ARNEDO,
POR EJEMPLO
Bardo de la
Taurina:
Siempre ocurre
que aunque en estas líneas se trate de preferenciar lo taurómaco, o eso creía
yo, nunca falta que la querencia me jale al antojo y como no va a
ser, si creo que pa’ este día tenemos como referencial una ciudad llamada
Arnedo, situada en la comarca de La Rioja baja, lo que inevitablemente a usted
y a mí seguro nos ha abierto el paladar y por ende mis patillas ya van rumbo a
la cava en busca despavorida de una buena botella proveniente de esos viñedos
tan famosos que no necesito más que brindar por usted y lamentar que no esté
aquí a mi vera pa’ darle matarile a una de cuello largo de Torre Muga que
promete orejas y rabo.
Ahora pues
vayamos adentrándonos en Arnedo pa’ lo cual nada mejor que aterrizar en la
suculenta tasca El Burladero, donde el chuletón horneado y el vino regional son
un premio al buen yantar, pero dejemos lo culinario pa’ que nos sirvan un poco
de antecedentes de esta feria de El Zapato de Oro que es el reconocimiento anual
que los locatarios del lugar entregan al novillero triunfante del serial. Por
cierto que la feria arrancó hace unas cuatro décadas.
Y uno se puede
preguntar ¿por qué esta feria es tan relevante?, y la respuesta es más que
obvia, clara y contundente: porque en Arnedo salen novillos tan cuajados que
una oreja cercenada vale un potosí, por ello quien se precie de ser un
novillero con aspiraciones a la borla de matador y que no haya triunfado por
allá, como que algo le falta y sino que lo digan El Yiyo, Enrique Ponce,
Jesulín de Ubrique, Finito de Córdoba, Javier Conde, Uceda Leal, Morante de la
Puebla, Miguel Abellán, Diego Urdiales o Eduardo Gallo,entre otros, quienes
tuvieron que calzarse el Zapato de Oropa’ seguir caminando por la senda torera.
Y es que una cosa es el huarache y otra muy diferente lo que allá se calza, sin
menosprecio de nuestros artesanos leoneses y nuestros expendedores de El
Borceguí.
¿No
que Páez es antihispanista? Bueno, así califican los mexhincados, es decir, taurinos, taurófilos, aficionados,
villamelones y público ocasional, a quienes no aplaudimos como focas todo lo
que viene de España ni cuanto hagan los diestros españoles, sino que,
independientemente del país de origen, reconocemos sólo a quienes saben honrar
su profesión, el traje de luces, al toro que enfrentan y al público que paga
por verlos. Admirar la estética de la ética pues, a muy prudente distancia de
la postración colonizaday su autoengaño ante el ventajismo, no se diga ante los
complejos.
En
el enrarecido medio taurinoaún quedan ejemplos tan sólidos, que su testimonio
de grandeza rebasa fronteras para constituirse en referencia universal de
taurinismo, de amor pensante por el rito táurico, de siembra rotunda de
simiente tauromáquica como única posibilidad de permanencia del cultomilenario,
tanoriginalcomo degradado. Una de esas propuestas modélicas es el serial
novilleril más importante en una feria española: El Zapato de Oro de la Feria
de Arnedo, ciudad zapatera en la provincia de La Rioja, establecido desde 1972
para el novillero triunfador. Otros premios son al mejor encierro, novillo más
bravo, estocada, banderillas y toreo de capa.
Cinco
novilladas consecutivas –de hecho corridas de toros por la edad, el trapío y
las dificultades que plantean a los alternantes– en un magnífico escenario
multiusos para 6 mil espectadores, con techo de madera laminada y apertura
central de 18 m que se abre o cierra según el clima y el evento, un ruedo de 45
m de diámetro, una espléndida banda de música y un concepto de espectáculo taurino que no se
anda con maternalismos empresariales, ni ganaderos ni de apoderamiento.Ah, si
las tauromafias tomaran ejemplo de
Arnedo, la fiesta no tendría que buscar blindajes ni protecciones emergentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios a esta entrada