17 noviembre 2008

Eloy se despidió ante un público entregado a su tauromaquía



17 de noviembre de 2008

Maestro, gracias por su arte!


Horacio Soto Castro

Un viejo ritual que no se repetirá:

encomendarse a la Guadalupana.

Foto: Alejandro Gallardo/ESTO

Monterrey, NL.- Recuerdo histórico, adiós regio, inolvidable maestro que son los nombres de los toros que saltaron en la arena, pero que en realidad eso fue lo que sucedió ayer en la plaza Monumental Lorenzo Garza de esta capital, que se vio llena a reventar, pues no cabía un suspiro para presenciar la despedida de Eloy Cavazos, orgullo de México y de la tauromaqui

a mexicana, que resultará inolvidable.

El público se le entregó sin reservas al matador y él les respondió haciendo un par de faenas con su singular forma de hacer el toreo y volvió loca a la gente que rayó en el paroxismo, por lo que Eloy tuvo que hacer varios paréntesis en sus faenas para dejar que se desfogara libremente y coreara y aplaudiera lo que le había gustado.

Desde que partió plaza los aficionados iniciaron sus manifestaciones festivas hacia el diestro neoleonés, que vistió elegantemente un terno turquesa y recamado en oro, que permanecerá por siempre en los dominios de Eloy en señal de recuerdo que será indeleble.

En primer término se enfrentó al 492, Inolvidable, con 470 kilos, negro bragado, delantero al que le brindó al público haciendo que la plaza se cayera por las sonoras ovaciones que lanzaron al aire y rebotaban estrepitosamente en el techo del coso. Colocó cuidadosamente la montera en la arena y le puso un poco de arena arriba. Se fue a los medios y ahí se dio a torear por ayudados unas veces a pies juntos y otras despatarrado, pero siempre andando muy cerca de la res entre el contento general. Luego vinieron los naturales y la mis

ma clonación de las ovaciones. Remató con los de pecho para que se desgranaran las dianas en las alturas. Inició la regiomontana, un pase de la invención de Eloy, que es lo que hereda a la tauromaquia. Tiró la muleta y el desplante a cuerpo limpio para que el público lanzara los consagratorios gritos de ¡torero..!, ¡torero..! Se perfiló a matar y se fue por derecho tras la espada para sepultarla hasta la yema y sumar el rabo 707 en su carrera. El ruedo estaba tapizado de prendas de vestir con la entrega sin igual del público y recibir gran ovación en el centro del ruedo.

A los asistentes se les hacía tarde para presenciar la lidia del que cerraba plaza en esta que será inolvidable corrida. Saltó a la arena el 483, Maestro, con 475 kilos un castaño, bien conformado y acucharadito. Que mostró su buen son y alegría al recorrer el anillo. Una tanda de verónicas bien marcadas y media superior de Eloy para después del puyazo de Christian Franco, quitar por ajustadas chicuelinas.

El último brindis con el que cerraba un capítulo más y el último en la brillante historia de su vida taurina fue para su familia, encabezada por su esposa Mari, sus hijos Jaime y Eloy, así como Mariangel y demás familiares que le acompañaban.

Como en sus mejores tiempos recibió a Maestro rodillas en tierra y se empezó a mascar la faena que se esperaba. Se fue a los medios después y la banda municipal empezó a tocar el corrido de Monterrey y Eloy les solicitó las nostálgicas Golondrinas, pues Eloy estaba en ese estado anímico. Eloy puso sobre la arena el muestrario de la famosa tauromaquia eloyista. Ayudados, naturales a pies juntos muy erguido unas veces otras despatarrado. Ayudados en redondo de gran calidad y remató con el de pecho rodilla en tierra para que explotara de júbilo la gente. Naturales viendo a los tendidos y nuevamente la regiomontana y el desplante para que siguiera la efervescencia en los tendidos. Molinetes y manoletinas. Se entregó en la estocada y salió rebotando, pero dejando sin aliento a Maestro, al que había superado en todos los niveles. El maestro superó al Maestro. Otras dos orejas y rabo para sumar el 709. Huelga decir que la explosión se escuchó en todos los rincones del mundo taurino.

ALTERNANTES

El tijuanense Alejandro Amaya le brindó a Eloy su primer toro e

hizo una faena por ambos lados con largueza y temple, terminando con toreo por alto, aguantando las embestidas cortas de la res. Pinchazo y estocada y se retiró en silencio.

En su segundo hizo una faena de alarido luego de los muletazos de tanteo en el centro del ruedo, logró hacer la faena con tantas largas de cinco y hasta siete pases y el de pecho, Ayudados en redondo y luego naturales también en tandas largas, que le corearon fuerte. Terminó toreando por alto y sepultó un estoconazo para que se le otorgaran las dos orejas.

El rejoneador Gastón Santos también tuvo una destacada actuación con los toros de El Vergel que se prestaron para el toreo a la jineta clavando rejones de castigo, banderillas a una y dos manos, éstas le resultaron de escándalo. Su primero se lo brindó a Eloy Cavazos. No estuvo muy certero con el rejón

de muerte y escuchó un aviso en cada uno. Pero fue aplaudido durante sus faenas Y le hicieron salir al tercio en su segundo.

ESTO

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Cortó cuatro orejas y dos rabos

Tiene Eloy despedida de ensueño


El maestro Eloy Cavazos se despidió de manera definitiva de la fiesta brava en un festejo de apoteosis.

03:29:00

MONTERREY, Nuevo León.- La Plaza de Toros Lorenzo Garza de esta ciudad registró un lleno para despedir al maestro Eloy Cavazos, quien este domingo dijo adiós de manera definitiva a la profesión.

Su despedida no pudo ser mejor pues a sus dos toros les cortó los máximos trofeos en un final digno de película.

Se lidiaron toros de El Vergel y Bernaldo de Quirós, buenos en términos generales.

El primer toro de Eloy llevó por nombre “Inolvidable” y fue un burel que le permitió recrearse en muletazos alegres que le fueron coreados con gran intensidad. Rubricó su labor con la clásica “regiomontana” que todos le aplaudieron de pie.

Certero con el acero, le cortó las orejas y el rabo a ese burel.

Con el segundo de su lote continuó por el mismo tenor. En medio de las notas de Las Golondrinas se pegó un arrimón, el último de su carrera, y premio no pudo ser otro mas que las orejas y el rabo.

Sus tres hijos se metieron al ruedo y ahí, justo en el centro, le cortaron la coleta.

El rejoneador Gastón Santos, palmas en su lote. A pie, Alejandro Amaya, ovación y dos orejas.

La de este domingo fue una tarde bonita y mucho muy emotiva, pues no todos los días se despide una primera figura del toreo a nivel mundial.

OVACIONES


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