Manuel Ureña “El Indultado” |
POR SUS 42 AÑOS DE ALERNATIVA
- Carlos Alberto Espinal
El próximo 29 de septiembre, Manuel Ureña “El Indultado”, el polémico matador capitalino oriundo del barrio más taurino del país –Mixcoac-, será objeto de un merecido homenaje dentro de las festividades de San Miguel, en la plaza jalisciense de Yahualica, que cumple 62 años de construcción y festeja 42 años de que dicho diestro tomara la alternativa de manos de “El León de Tetela” Joselito Huerta, quien le cedió el toro “Bienvenido” del hierro de San José de Buenavista, ante el testimonio de Jesús Solórzano, hijo, corrida en la que resultó triunfador por pasear la única oreja, que le cortara al sexto de la tarde por un excelso estoconazo.
Cabe recordar que el único doctorado que ha vivido en su historia dicha plaza, es precisamente el del “Indultado”, por lo cual la ceremonia del homenaje en la que se develará una placa relativa al acontecimiento, será en la corrida de feria de este año en la que actuarán José María Luévano, Ignacio Garibay e Israel Téllez, mismos que lidiarán astados de Cerro Viejo.
“Fui un torero con mucha vergüenza y dignidad, nunca me dejé amedrentar o mangonear, para ser alguien en los ruedos. Tuve muchos problemas con otros matadores que surgían y con las propias circunstancias que encerraba la fiesta, pero me sobrepuse contra todo”, nos dice el “El Indultado” en exclusiva con lágrimas en los ojos recordando sus difíciles andanzas en la profesión, que lo llevaran después a triunfar en el plano internacional de la música vernácula mexicana y flamenca, al estar impedido para torear por las cornadas que recibió durante su efímera carrera, cuyas secuelas a la fecha le tienen recibiendo terapia de la columna y la pierna izquierda en el Hospital General del Sur de la Ciudad de Puebla, ciudad donde radica actualmente.
En una época donde hacerse torero era un sueño difícil de cristalizar, debutó en México como novillero en la temporada de 1964, en la plaza de toros “Aurora” –cercana al D.F.-, donde triunfó en tardes consecutivas, que le permitieron encartelarse en la plaza México, donde arroyó “con todo y con todos”, hasta hacerse de la oreja de plata al año siguiente por la vibrante y macha faena que le hiciera al toro “Rajatablas” de La Laguna y contar con una carrera novilleril de 4 años surcando triunfante las plazas de Huamantla, Ciudad Juárez, León y San Luis Potosí, antes de hacerse torero el 29 de septiembre de 1968 y tener una efímera carrera de matador de toros, hasta que empezó a ser objeto de “boicots” a causa de su carácter “indomable”, como lo calificara el célebre José Alameda.
Su célebre biografía, “El indultado Manuel Ureña” de la escritora María Elena Gómez Mondragón, va por la cuarta edición y está por ser traducida tanto al inglés como al francés, la cual ha interesado mucho porque en ella no solo relata el pasaje insólito de la historia de nuestra fiesta sucedido en la feria de navidad de San Francisco Zapotitlán, Guatemala, el 24 de diciembre de 1960, fecha en la que un toro le “cortó” la oreja izquierda al intentar hacer un cambiado por la espalda de hinojos al hilo de tablas, que provocara que el periodista del periódico Ovaciones José Antonio Trejo, lo bautizara como “El Indultado”, sino que en ella describe el sufrimiento y andares de un maletilla que contra viento y marea no se dejó vencer por las más crueles circunstancias hasta cumplir su sueño… Ser torero.
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