22 julio 2010

Nacer en Cataluña, vivir los toros y morir en otra tierra

21 de Julio 2010


Verónica, joven aficionada a los toros, catalana, y ahora teme porque no pueda disfrutar de su afición en su propia tierra.
No logro recordar la primera vez que asistí a los toros, por una parte me apena el hecho, con lo importantes que son las primeras veces en la vida, no consigo recordar ni el cartel, ni las faenas, ni los toros…nada. Era muy niña, quizás demasiado, pero por otro lado pienso, que cuando algo forma parte de tu vida, creces con ello y te enseña esos valores tan importantes, solo hay que quedarse con el recuerdo de las sensaciones, las tardes de alegría, la piel de gallina, las lágrimas de emoción…, con esos sentimientos que por más que pueda tener mil vivencias nada podrá ponerse a la altura de una corrida de toros.

Y llega un buen día, sin saber por qué, algo tan grande como nuestra fiesta nacional se convierte en enfrentamiento político, en la lucha de unos pocos por separarnos más aún de España. Es duro para una aficionada como yo tener que oír la cantidad de agresiones y sandeces que se dijeron, por parte de unas personas que doy por hecho que jamás se han dignado a asistir a la plaza. ¿Qué culpa tenemos nosotros de su falta de sensibilidad? ¡Ninguna! El último revés es la libertad de voto del Partido Socialista de Cataluña, teniendo en cuenta que las juventudes socialistas se declararon antitaurinas, la verdad que me puedo imaginar el resultado del día 28. Cuanta hipocresía política, esta no es la Cataluña en la que he crecido, la de la “pluralidad”, donde todo cabe, todo menos lo que a cuatro señores, que desgraciadamente nos representan, se les antoje votar. Lo que no saben es con lo que están jugando, están jugando con los sentimientos y la manera de vivir de mucha gente, y señores, no se olviden de una cosa, ¿qué quieren proteger al toro?, ja, si aquí hay alguien que conoce, respeta y ama al toro somos nosotros, pero claro, no se le pueden pedir peras al olmo.

Está claro que el debate está en la calle, toros si toros no, dos minorías entre el gran“no sabe no contesta”. Quizás parte de la culpa sea nuestra, esta no es más que la última batalla, los cimientos estaban ya heridos de muerte, creyéndonos infinitos, sin darnos cuenta que la primera batalla la ganó el ex presiente Jordi Pujol, quitándonos las portátiles, o mejor dicho, arrancando la fiesta de cuajo y sin piedad de los barrios y pueblos de Cataluña, que son escuelas de aficionados, al igual que los toreros necesitan hacerse en los pueblos. Esta ley, incluso fue respaldada por algún periodista taurino, como el señor Antonio González, que en la revista Toros 92 afirmó no era digno para un toro morir en una plaza de quita y pon. Pues mire ahora señor Antonio, serás más digno morir en el matadero, pero eso sí, fijo y de obra...  Aunque a esas alturas la fiesta ya estaba tocada, el encargado de ello fue la empresa Balañá, cambiando al aficionado por el guiri, con toreros y ganaderías modestas, pero ya se sabe, para algunos esto no es más que un negocio, espero que se hayan dado cuenta que ha sido pan para hoy y hambre para mañana.

Lo que me costó concebir más aún fue la prohibición de entrar a la plaza a los menores de 14 años, claro, si, pobres, cuanta insensibilidad, qué traumático para esta generación del botellón, de la play station, generación con acceso a todo en internet, y cuando digo a todo es a todo, como van a asistir a este cruel asesinato. Pues perdónenme, pero en los toros se aprenden valores fundamentales para el día de mañana ser gente por derecho, valores  que se han perdido, como el que hoy en día es el gran cáncer de la sociedad, el respeto, pero claro... es mejor el no me rayes. No nos engañemos, señores, que Bambi era una película de Disney, que Babe no era valiente, solo era un cerdo; que los conejitos no son dulces y cariñosos como nos los pintan, despertemos, que la vida siempre al final es  muerte, que los animales no hay que humanizarlos, solo son animales, a los que hay que respetar, pero nunca darle los mismos derechos que a una persona.

Dicho esto, como se puede plantear la vida una aficionada como yo, a partir del día 28, si la peor de las noticias llega. Recuerdo la frase de José Tomás cuando reapareció,“vivir sin torear no es vivir”, y me pregunto si vivir sin ir a los toros es vivir. Cuantas cosas se me pasan por la cabeza, pero sobretodo una, la rabia que me da darles el gusto a unos cuantos, los nacionalistas, y tener que dejarles mi Cataluña, a la que no reconozco, huir buscando mi autenticidad, y con una cosa clara, la pena que me da dejar en esta tierra a mis padres, donde un día vinieron buscando una vida mejor, a una tierra de libertad y oportunidades, teniendo claro que aquí no hay lugar para mis futuros hijos, que quiero que crezcan y se eduquen con decisión propia, con la libertad que un día buscaron mis padres para mí y hoy se ha esfumado.
Veronica, aficionada catalana
Foto: aficionados catalanes en La Monumental. Archivo 

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