28 mayo 2013

Ocho con Ocho - Lecciones de torería

27 de mayo de 2013
  • Luis Ramón Carazo

El 24 de mayo de 2013 en la plaza de Las Ventas del Espíritu Santo en la celebración de la extensa feria de San Isidro patrón de Madrid se llevó a cabo una de las corridas de toros más entretenidas e importantes que registra la historia de la plaza en los últimos años. Y no sólo me refiero al otorgamiento de 4 orejas lo cual, de entrada, es poco usual en esa plaza sino la manera en que se manifestaron estilos distintos así como maneras propias de cada uno de los toreros que integraron el cartel.
El encierro propiedad de quién es tataranieto, bisnieto, nieto, hijo y padre de ganaderos de toros de lidia, Victoriano del Río es uno de los criadores de reses de más prosapia de la cabaña brava española. En el apartado o sorteo como le llamamos en México antes de la corrida alrededor de las doce del día me dijo: “Una ganadería dista mucho de ser una empresa cualquiera”: “Es un parte de guerra continuo”, asegura Victoriano del Río. “Se ha matado un toro, ha habido cornadas, una vaca se ha roto una pata...”. Además, “hay que alimentar a las reses, cambiarlas de un cercado a otro, hacer saneamientos, vacunaciones, tentaderos, herraderos...”, añade Pablo, hijo del ganadero que
sigue sus pasos.
Pues bien, la ganadería madrileña con ascendencia de Juan Pedro Domecq, Jandilla y vacas de El Torreón, ha logrado toros que se cotizan altos para los carteles de los toreros importantes como fue el caso del 24 de mayo en el que Sebastián Castella, José María Manzanares y Alejandr Talavante fueron la tercia.
Tarde memorable en especial para Alejandro, que resucitó ayer en Las Ventas el toreo total, el de cuando se impone el torero a un toro que parecía imposible por huidizo. Lo transformó con torería, muchos pasajes de la faena a Artillero nos tuvo pendientes de sus intervenciones, con una atención como no recordamos haya suscitado hacia tiempo un torero. Atrás dejo la encerrona
fallida de Los Victorinos. En unos cuantos días fue capaz de darle vuelta a la tortilla trocando las lanzas en cañas para su toreo.
La gran lidia estuvo a cargo de Alejandro. Aquello constituyó una lección de toreo que debería impartirse en todas las escuelas de tauromaquia. Alejandro lo lidió de tal manera que midió perfectamente sus niveles de bravura. Quedó claro que el toro era bravucón, de los que se arrancan de largo e incluso apabullan con violenta agresividad, pero que claudican ante un torero con valor y técnica. Mientras el público aclamaba a Talavante, en un verdadero delirio, el toro se refugiaba en tablas.
En los primeros muletazos repitió el bravucón su agresividad pero el diestro le ganaba terreno, pasándose de cerca los pitones con pinturera impavidez. Derrotado por el convencimiento de poder de Alejandro.La lección magistral concluyó al rodar el toro y las orejas que fueron concedidas, era premio para la importancia de lo que se acababa de producir, estábamos en otra concepción del toreo; aquello que llamamos lidia, el cual se produce con vocación de dominio y de gran espectáculo desde el preciso instante en que el toro salta a la arena.
Sebastián Castella por su parte, al cuarto lo ha toreado con gran profundidad con la muñeca de privilegio que posee para dar los muletazos más completos y templados de toda la corrida para al final, como ya lo dijeron las crónicas obtener una oreja, al igual que José María Manzanares quién a pesar de su belleza y porte para torear a un gran segmento de la afición de Madrid no le convence, con todo y el comentario pero sobre todo gracias a una emotiva estocada a un tiempoarrancando toro y torero al unísono- fue capaz de provocar la petición mayoritaria para recibir una oreja de una corrida inolvidable.
Como también lo fue la actuación de Iván Fandiño en la Corrida de la Prensa el 22 de mayo de 2013 para salir por la enfermería después de una demostración de convencimiento de lo que significa querer ser figura del toreo, la faena el codicioso toro de Parladé de nombre Grosella, pasará también a la serie de lecciones magistrales del toreo eterno. Al aguantar a pie
firme las embestidas con gran nervio por parte del astado. Cuando ejecutó la segunda estocada en la que puso alma, vida y corazón, sufrió peligrosa cogida de la cual afortunadamente se recupera. Su cuadrilla recogió la oreja premio a su gran esfuerzo.
Instantes vividos en un viaje a Madrid de pisa y corre en el que tuvimos la suerte de gritar: ¡Viva el
toreo!

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