“UN SILENCIO DE MUERTE “
- Por Antonio Casanueva
La semana anterior, el jueves 29 de diciembre de 1940 para ser mas exactos, se cumplieron 70 años de la mas espelunante tragedia ocurrida en ruedos mexicanos, debiendo ser precisamente en el ruedo de la Plaza de toros “El toreo” de México
por aquellos años el máximo escenario de la Fiesta brava en nuestro país.
Ocurrió que en esa tarde, para matar quinta corrida de la temporada 1939-40. estaban anunciados José Gonzalez “Canicerito de México”, Alberto Balderas, tambien llamado “El Torero de México” y Andres Blando, quien recibiría la alternativa con una
corrida de la ganadería tlaxcalteca de la ganadería Piedras Negras, fue aquella una tarde fria y lluviosa y pese a ello, la plaza se encontraba materialmente llena a reventar, no como ahora que en la llamada Monumental Plaza México, para las corridas de fin de año, en que mas parece que fueran anunciadas para verse por televisión a puerta cerrada.
El coso como digo arriba, se enconraba llena a reventar, ya que tan solo 15 dias antes, ese mismo público había disfrutado grandemente viendo al torero de M{exico realizar una gran faena a “Granadino” de Coaxamaluca al que le había cortado una oreja, entre grandes protestas en contra de la autoridad porque el público solicitaba que se le dieran las dos. En una tarde en que como era su costumbre, había pasado por encima de su alternante Fermín Espinosa “Armillita Chico”, por aquellos tiempos la gran figura del toreo de nuestro país y según dicen las crónicas de la época, Balderas, había dado una vuelta al ruedo antes que se iniciara el festejo, con los ojos llenos de lá
Grimas, por la emoción que le produjo tal recibimiento.
Con el primer toro de la tarde, Balderas otorgó la alternativa a Andrés Blando, en tanto que con el segundo “Rayao” al que Balderas le cortó las dos orejas por gran lucimiento en los tres tercios de la lidia. Y…Salió el tercero… de nombre “Cobijero” el que correspondía a “Carnicerito”, quien se encontraba pidiendo permiso para pasaportarlo, cuando el toro se arrancó contra del burladero en que se encontraba Balderas, atropellándolo, echándoselo a los lomos e infiriéndole la mas espantosa cornada que se hubiera visto en esa plaza, causándole inenarrables destrozos en el hígado, estomago y bolsa intestinal.
No obstante la gravedad de la cornada el hombre todavía pudo incorporarse por si mismo de la arena y dar unos cuantos pasos, para caer sobre la arena del ruedo hasta donde llegaron las asistencias para llevarlo a la enfermería en donde pasados unos cuantos minutos de la cornada, el torero expiró. De inmediato, la plaza que como hemos dicho al principio se encontraba llena a reventar, se cubrió de un silencio nunca antes visto, a que las cr{únicas del dia siguiente, los periódicos que narraron la corrida sin ponerse de acuerdo llamaron un SILENCIO DE MUERTE.
Alberto Balderas, un torero muy castigado por los toros, fue hijo de un gran músico, nació en la capital el 8 de abril de 1910, debut{o como novillero en la placita “Merced Gomez, la que se encontraba en los terrenos del barrio de Mixcoac en el año de 1926, presentándose en El Toreo al año siguiente y luego de un éxito singular por las principales plazas del país, marcó a España en donde actúa con éxito de novillero, tomando la alternativa en Sevilla, España el 19 de septiembre de 1930 de manos de Manuel Mejias “Bienvenida-hijo” siendo testigo Andrés Mérida con el toro “Hocicón” de Guadalest.
Regresando a nuestro país para confirmar la alternativa en “El Toreo” el 2 de Noviembre de 1930 alternando con Heriberto García el español Manuel Ximenez “Chicuelo” con el toro “Provinciano” al que le corta las dos orejas y el rabo, repitiendo la tanda en cinco tardes consecutivas en que toreó en dicha temporada, alternando a mas y nada menos que con las máximas figuras de aquel tiempo. Descanse en Paz, Alberto Balderas en el Setenta aniversario de su todavía dolorosa muerte.
ANTONIO CASANUEVA
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