- por Pedro Julio JIMENEZ VILASEÑOR
SÍ, SIN novedad alguna ya que el triunfo, y disposición, de la tercia, y el lleno de cerrar las taquillas a temprana hora, fue semejante a las anteriores tardes, se ha hecho ya una sana y muy positiva costumbre ver atiborrados los tendidos y la determinación de los actuantes. La tercia, Rodolfo Mejía, “El Tuquito”, solicitado a saludar después del paseíllo en recuerdo a ser el triunfador del pasado ciclo, tarde en que cortó un rabo, palmas y oreja.
Diego Sánchez, palmas y dos apéndices. Alexis Garay, palmas y palmitas. Los astados titulares, de Campo Grande, chicos, débiles y complicados, hubo de parcharse con uno de Cabrera que se fracturó la mano derecha de salida, en su lugar se lidió uno de Fermín Rivera y el quinto, el bueno, fue de D´Guadiana, perfectamente bien entendido y aprovechado por Diego.
SI ES que escribimos que “palmas, o palmitas”, no quiere decir que fueron quehaceres con tibieza, recordemos que son muchachos que inician y por lo mismo por momentos cortan las tandas o la espada permitía el ambiente se enfriara un poco, bien han estado estos jóvenes. La reseña del resultado ya esta, ya la han leído aquí y en algún otro medio, por lo tanto es que me permito recordar algo sucedido hace muchos años sin que de mi mente se aparten escenas de lo visto hace unas horas y de los pasados festejos…
DON MARCIAL Lalanda sintió celos de ver triunfar fuertemente a los mexicanos en España antes del medio siglo pasado, se ganaban nuestros paisanos los mejores puestos en las principales fechas peninsulares de aquellos años, se llegaron a dar carteles con solo toreros aztecas y eso no le pareció al señor Lalanda que de inmediato puso trabas y el grito en el cielo en contra de los extranjeros, fue cuando resultó el llamado “Boicot del Miedo”, como lo titulara, con mucha valentía, en defensa de los nuestros don Juan Belmonte. Y ni hablar, ante este veto no les quedó más remedio que regresar a su México y esperar a que el conflicto se arreglara, craso error cometió don Marcial, con esta actitud tan corriente, cobarde y medrosa dio pie a que se retornaran y reunieran en su patria y al tiempo surgiera una época de los nuestros que fue bautizada como “Época de Oro del Toreo Mexicano”. Fermín Espinosa, “Armillita”, Lorenzo Garza, Luis Castro, “El Soldado”, José González, “Carnicerito de México”, Heriberto García, Paco Gorraez, Jesús Solórzano, Alberto Balderas y se reúne y adjunta Silverio Pérez quien en realidad nunca formalizó una temporada por aquellas tierras, y así escribir con letras doradas una historia que hasta estos días se recuerda y presume con loas a todos ellos.
VIENE ESTO al caso puesto que ellos abrieron la brecha para que fueran surgiendo posteriormente nuevos toreros, y lo principal, que la afición no decayera. Todo lo contrario, con ellos la afluencia aumentó a los cosos. Hoy, en estos jovencitos, esta el futuro de nuestra fiesta, de cinco tardes todas han sido llenos, sin embargo, irónicamente el porvenir no depende de ellos, siempre ha sido fundamental un empresario agusado, que entre más existan es mejor, que vea por la fiesta y no por un negocio personal, que sepa rematarlos. No veo el porque no podamos vivir otra época de oro, un empresario aguzado, aguzado es sinónimo de avivado, de listo, de inteligente, y muy diferente y distante a abusado, esto ultimo suena a abusar aun así retumbe muy parecido. Ingredientes los hay, falta el cocinero que lo sazone y “el platillo” se solicite en todos lados.
NO ME cansare de decir, y soñar con firmes bases, cómo lo hemos visto, que podemos en la actualidad tener un nuevo figurón del toreo mexicano. En sus respectivos espacios y tiempos se idolatró a seres como don Rodolfo Gaona y a don Juan Silveti, después a los diestros mencionados en párrafos arriba, y les siguieron muchos más, todos sabemos sus nombres y es muy respetable el gusto de cada uno. Por lo mismo prefiero no mencionarlos puesto que… “Del plato a la boca…”
SIN EMBARGO insisto que ahora es cuando el tirón fuerte debemos de darlo entre todos, que cada uno haga lo suyo y ya veremos que no es imposible vivir un nuevo ciclo de alto valor, tanto que la historia lo registre como “Capitulo II” del que hoy hablamos… Nos Vemos.
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