Mi hermano José Octavio, gran impulsor del arte taurino como aficionado práctico de polendas, inspirado poeta, excelso declamador, padre de un Matador de Toros, Alejandro Ferrer, franco e intachable político, amigo y ser humano, desgraciadamente está, por culpa del maldito cáncer, al borde de la muerte.
José Octavio demuestra su amor a la Fiesta Brava, omití algo muy importante: también lo hace como estupendo y fecundo pintor taurino; más de setenta magníficos óleos, expuestos no hace mucho en los bajos del Palacio Municipal.
Por tu conducto hago un llamado a todos los que tuvieron el privilegio de tratarlo, para que elevemos juntos, por él, una plegaria al Señor.
Jesús Ferrer Guzmán
El Teniente
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