29 diciembre 2011

LAS CHARLAS CON EL BARDO DE LA TAURINA


RAFAEL CARDONA Y CONCHITA CINTRÓN

En estas épocas en que la ‘Diosa Fortuna’ suele manifestarse de alguna manera, en forma de palabra magistral se me hizo presente la sabiduría de ese excelso maestro del periodismo, del taurinismo y de muchas otras culturas  que lo es Don Rafael Cardona, personaje que no necesita de panegíricos pues ya los posee todos,  y de quién sin embargo no estaría de más decir que en el cuerno de la taurina  de cabo a rabo es una autoridad y por ello cuando se refiere a Conchita Cintrón la ‘Diosa Rubia del Toreo’,  pues aquello se torna en fantasía lingüística, máxime cuando seguramente  sobre la faz de la tierra nadie   ha escrito sobre esta torera mayúscula de la manera que lo ha hecho el maestro Cardona en faena literaria de ‘Puerta Grande’ y la cual en un lance de señor elegante y boyante ofrece pronto compartir con usted lector algo de lo que  yo asevero majestuosamente esculpió  sobre Conchita Cintrón, rejoneadora nacida en Antofagasta Chile, hija de padre puertorriqueño que luego se avecinara en el Perú de donde la dama tomaría el cariño y ese sentirse tan andina que siempre rubricó su vida de la que muy pronto estaremos gozando aristas desconocidas gracias reitero, a la galanura del Premio Nacional de Periodismo Don Rafael Cardona.
 
Ante ello pues se imponía descorchar un ‘vinho verde’ ese que toma su nombre por el matizado del paisaje  donde se cultivan las ‘uveiras’  en la región del Minho en tierras lusitanas donde muere hace unos tres años la inmensa rejoneadora e ídem torera de a pie y quién entre sus legados deja al mundo taurino su libro ‘¿Por qué vuelven los toreros?’ de Editorial Diana (1977) y de donde extraigo para invitar a usted a leerlo algunas citas que por su contenido son ‘oro rubio’; ‘Si yo sé de toros y de público, aquella multitud que grita hasta levantar un ídolo de seda y oro y luego tiene placer por verle desplomarse en lágrimas…o muerte’, ‘La fiesta tiene sus raíces, como toda flor, en el lodo abonado de la miseria; pero éstas dispuestas están para quienes miran hacia abajo, y en la vida hay que mirar hacia arriba, ¡Siempre hacia arriba!
 
Y algo que es mucho por que nos invita a la reflexión y más en estos tiempos en donde parecería que todo sigue igual a cuando la autora lo escribiera; ‘Y hemos vuelto al ruedo y a los tendidos enfurecidos; al veto de compañeros envidiosos; a la lucha mezquina entre apoderados y a la ignominia de matadores que se han negado a torear, exigiendo al último momento más dinero. Y he  conocido a apoderados que han arruinado a torerillos porque tenían clase y podían hacerle sombra a su propio poderdante. Y  he visto cómo figuras del toreo se negaban a sortear los toros con sus compañeros y estos tenían que aceptar las injusticias, sin ni siquiera abrir la boca para evitar el veto de los grandes. Y he notado cómo faenas buenas se acedaban bajo plumas viles de críticos sin honra, y he leído el aplauso de esos mismos escritores frente a la actuación mediana de bolsillos generorosos; y he oído cómo un matador de toros se emborrachó de alegría la tarde en que un toro mató a su rival, y como el rival aquel compraba espontáneos para arruinarles las faenas. He visto todo aquello, y he visto el fraude del corte de los pitones, y el engaño del corral pequeño con agua y pienso. Y he notado cómo se inclinan ganaderos, se excluyen toreros, se imponen los fuertes y se subyugan los débiles. Y todo esto he visto cómo corre, a la par con sangre el dinero. Diríase que navegan barquitos de papel, con números sobre ríos carmesíes. Si; yo sin duda alguna, sé de toros. Y por eso los deje sin demasiada pena. Estaba demasiado cerca. Conocí de más “la miseria de todo lo que parece grande”…
 
Ante estas letras escritas en puntas hace más menos treinta y cinco años por Conchita Cintrón creo que es tiempo que quienes enarbolan o usan algún estandarte con o sin convicción de defender a ultranza a la Fiesta Brava  le pongan nombre y apellido a los actores de este drama y los denuncien pues conociendo al enemigo se estará en posibilidades reales de combatirlo y de no ser así no habría que desechar y hasta confirmar que entre  ‘Los apóstoles del taurinismo’ estén infiltrados algunos  judas.
Así que como dijera Don Jorge Marrón el insigne Doctor I.Q. escuchemos una voz  ‘Abajo a mi derecha’ o ‘Arriba a mi izquierda’ o ‘En el centro’…pero ¡Que se escuchen  sin que tiemble el cogote!

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