26 octubre 2012

RINCON TAURINO: La muerte de Joselillo


  Octubre 25, 2012 

  • Por Antonio Casanueva
Tal y como lo habíamos ofrecido en el número anterior, en que Rincón Taurino se ocupó del  sensible  fallecimiento del matador Mariano Ramos, retoma ahora  el  tema de “Joselillo”  que  había  quedado inconcluso. 

José Laurentino López Rodríguez,  nació el 12 de julio de 1925 en Nocedo de la provincia de León, España. Luego de obtener el visto bueno de su padre, viajó a México en donde pasó  algunos años asistiendo a su hermano mayor en la tienda de abarrotes.   Más tarde,  trabó amistad con gente relacionada con la fiesta brava y, posteriormente con el llamado popularmente  “Ogro del Pino”,  don José Jiménez Latapí, “Don Dificultades “ a quien conoció a través  de otros principiantes,  que participaban en sus  clases taurinas.  “Don Difi” notó que   aquel muchacho, José Laurentino, tenía especial serenidad y valentía frente a los astados  y lo indujo a abrazar el toreo como actividad única y profesional.   Luego de sus grandes éxitos en plazas menores, consiguió que José se presentara en el mayor coso del mundo “La Plaza México la  que recientemente había sido inaugurada en la capital mexicana. 

Así y mientras “Joselillo”  se  encontraba haciendo un fructífera campaña en el sureste mexicano, Don Difi,  comunicó  a su pupilo que la empresa capitalina finalmente había asignado la fecha de su presentación: el 25 de agosto, por lo que le pide regresar de inmediato a la capital.


El debut de nuestro  personaje, no pudo ser más que exitoso. Fue  único en los anales de la llamada Fiesta Nacional y no sólo eso sino que logró despertar como no había sucedido  antes, la pasión, polémica e interés por el rubio torero que si bien era de origen español, el apoderado había tenido la precaución de asegurar la obtención de la nacionalidad mexicana previo al debut  en el coso capitalino, por lo que  ya actuando como mexicano “Joselillo”, nombre comercial seleccionado para el debutante.  La fecha de su debut en La México fue  una mañana fría y nublada que seguramente retraería al público para asistir a la gran plaza, pero no el anhelo del torero debutante para demostrar al apoderado en primer lugar, así como a quienes le rodeaban, lo que podría lograr como torero.

Aquel domingo, cuando todavía  no sonaban  las seis de la mañana,   cuando nuestro personaje ya estaba de pie, saliendo desde la pensión donde habitaba para dirigirse al La Basílica de Guadalupe donde para escuchar la misa y  rogarle  a la madre de los mexicanos que le auxiliara en tan importante trance.  Mas tarde, recogió del sastre  el terno azul y plata,  quedando todo listo para iniciar tan importante día, desayunó tranquilamente, acompañado de la encargada de la pensión, a quien  según sus historiadores, le había dicho: “Gracias Juanita, le aseguro a partir de  esta misma tarde, todo nos será distinto….”.   


El cartel de la tarde del 25 de agosto de 1946, estuvo formado además de “Joselillo”, por Manuel Jiménez “Chicuelín”, Pepe Luis Vázquez así como el andaluz Fidel Rosalena “Rosalito” quienes matarían una novillada de  Chinampas, siendo   la entrada  bastante escasa ya que el cielo estaba entoldado y amenazaba lluvia.  Una vez que partieron plaza y saliera de  los corrales el primer novillo de la tarde, luego de recibir el segundo puyazo, Joselillo se plantó en el centro del ruedo y con el capote por la espalda, instrumentó tres gaoneras y un remate que tuvieron un efecto de descarga eléctrica entre los espectadores  -dice la crónica de aquella tarde-  quienes enloquecidos,  se pusieron a ovacionar  con fuerza al todavía desconocido chaval.

A partir de ese quite, la novillada adquirió un clima eufórico, tanto con ese novillo como con  el siguiente, “Joselillo” tuvo un triunfo apoteótico  que ningún novillero  -así: Ninguno-,  sea antes que después, ha alcanzado en ese coso.   Al grado que  no obstante haber recibido dos avisos  en su segundo novillo y último de la tarde, que “Joselillo”  cortó en esa tarde 1 oreja al primero de su lote y 2 mas con el rabo el segundo de nombre “Campero” de Chinampas, sumando en  total  3 orejas y un rabo, siendo sacado a hombros de la plaza y paseado por las calles de la ciudad hasta después de las doce de la noche, en que exhausto, fue dejado en las puertas de la pensión. Sin duda que esa tarde,  había nacido un ídolo, en la persona de José Rodríguez  “Joselillo”.


Para corroborar esto, su biógrafo mas puntual,  el escritor José Ramón Garamabella,  nos relata en su libro: “Joselillo, vida y tragedia de una leyenda”, una serie de crónicas aparecidas en los diarios capitalinos al día siguiente, entre las que  hemos seleccionado unos párrafos de aquella que  Paco Malgesto escribiera en el diario la Afición quien dice; “Lo mas interesante de la novillada de ayer domingo, fue la revelación extraordinaria  del debutante “Joselillo, un auténtico fenómeno, pero que mejor llamaremos un torero extraordinario…”  o también aquella del ESTO que dijo textualmente:  “..Ayer  como a las ocho de la noche  la lluvia volvió a tomar fiereza y bajo la noche implacable, paseaban las turbas a José Rodríguez “Joselillo”, en hombros por supuesto. Ya que Rodríguez había armado un escándalo grande e hizo estallar sobre el ruedo de la plaza  una explosión de plasticidades. Lo suyo: es el sentimiento puro;  el sentimiento frente a la tragedia del toro, quietísimo, lánguido como explorando un nuevo estilo desmayando nuevos caminos en el arte de torear…”       Continuará…..

ANTONIO CASANUEVA

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