M a n i
f i e s t o
Mexicali, BC, a 04 de Abril de 2016.
C. LIC. FRANCISCO VEGA DE LAMADRID
GOBERNADOR CONSTITUCIONAL
DEL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA
PRESENTE.-
El que suscribe Óscar López Gamboa, quien fuera Juez de la plaza de
toros Calafia, durante catorce años y aficionado a los Toros, Fiesta de la Raza, desde hace aproximadamente sesenta y cinco
años; respetuosamente comparezco y expongo a usted, El siguiente MANIFIESTO mediante la cual, expreso mi
oposición respecto a la pretendida prohibición de la mayoría de los diputados,
de la actual legislatura del espectáculo taurino en nuestro Estado.
Qué tanta importancia tradicional revestirá para México la fiesta de
toros; qué sólido pilar defensivo de lo nuestro tendrá que ser; qué caro valor
no ha de representar, que de muchos años a la fecha ha venido siendo atacada y
combatida por elementos extraños a nuestras costumbres, quienes, por desgracia,
encuentran adeptos fáciles entre algunos mexicanos, los que se olvidan de
nuestro origen y los que desconocen por completo que, pueblo sin tradiciones, es pueblo sin historia.
Pero si el espectáculo tradicional tenía tan la importancia como la
tiene, no debíamos ser en exclusiva los
que formamos parte directa de él quienes lanzáramos nuestras voces para
procurar su conservación. Era preciso que fueran también los grandes pensadores
mexicanos, cuya estructura moral, intelectual y patriótica está fuera de toda
discusión los que emitieran por vez primera sus juicios, respecto a la
necesidad de sostener e incrementar “la más
bella de las fiestas”.
Entre ellos, solo unos cuantos; Cardenal monseñor Miguel Darío Miranda, quien
veía con simpatía la fiesta taurina y qué ofició una misa, en la inauguración
de la plaza de toros de Pachuca, en noviembre de 1978, Ernesto Corripio Ahumada,
cardenal y arzobispo primado de México, quien siempre miró con buenos ojos la celebración
de las corridas de toros en nuestro país, José Vasconcelos Lic. En derecho ex
rector de la UNAM, y creador del hermoso lema de tan insigne institución
académica de México, quien en su opinión consideró a la fiesta brava, superior
al circo romano con el cual hay cierto parentesco así mismo, apreció de la
fiesta brava, moralmente superior a la lucha, y al box. Alfonso Junco, fue
escritor, poeta y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua; decía qué hay
de barbaries a barbaries y ponía de ejemplo el box y la fiesta brava en el
primero, es difícil hallar rasgos que lo
dignifiquen ya que a esta barbarie, se juntan la fealdad en que los
hombres hacen oficio de bestias más o menos amaestradas, dónde la magnanimidad
no tiene cabida y, bajo otro aspecto, el frenesí de las apuestas, complicado en
ocasiones, por la venalidad de los boxeadores fomenta hábitos de inmoralidad y
en este punto, los toros aparecen sin reproche. En suma barbarie por barbarie,
la de los toros tiene en México hondas raíces de raza, de costumbres, de
entusiasmo popular. En una ingente tradición ennoblecida por el arte y en que
mil cosas entrañables se funden. Lo cual no ocurre en el box. Nemesio García
Naranjo, Lic. En Derecho miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la
Academia de Jurisprudencia y Legislación de México. Dijo lo siguiente respecto
a la fiesta brava: sería un hipócrita si dijera que no le gustó y entusiasmó la fiesta de los toros y no defendía a la
fiesta desde el punto de vista moral; no
negó su barbarie evidente simplemente dijo de la fiesta brava que es
bella “Oro, Seda, Sangre y Sol” parafraseando al poeta Manuel Machado: La plaza
por si sola con sus miles de
espectadores, brinda la primera emoción; en seguida, el desfile pintoresco de
la cuadrilla; luego, la aparición del toro que tiene el privilegio de llenar el
coso con su bravura y su fiereza. Así pues, antes de que comience la terrible
pugna, ya se ha sentido el embrujamiento conmovedor.
Yo como aficionado taurino, ex juez de plaza y comentarista taurino de
lo cual me siento plenamente orgulloso. La Conquista Española, que celebro, que
no fue destructiva a nuestra nacionalidad, nos dejó grandezas de las que
podemos ufanarnos: sangre, religión, costumbres e IDIOMA. Entonces ¿no había yo de abrazar una a una actividad en la
que tengo en mi idioma, la lengua de Cervantes? Claro que sí. Verónica, media
verónica, pase natural, pase de pecho, estocada y hasta la misma tragedia que
en pos de la plástica, en un encomiable afán de contribución al arte, llamamos
cornada, así como todas las denominaciones que a la fiesta concurren, han sido
y serán castizas, eminentemente
castizas.
La fiesta brava es un arte y todos lo sabemos, pero no es de su
condición de arte de lo que trato fundamentalmente aquí. De ahí que usted señor
Gobernador, vaya a encontrar en este manifiesto,
algunos conceptos muy distintos a los que su índole taurina haría imaginar.
Desde su principio: lo llamo LOS TOROS, FIESTA
DE LA RAZA porque es indudable que compone la esplendidez de una fiesta que
corresponde a la raza hispánica. Esta libertad no implica el desconocimiento y
respeto para el 12 de Octubre el Día de la Raza, fecha que es ocasión para la
más grande celebración con que nuestros corazones se regocijan pero, la Fiesta
de la Raza, habrá de ser la que domingo a domingo nos depara la alegría de
gozarla y aplaudirla; la que con frecuencia nos recuerda cómo somos y de dónde
somos, la que mantiene latente el espíritu, que tal parece que en el esplendor
de una tarde de toros nos pide conservarla para conservarse; esta fiesta que
aceptaron los Aztecas para, que en el correr de los años, se irguieran altivos
los rostros broncíneos de los diestros mexicanos.
¡Hagamos pues, por que viva eternamente!
De antemano sé Señor Gobernador, que la suerte está echada en contra de
la continuación de la fiesta brava pues, como menciono líneas arriba, una
mayoría de diputados, votará el próximo 7 DE ABRIL,
para que se lleve a cabo, su PROHIBICIÓN
con argumentos no del todo válidos,
falsos plagados de ignorancia y de una FOBIA
hacia la FIESTA DE LA RAZA, que hasta el mismo legislador griego DRACÓN, la envidiaría.
Me permito expresarle un concepto más, a tomar en cuenta por lo que la
fiesta brava no debe prohibirse en Baja California, pues, la fiesta brava
también es unidad de cultura, como diversidad de interpretaciones. Como toda
gran creación humana, la fiesta de los toros expresa valores universales. Como
toda cultura popular, es inseparable de la identidad de los pueblos que la han
inventado o adoptado. Pero como toda
cultura que lo es local y universal, la fiesta de los toros se vive, se siente,
se expresa diferentemente según las ciudades, regiones o países que la han
hecho suya. Lo destacable es que la misma fiesta brava, se desarrolla en la
actualidad exactamente de la misma manera en España, México, Francia o
Sud-América. En ocasiones se vive como una desinhibida fiesta dionisiaca, en
otras como una ceremonia apolínea, en algunos casos como un ritual receloso y
circunspecto. La lidia a veces es vista como juego de quiebros y fintas, a
veces como un arte plástico, a veces como una tragedia al anochecer. Las faenas
a veces son sentidas como la expresión
de la animalidad salvaje y otras veces como la de la humanidad más educada.
Abundar en más argumentos en pro y/o en contra de la fiesta brava en
nuestro Estado, considero resultaría ocioso y hasta aburrido para usted por lo que acudo a su buen juicio como
gobernante, padre de familia y ciudadano, al margen de si es usted, aficionado
o no, a los Toros, Fiesta de la Raza. Para
que valore y pondere imparcialmente las razones y sin razones que argumentan
las partes en conflicto es decir, los aficionados taurinos de Baja California,
y el grupúsculo de anti- taurinos, respaldados por diputados de la actual
legislatura y pido a usted de manera respetuosa
y comedida, ejerza su VOTO DE VETO, para
impedir que en nuestro Estado, sé PROHIBAN LOS TOROS, FIESTA DE LA RAZA.
Atentamente,
Óscar López Gamboa
C.c.p. Secretario General de Gobierno, para su conocimiento.
C.c.p. Archivo personal.
Bibliografía.- Los Toros Fiesta de la Raza, de: Jorge Fosado Balderas.
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