17 enero 2013

A R R A S T R E L E N T O

plaza SAN MARCOS

 (14 DE ENERO DEL 2013)
  • POR José Caro

“¡ASÍ ES LA VIDA……!

“….Incluye en alternativa temporalidad la magnificencia del día, y la hondura y la solemnidad de la noche. La vida es así: la luz y la sombra atadas a un mismo proyecto. La vida es así: caprichosa concesión que brinda generosa un espacio para la luna y las estrellas, y otro para el sol radiante. Hay horas para estar en vigilia, y horas para dormir. En ella, transporte al fin, viajan los equipajes de la niñez y la vejez. La vida es así: un ordenamiento que ajusta tiempo y espacio. En ella hay oportunidad para tronar cuetes, y la hay para recoger varitas”.

Y así es el toreo: un maravilloso fenómeno que a veces se pinta en claro, y a veces en oscuro; un fenómeno que a veces se congela como el agua hasta convertirse en hielo, y a veces se derrite en el pebetero del medio día como cera ardiente. Así es el toreo: un fenómeno que sólo un fino retratista pude describir en toda su asombrosa complejidad.

Así es la vida, y así es el toreo: en ambas se han cometido y tolerado, cuando no fomentado, un sinfín de abusos, tantos que parecieran predominar en su espectro luminoso los resplandores del desorden y el caos, del siniestro y la desesperanza, de la insatisfacción y el tormentoso vacío.
Así es la vida, y así es el toreo: ambas parecen hacer trampa con la esperanza, y nunca compadecerse de sus víctimas. Y es que la historia de ambas pareciera haber sido escrita con letras chuecas; en ambas se ha abusado del remedo, y ambas han pedido la credibilidad gozosa del sol brillante. El cuadro insolente de las plazas vacías es un fresco vergonzante, tal y como lo es el lienzo mal pintado de la vida que aparenta no aportar elementos de gratificación para la aturdida humanidad.

Así es la vida. Y así es el toreo: la insípida teatralidad de toros y toreros modernos en México ha hecho más difícil la dificultosa la labor de los aficionados retratistas que, pese a la certeza y certidumbre de sus elementos interpretativos, no atinan a descubrir el verdadero motivo por el cual la sociedad se ha ido retirando de los cosos. Tampoco los analistas sociológicos han descubierto porqué los seres humanos se enfrentan con el don de la vida hasta agredir su entorno y naturaleza. Así es la vida, y así es el toreo.

Por fortuna todavía existen seres interesados  en demostrar que la vida y el toreo son experiencias que, siendo pintadas en tonalidades de claroscuro,  siendo viejas, no se repiten nunca y siempre se renuevan. Y es que, el toreo renovado, siempre nos dejará con la boca abierta y el espíritu conmovido. Así es el toreo: una manifestación que tiene como elemento prioritario el tono de la esperanza, de la alegría, de la inspiración, de la espontaneidad, de la frescura, y sobre todo, del dramático arrebato de la grave inspiración del sentimiento.

Ni hablar: así es la vida, y así es el toreo: experiencias sorpresivas y repentinas, deslumbrantes y pasajeras… como los mil y un pasajes con los que está enriquecido el cálido panorama del toreo en Aguascalientes, territorio en el que la Fiesta parece adquirir la fragancia, el brillo y el resplandor de los días de primavera.

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