21 diciembre 2012

LAS CHARLAS CON EL BARDO DE LA TAURINA


LA SANGRE DE LA AGONÍA
Se llama ‘La Nuevo León’ y para los aficionados, le anda disputando las palmas cantineras del Centro Histórico a su hermanita ‘La Dominica’, mas  la  vecina de la Suprema Corte de Justicia, tiene atributos  para pavonearse como la más cincha, por ello la cita queda pactada ahí mero, hasta donde habrá de llegar ese taurino entendido que lo es Don Humberto Escalante, quién además entiende de este asunto de la fiesta cornúpeta con holgura, pues es de los que les da por echar capa en las dehesas,  sin más, el taurino dice; - Urge que la fiesta se actualice, se modernice o se adecue a los tiempos presentes porque si no, cuando nos ‘palmemos’ los que ya vamos arañando los setentas y los de unas cuantos años atrás, la fiesta va a chupar faros, esto como resultado de que ahora con la modernidad cualquier individuo que se aplaste frente a la computadora al minuto puede tropezarse con una imagen sangrante, doliente, dramática, patética, agresiva, como lo son; las que se viven o más bien se sufren, cuando el toro entra en el proceso de muerte.- Haber Don Escalante, pídase las otras con todo y botanita (caldito de cola de toro y taquitos de criadillas), por que francamente como que no me checa que un taurino con cincuenta años sobre los lomos, me salga con que la muerte del toro ahora nos asusta - Pues mira mi Bardo, no es que ahora sí y antes no, lo que sucede que en los tiempos del ayer  la gente de todas las índoles, no se daba cuenta de lo que acontecía en los ruedos y ahora sí, dando como resultado, que a cada momento, germinen los llamados protectores de animales. - Óigame Don Humberto, pero no pierda usted de vista que la Fiesta Brava,  más allá de arte implica, bravura y con ende sangre. – Sí pero el hecho es que partiendo de que el momento crucial de la lidia lo es precisamente el de ‘La Suerte Suprema’ y como su nombre lo indica esto implica que para que se realice sobriamente, como debe de ser la muerte, requiere de un alto porcentaje de suerte, pues en su defecto se llega a lo ya señalado -¡Hostelero las otras!…y tráigase la ‘moronguita’ y los chiles toreados- y antes de continuar empinando el codo y soltar la lengua, cabe aclarar, dice el oriundo de Yucatán, que además esto de consumar la ‘Suerte Suprema’ es harto dificultoso, pues para darnos una idea explica que el toro, obvio, tiene huesos y que si al momento de echarse la espada a la cara por razones naturales de un instrumento que mide un metro aprox. y pesa un buen,  se corre el riesgo de que si la empuñadura se mueve uno o dos centímetros, esto implica que al hacer el contacto la variante sea casi de unas diez unidades y esto da como resultado que el matador al pinchar entre en un estado de nerviosismo y con ello se complique el acertar en los viajes subsecuentes o en los golpes del descabello, que seamos sinceros subraya Humberto Escalante, por la emanación de la sangre y lo canijo de las descargas de acero dan un espectáculo dantesco, bueno considerando lo expuesto, ¿Cuál sería la solución para evitar esas escenas y no lastimar de más al toro? Pues reglamentar correctamente ‘La Suerte Suprema’ o más bien adecuarla en benéfico de la propia fiesta, esto se lograría modificando el reglamento a dejarlo en el límite  de ‘Dos viajes de muerte y un golpe de descabello’ si con ello el toro no cae será devuelto a los corrales, ¡claro! sin que esto implique que el burel se le haya ido (vivo) a su matador, lo que  también implicaría una modificación al reglamento en ese rubro.

El tiempo reglamentario para permanecer en el ‘Templo de las Puertas abatibles’ se esta acortando y ello obliga al Bardo a aceptar que los argumentos de este hombre del tendido no son superfluos y si dignos de tomársele en cuenta pues de no hacerlo se podría correr el riesgo de que la situación empeñada por la que atraviesa la fiesta de toros se torne más negra.

Sé perfectamente que a muchos de los enemigos del Bardo no les estará gustando que este tema tan delicado haya sido ventilado en esta columna, mas por donde se le vea, ya no es posible que sigamos ‘avestruzandonos’ por que la batalla por parte de los antitaurinos cada día se aviva más y nada sería peor que nos agarraran como al Tigre de Santa Julia.
 
 

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