- 31 de mayo de 2012/ Luis Ramón Carazo
La Feria de San Isidro acabó para los toreros mexicanos con la actuación deIgnacio Garibay ante los toros de Carriquiri. Como todos sus colegas europeos (a excepción de Iván Fandiño, Sebastián Castella y Morenito de Aranda) no hubo de piña, esto es no lograron obtener una oreja como los dos mencionados y así igualar a la última conseguida por El Zotoluco en Madrid el año del 2000 ante un toro del Puerto de San Lorenzo, quedará la asignatura pendiente para el 2013. Ha sido una serie de corridas para los mexicanos, sin un triunfo rotundo. El momento más emotivo para los nuestros, correspondió al del lunes 21 de mayo de 2012, cuando en el cuarto toro de la tarde, el público brincó de sus asientos en reconocimiento a la gran suerte de varas a cargo de Nacho Meléndez de la cuadrilla del Zotoluco quién, generosamente apoyó, en la ejecución de la suerte de varas, a su hombre de a caballo. En los toros lidiados hasta ayer 30 de mayo de 2012 en Madrid, predominó el sobrepeso, la mansedumbre, la debilidad, el genio, si acaso se salvan los encierros de Baltasar Ibán y Alcurrucén, en los que campeó la nobleza y hubo toros de esos dos encierros que se fueron inexplicablemente con las orejas, al desolladero. Octavio García El Payo, tuvo una mala tarde. Arturo Saldívar fue muy decidido y podemos decir que del paquete del toreo mexicano, su actuación fue la más destacada. El Zotoluco dejó constancia de su conocimiento de la lidia y además sus largas cambiadas de rodillas impresionaron al público madrileño, quién con los demás toreros mexicanos, vio como pretendieron triunfar con la bien aprendida técnica española, pero sin el sello nuestro. Juan Pablo Sánchez confirmó y mostró gran conocimiento, pero le faltó emocionar al conclave en gran medida por la sosería que acusó la ganadería de Juan Pedro Domecq esa tarde, pero cabe anotar en la que en el quite de Morante a su segundo toro, hubiera sido deseable respondiera con el capote en las manos y no quedarse impávido. Diego Silveti con el encierro de Núñez del Cuvillo toreó con gusto en el de la confirmación, pero en el sexto afloró que todavía le falta, más rodaje. Fermín Spínola toreó con conocimiento pero alcanzó poca transmisión en lo que hizo hacia el tendido. Nacho Garibay ni fu ni fa y Sergio Flores novillero a punto de tomar la alternativa próximamente en Bayona, tardó en hacer faena a un encastado novillo de Fuente Ymbro y se le fue la tarde intentando ablandar a la intransigente afición madrileña poniéndose muy firme en el ruedo. Como lo comenté líneas arriba, faltando tres corridas de a pie, del elenco de figuras de San Isidro, solo Sebastián Castella brilló y supo capitalizar las iras de un público que hostiga a los de su sitio a veces de manera incomprensible, si no que lo digan Talavante y Manzanares. El dilema para los toreros mexicanos es saber cuál es la evaluación de los empresarios de Madrid para repetir la fórmula antes nunca aplicada de convocarlos en gran número. Para el resto de las plazas, no parece haber argumentos rotundos de los apoderados para conseguir puestos futuros en las próximas ferias españolas. Ahora bien el prestigio de plaza de tanta raigambre, decepciona a causa de un público intransigente y ávido de kilos de toro y no de su comportamiento en el ruedo. Me parece que tienen confundido kilos con trapío y genio con codicia y nobleza provocando que cada tarde sea para los toreros poco menos que de suplicio, con todo así es Madrid y no pretendemos cambiarlos, allá ellos. Los que tienen que meditar sobre sus actuaciones son nuestros toreros mexicanos, pues ellos saben que no les fue posible dar un golpe de escritorio en la cátedra madrileña y así los argumentos para negociar en México, no les son tan favorables. Ya veremos que sucede. Por lo pronto a prepararse que si bien se perdió una batalla no se acaba la guerra. |
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