13 septiembre 2011

LAS COSAS PASAN POR ALGO


INCLUSIVE POR DESCUIDOS O POR EDAD… LOS DULCES DE “EL ALGABEÑO”.
  • por Pedro Julio JIMENEZ VILLASEÑOR


NO VAMOS a hacer leña del árbol caído, lo que acaba de suceder en Guadalajara con el brutal y funesto “accidente” al monosabio Salvador Hernández González debe de poner sobre aviso a las autoridades de reglamentos de toda la republica. Me refiero concretamente a la exagerada población vista en los callejones de las plazas de toros tarde a tarde y a darle una muy buena revisada a las condiciones de paso libre a todo tipo de las personas que intervienen en un festejo taurino.



POBLACIÓN ABUNDANTE vemos por los callejones que puedo asegurar en veces es de personas que no tienen nada que hacer en esos lugares. Personas que andan de un lado hacia el otro dejándose ver más que cumpliendo con sus deberes, poniéndose en riesgo y muchas de las veces “tocando” a los bureles que en el ruedo están y corriendo el riesgo de accidentes que no tienen por qué darse, estorbando el libre trafico de aquellos que si deben de cumplir un cometido en ese lugar.
EL CASO que menciono al inicio es medianamente entendible, Salvador Hernández González, el monosabio fallecido, cumplía con su trabajo, pero la duda de lo que nos inquieta es por otro lado, es sobre la edad que no perdona a nadie y aun así ejercen puestos que no dan seguridad tanto a ellos como a sus compañeros. A los 69 años de Salvador, cumplidos el pasado 8 de julio, los reflejos y condición física nunca son las aptas para desarrollar estos quehaceres, con seguridad ahora los diferentes e indispensables cuerpos de servicio de plaza que acoge a los monosabios, deberán de hacer una cuidadosa revisión de la edad de todos sus miembros.
ERA SALVADOR un hombre activo, eso nadie lo va a poner en tela de juicio, a esa edad tenia merecimientos validos para solicitar su pensión al estado ya que de ahí depende la dirección forense en donde este hombre laboraba haciendo autopsias. Al momento de escribir esta nota, las tres de la tarde con 45 minutos, su cuerpo llegaba a la funeraria de su entrañable amigo Lorenzo Gómez, ex monosabio que también vio muy de cerca a la muerte, el 13 de agosto de 1994, ya que en toriles un novillo le infirió graves cornadas, y ahora está la esposa e hijos de su compañero velando y despidiendo al jefe de la familia.
ME DECIA Lorenzo que él fue quien desde el tendido se comunico a su funeraria y que su secretaria le recordara el número telefónico del amigo que veía le trasladaban a la enfermería en esos momentos, ya que por increíble que pueda parecer otro de los monosabios se acercaba al graderío para solicitarle lo mismo. Esto parece decirnos que la desorganización en el grupo es desastrosa ya que ni los datos más básicos de sus agremiados los tienen a la mano.
DON SALVADOR va ser sepultado hoy miércoles en el llamado panteón Guadalajara, o Nuevo, como también le llaman, esto es en “La Federacha” o colonia La Esperanza, la misa de cuerpo presente será en la iglesia de Santa Cecilia a las doce del día y de ahí el cortejo se trasladara hasta la calle de Belem 636, sede de las instalaciones del Servicio Médico Forense donde sus compañeros de labores  han solicitado permiso para darle un adiós y brindarle un minuto de aplausos.
COMO SIEMPRE sucede creemos el tema de la seguridad en los cosos será retomado y cobrara actualidad, esperamos sirva para beneficio de la fiesta a la que tanto le debemos. Y ya para terminar…
A LAS 7 y 30 minutos de la tarde se presentó en el recinto funerario el matador de toros tapatío Alfonso Hernández, “El Algabeño”, fue a despedir al amigo y a solicitar el permiso de la familia para depositar en el ataúd un pequeño obsequio para “Chava”, esto era un puñado de dulces semejantes a los que el monosabio le ofrecía en cada una de las tarde en que él actuaba desde novillero en Guadalajara, y lo siguió haciendo cuando el hijo de Alfonso, “El Pali”, tenía la fortuna de verse anunciado en esa plaza llamada Monumental Jalisco. Al igual es que ya se ofreció a ponerse al habla con las personas indicadas para organizar el obligado festival en beneficio de los deudos. ¡Olé Alfonso!… Nos Vemos.  

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