23 junio 2010

Recordando a Fermín Rivera"


Por Antonio Casanueva

   
El próximo martes 29 de junio, se cumplirán 19 años de la muerte del gran maestro potosino Fermín Rivera debido a padecimientos cardiacos que le afectaron a lo largo de su carrera, por lo que en esta ocasión, tal y como lo venimos haciendo  año con año, "Rincón Taurino" desea dedicar esta sección tanto a su memoria como a su indudable aportación a la Fiesta Brava.

Rivera quien  además de una indudable figura del Toreo, no solo nacional, sino internacional de los años cuarentas y cincuentas,  fuera padre y maestro del gran Curro Rivera, lo que sin duda, merece una mención muy especial, ya que logró dar continuidad a la carrera de su padre, iniciando, entre ambos, una Dinastía con Rafael y un segundo Fermín Rivera, quienes  desafortunadamente no despuntaron.

Curro en cambio, alcanzó los mas altos niveles de torería,  junto con el hidalguense Jorge Gutiérrez y Mariano Ramos formaron -lo que hasta la fecha- podría considerarse como la última tercia de auténticas figuras del toreo mexicano, ya que seguimos esperando la siguiente generación de nacionales,  pues  si no fuera por los extranjeros:  Enrique Ponce y "El Juli" entre otros provenientes de fuera de nuestras fronteras, la fiesta brava nacional estaría  sufriendo la peor crisis de su historia.

Fermín quien siendo potosino estuvo extrañamente ligado a Puebla desde sus inicios, nació  en la ciudad de San Luís Potosí, el 20 de marzo de 1918, por lo que al morir tenía 73 años de edad. Se presentó como novillero en su ciudad natal, el 29 de noviembre de 1931 a la edad de 13 años . Debutó  en El Toreo capitalino, dos años después, en un festival vestido de traje corto, para luego aparecer formalmente en esa plaza vestido de luces el 3 de junio de 1934 y luego de una exitosa campaña como novillero en la que llegó a actuar en quince tardes de las cuales se recuerda que nueve fueron consecutivas, alcanzando grandes triunfos y merced a ellos, tomó la alternativa, en esa misma plaza el 8 de diciembre, de manos del otro Fermín Espinosa "Armillita Chico" quien le cedió al toro de nombre "Parlero" procedente de la ganadería de Rancho Seco, siendo el testigo el español Fernando Domínguez. Cabe aclarar que el potosino, en esa tarde, tal y como había sido durante sus actuaciones novilleriles, se alzó con un nuevo y espectacular triunfo.

Debido a esos grandes éxitos  que se extendían reiteradamente por todas las plazas de la República, ya que Fermín toreaba de continuo, alcanzando grandes éxitos, llegando el MOMENTO en que fue invitado por el Gral. Maximino Ávila Camacho, a la sazón empresario taurino, ganadero,  terrible cacique de nuestro país y hermano de quien entonces fuera El Presidente de la República de aquel México de novela, de los años cuarentas.

En dicho evento ambos personajes tuvieron ciertas diferencias entre Fermín Rivera y el propio Maximino, de quien se dice que enfurecido, ordenó a sus múltiples pistoleros, matarlo de inmediato  como solía hacer dicho personaje con todos sus enemigos,  por lo que Fermín se vio obligado a salir huyendo de la hacienda en donde se encontraban, en el interior de la cajuela de un automóvil, para posteriormente  abandonar el país, para  refugiarse en Portugal, hasta la muerte de tan peligroso cacique.

Cabe aclarar que durante ese lapso, la carrera de Rivera se vio limitada a Francia y Portugal, ya que tanto en México como en España sostenían  diferencias taurinas, por lo que había sido decretada una ruptura total, llamada : "El Boicot taurino" por lo que no podían torear ni mexicanos en España ni españoles en México, no siendo sino hasta finales del año de 1944 cuando se solucionaron tales diferencias.

Una vez reanudado el convenio, Fermín volvió a España en donde llegó a torear hasta 25 corridas durante esa temporada española, permaneciendo en España durante el invierno para colocarse en primera fila al año siguiente, confirmando la alternativa en Madrid  el 8 de julio de 1945, de manos de "El Andaluz" siendo testigo Manolo Escudero, con el toro "Algarrobo" de la ganadería de Sánchez Fabrés, alcanzando grandes triunfos en diversos cosos peninsulares por lo que llegó a sumar 40 actuaciones en España..

De regreso a México, En la capital de la república, se recuerdan con emoción sus grandes triunfos con los toros "Clavelitos" de la ganadería de Torrecilla, a partir de la temporada  1954-55.  Especialmente la tarde del 20 de febrero, en que actuando con "El Calesero", el español Emilio Ortuño "Jumillano", un torero de corte clásico y el propio Fermín, quienes mataron una corrida de Torrecilla.  En esa tarde  tanto Rivera como "Jumillano" cortaron las dos orejas y el rabo a los toros "Clavelillo" y "Amapolo" respectivamente, sosteniendo una gallarda competencia, en donde ambos toreros bordaron el toreo.

Para culminar las diferencias de aquella inolvidable tarde, la empresa organizó un mano a mano nocturno entre ambos toreros, en la misma plaza y al siguiente sábado, el que resultó nuevamente sensacional y donde ambos toreros alcanzaron otra vez, los máximos trofeos: Fermín al séptimo toro un ejemplar de regalo de nombre "Traguito" de Torrecilla, en tanto que el español al octavo, de nombre "Lucerito" de Ernesto Cuevas.

En resumen aquella temporada resultó grandiosa para la afición capitalina en general pero muy especialmente para el matador Fermín Rivera, quien llegó a torear hasta en cinco distintas ocasiones, alcanzando además de las faenas descritas, nuevos triunfos al cortar 4 orejas mas a toros de Chucho Cabrera y nuevamente dos orejas y el rabo a "Toronjito" desde Rancho Seco, así como  el trofeo de  La Rosa Guadalupana que estaba en disputa la última corrida de la temporada efectuada el 17 de abril, convirtiendo a la afición capitalina, en apasionada "Riverista" y logrando que al conjuro de su nombre, se dieran los mas impresionantes llenos de su historia, en la plaza capitalina.

Durante ese mismo año de 1955 cuando toreaba en la Plaza de Monterrey, Fermín Rivera, después de cortarle las orejas y el rabo al toro "Venado" de Tequisqupan,  sufrió un grave infarto al miocardio que a punto estuvo de cortarle la vida, tardando dos años su recuperación para despedirse en la capital el 17 de febrero de 1957 en una apoteótica tarde, regresando a los toros en 1960 durante una tarde en Tijuana,B.C. y retirarse definitivamente en 1964 en San Luís Potosí.

ANTONIO  CASANUEVA


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