- Por: Antonio Casanueva
“Nunca, en mi vida privada o profesional, he consentido que nadie ,quiera verme por encima del hombro . De igual a igual si, pero mas arriba no”
“Si hubiera tolerado humillaciones o reconocido superioridades, otra hubiera sido mi suerte como torero”. Así con esas palabras Rodolfo Gaona, quien también fuera conocido como “El Indio Grande” comienza el análisis de su vida profesional como torero, vertidas por el mismo, en una reunión de amigos en su propia casa en Mixcoac, en el D. F., cuando se le intentó convencer para que escribiera su propia historia y con las cuales daba comienzo al análisis de si mismo, en la biografía que dictada al periodista taurino y apasionado partidario del torero en cuestión,
“Monosabio”, pocos años después de su despedida de los ruedos, sirviera para la aparición del inolvidable libro : ”Mis veinte años de Torero”.
Rodolfo Gaona, quien había nacido en la ciudad de León, Gto. el 22 de enero de 1888, que se incorpora a ”La Cuadrilla Juvenil Mexicana” comandada por el antiguo peón de brega de la cuadrilla del matador español “Machaquito”, Saturnino Frutos “Ojitos”, quien a partir de esa fecha se convierte en su guía, maestro y apoderado. Para que luego de recorrer con algún éxito diversas plazas de nuestra república al mando de mencionada “Cuadrilla Juvenil”, hasta que ambos discípulo y maestro, deciden emprender el viaje hacia la Madre Patria en busca de nuevos horizontes y buscar el camino mas adecuado para convertirse en una figura del toreo.
Allá en España con la ayuda de “El Jerezano”, “Ojitos” organiza la primera corrida en la que debutaría su pupilo, la que finalmente y no sin existir algunos problemas, se dio la placita torera de Tetuán de las Victorias, en donde Gaona recibe la alternativa de matador de toros, de manos del propio Manuel Lara “Jerezano” quien le cede al toro “Rabanero” de la ganadería de don Jacinto Peñalver, iniciándose de esa manera una lucha de ambos ; alumno y maestro en la que ambos deberán enfrentarse juntos a un sinnúmero de contratiempos, hasta obtener el reconocimiento primero y la supremacía después, lucha que no habría de concluir sino hasta la misma tarde de su despedida de los ruedos; el 12 de abril de 1925, la plaza de “El Toreo” de la capital mexicana.
Tanto para Gaona como para su mentor esta lucha no les fue nada fácil, ya que debieron enfrentarse primero a las figuras consagradas, para luego competir con la pareja de moda: formada por: Joselito y Belmonte, con quienes nuestro personaje alternó en innumerables ocasiones, llegando a triunfar con frecuencia incluso por encima de ellos, hasta que la trágica muerte del primero; José Gómez “Joselito” en la plaza de Talavera de la Reina en 1920 y mas tarde, la consecuente despedida de Belmonte.
Tan trágico hecho, prácticamente obliga a nuestro personaje Rodolfo Gaona a retornar a México luego de actuar en aquel país por mas de 17 temporadas consecutivas, actuando como queda ya dicho en mas de 500 corridas de toros, a los largo y ancho de la península Ibérica, alternando con las principales figuras de la época y en las mas importantes Ferias y corridas celebradas durante aquellas temporadas.
A Rodolfo Gaona igualmente conocido como “El Petronio de Los Ruedos” con lo que se quería hacer notar, además de su elegancia y clasismo tanto para portar el terno de luces, como por su calidad estética para ejecutar las principales suertes del toreo, la vida y por tanto su competencia dentro y fuera de los ruedos, no le fue fácil ya que tuvo que competir y ajustarse a lo largo de su carrera, con tres distintas épocas del toreo y los naturales cambios que esto representó tanto por parte del público que asistía a las corridas, como por los comentaristas que juzgarían sus faenas y por supuesto al tipo de toro variante en las diversas temporadas en que actuó.
A finales de la temporada taurina de 1920 Rodolfo Gaona retorna a su país, convertido en la gran figura para quedarse en él y no volver a España mas que una sola vez en 1923, con el que pretendió despedirse de aquella afición permaneciendo en activo hasta 1925 en que se despide definitivamente de los ruedos. Durante esos últimos cinco años de su carrera profesional, fueron muchas e inolvidables las faenas realizadas tanto en los diversos cosos de nuestra república como en “El Toreo” capitalino así como los toros inmortalizados en esas plazas, de los que pretendemos dar debida cuenta a nuestro lectores en estas mismas páginas pero en futuras ocasiones y así dar cuenta de la inmensa calidad profesional como competitiva de este gran torero, tales como Los “Revenidos I y II” , “Sangre Azul” y “Lamparillo”, este último un sensacional ejemplar procedente de las dehesas españolas del Duque que Veragua y tantos otros que se guardan en la historia taurina tanto de este inmenso torero como de nuestro país.
Para terminar este emocionado comentario, sirva decir que Rodolfo Gaona se retiró el 12 de abril de 1925 en el ruedo de “El Toreo” capitalino, hace exactamente 86 años actuando en un mano a mano con Rafael Rubio “Rodalito” y sobresaliente el entonces novillero, el tapatío Pepe Ortiz, en la muerte de 6 toros; 2 de Atenco, 2 mas de San Diego de los Padres y otros dos de Piedras Negras, así como el de regalo “Azucarero” igualmente de San Diego, un berrendo en cárdeno marcado con el número 20, que fue de una calidad extraordinaria y con el cual terminaría su carrera profesional este torero dentro de los mayores éxitos de su vida, siendo ovacionado hasta el delirio por un público que lo admiraba y quería, despidiéndolo como a muy pocos antes les había despedido.
Pese a las múltiples oportunidades y ofertas que tuvo a lo largo de su vida por lo recio de su carácter, Rodolfo Gaona no volvió a vestir el terno de luces, aunque a decir verdad fueron muchos los festivales en los que actuó, la mayoría de ellos por motivos benéficos, hasta que en la tranquilidad de su domicilio particular entregara su vida al supremo Creador el 20 de mayo de 1975 a la edad de 87 años.
Descanse en Paz.
Antonio Casanueva
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