesto Gómez Cruz al ritmo del ‘Cielo Andaluz’ personifica a un borrachín que sale con un letrero de toriles colgado del pescuezo que dice ‘Pajarito’ y en el morrillo luce la divisa ganadera ¡que burla!,  bueno volviendo con el rorro de los ojos azules y el pelo acastañado habrá que abonarle los faenones que instrumentó en el hoyo de la Nochebuena, donde se paso por el arco del triunfo a las autoridades  y para rematar, en la plaza de La Macarena en Medellín Colombia ante un toro llamado ‘Melcocha’ de la ganadería de Las Ventas del Espíritu Santo propiedad de Cesar Rincón, se planto en los medios empuño la espada con la zurda y en la diestra se acomodo la muleta tomándola en forma vertical por el pico del ayudado y se dio a torear tersamente hasta ligar una tanda, que en sí fue el debut en publico de ‘La Castellina’, ni hablar si un torero dio de que hablar en este invierno americano fue Sebastián Castella, al que lo único que le faltó fue torear en México, toros.

       ‘EL PATO’ PERSONAJE MAYOR
    Se llamaba Don Hilario Pérez Anzaldo y abrió la Puerta Grande de la historia taurina de este país con la rubrica de ‘El Pato’,  personaje  irrepetible de las plazas de toros de las que hizo  suyos los tendidos a partir de haber asentado su trono en la Plaza México, en donde fue latido ardiente de ‘La Porra Libre’ desde donde le dio rienda suelta al personaje de mayor ingenio que ha concebido la tauromaquia tricolor y es que Don Hilario ‘El Pato’ con esa su agudeza, fineza, sarcasmo, sabiduría, irreverencia, humor y sobre todo autoridad a la que le daba vida a través de su colorida voz con la que con una sola expresión era capaz de cambiar el curso de una corrida, ‘El Pato’ poseía un encanto  que invitaba a ser escuchado, máxime que sus conocimientos de la fiesta eran totales y cuidado de aquel torero, ganadero o simple mortal, que le avivara el ingenio porque lo mismo lo elevaba a la fama que lo sepultaba en el ánimo del tendido, toda esta remembranza salta porque hace  XXI años que Don Hilario Pérez Anzaldo se enfundo en su catafalco para emprender  el paseíllo eterno y desde entonces nadie ha vuelto a ocupar su lugar, ya que con su partida se rompió el molde,  hoy me viene al testuz aquella tarde en la Santa María de Querétaro cuando Manolo Martínez hizo debutar en encerrona seis toros de su propia ganadería, a los que le fue imposible hacerles fiesta, pues los bureles  no estuvieron a la altura de tan importante acontecimiento y entonces retumbo la voz del ‘Pato’ diciendo -‘Manolo miéntale la madre al ganadero’- ese era Don Hilario cuyo legado fue darle sabor y color al tendido y mas aún, heredar a la fiesta a su primogénito Don Pedro Pérez quien es un taurino apasionado pleno de personalidad, excelso en claridad, reglamentación, torería, ganadería, cultura, ética, valor y quien desde hace rato  debería de ocupar el biombo de Juez de Plaza, por todo ello, un recuerdo caluroso para Don Hilario.

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