triunfó cortando meritoria oreja
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El joven michoacano Juan Chávez logró ceñidos pases a 1908, toro con toda la barba, cárdeno claro
■ Interesante y problemático encierro de San Marcos puso a prueba actitudes y aptitudes
Todo entrega y pundonor, Juan Chávez cortó una oreja la tarde de su confirmación
■ Discretos, Capetillo y Ochoa
■ Estupendos pares de Armando Ramírez y Rubén Ávila
Leonardo Páez
El joven michoacano Juan Chávez logró ceñidos pases a 1908, toro con toda la barba, cárdeno claro El joven michoacano Juan Chávez logró ceñidos pases a 1908, toro con toda la barba, cárdeno claro Foto: Notimex
En la quinta corrida de la temporada 08-09 en la Plaza México, en tarde soleada y apacible se lidió una corrida muy bien presentada, a excepción del último, de la ganadería jalisciense de San Marcos, la cual acusó en términos generales una bravura seca y un estilo poco propicio para el lucimiento de… los estilistas o de quienes pretenden serlo.
Toros con edad y trapío, musculosos y con un par de pitones, no plátanos dominicos, así como con un comportamiento que cobró errores, deficiencias o dudas por parte de sus lidiadores. Toros de lidia mexicanos que además de entrega exigían tauromaquias con mando, capacidad de sometimiento e idea clara de estructuración de la faena.
Por eso ayer en el ruedo de la México, sobre la experiencia triunfó la ilusionada vocación, sobre lo adecuado prevaleció el hambre de ser, y sobre la estética predominó y conmovió la entrega sin adjetivos. Por eso, también, el joven michoacano Juan Chávez, con una disposición más allá de la lógica y apenas dos años de matador, se alzó con la única, merecidísima oreja la importante tarde en que confirmó su alternativa.
Con nombres alusivos al centenario de la importación de sangre española de Saltillo a la ganadería de San Mateo, abrió plaza 1908, un toro con toda la barba, cárdeno claro y muy bien armado que afortunadamente no llegó a lastimar a su joven lidiador, quien aguantó en verónicas y remató con revolera.
Tras un puyazo bombeando, Chávez quitó por escalofriantes gaoneras y en la tercera la brusca embestida lo prendió por la pierna, zarandeándolo entre los pitones una eternidad. Con un puntazo en el muslo derecho se deshizo de las asistencias sin dramatizar e instrumentó ahora un quite por ceñidas verónicas.
Sin haber fijado del todo al burel mediante doblones aponzados más que de castigo, Chávez consiguió estructurar entonces una inteligente, valerosa y templada faena derechista que coronó con tres cuartos en lo alto. El público, emocionado, solicitó la oreja, que con acierto fue concedida por el juez Eduardo Delgado.
Con su segundo, feo de hechuras por lo que desentonó de sus hermanos, Juan Chávez –otro nombre para hacer repuntar a la hasta ahora poco estimulada baraja taurina de México– logró muletazos con sabor las contadas veces que embistió el astado y coronó su faena con una casi entera en buen sitio. Vaya horizonte prometedor que se abre para este torero y su notable capacidad de evolución.
Guillermo Capetillo, torero de refinado estilismo, luego de tres décadas de alternativa sigue comprobando que ninguna empresa ve el dinero que trae en sus hombreras, como si los diestros consentidos y de toros a modo sólo pudieran nacer en Andalucía. Sin acomodarse con su primero, de corta embestida, con su segundo, bravo y claro, consiguió verónicas de ensueño por el izquierdo y soberbia media, trincherazos preciosos y tandas de gran calidad por ambos lados. Malogró con la espada tan espléndida obra.
Con cierto sitio y menos afectado, Fernando Ochoa nomás no logra hacerse de la México. A su primero, pronto y que metía la cabeza, lo toreó muy bien de capa pero no logró estructurar una faena que evidenciara sus avances. Despegadillo a veces, vertiginoso otras, aprovechó las embestidas en lugar de someterlas. Y con su segundo, otro toro que mereció mejor suerte, Ochoa repitió color.
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Cortó la única oreja del festejo
Triunfó Chávez en su confirmación
Juan Chávez confirmó la alternativa y triunfó en la Plaza México al cortar la única oreja de la tarde.
22:56:00
GUSTAVO MARES
El diestro michoacano Juan Chávez fue el triunfador de la quinta corrida de la Temporada Grande celebrada en Plaza México luego de cortar la única oreja del festejo.
Fue precisamente con el toro con el que confirmó la alternativa que el torero de Lagunillas encontró el triunfo.
El astado se llamó “1908” y fue un burel áspero y peligro, pero con mucha transmisión a los tendidos.
Desde que se abrió de capa se notó la disposición de Juan, quien más que lancear cadenciosamente podría decirse que “se peleó a la verónica”.
En su turno en quites trazó un par de gaoneras, quite presentado por primera vez el 23 de enero de 1910 en El Toreo de la Condesa. Fue precisamente en una gaonera que fue prendido aparatosamente por su enemigo. Parecía que llevaba la cornada, pero afortunadamente todo quedó en un puntazo en el muslo derecho.
Su faena fue de toma y daca. No fue un trasteo bonito, sino recio y macizo que coronó con una estocada fulminante por lo que el juez en turno le concedió una oreja, la única de la tarde.
El segundo de su lote, último del festejo fue el burel chico de la corrida y por ello protestado por los aficionados. Juan buscó el lucimiento, pero el público, que registró una floja entrada, poco le tomó en cuenta.
Guillermo Capetillo tuvo una actuación baladí. Esta demostrado que el hijo del “Muletero tridimensional” necesita de un toro muy particular para poder lucir, y los astados de San Marcos que ayer se lidiaron, desiguales en presentación y complicados en términos generales, no son precisamente ese tipo de astados.
El primero de su lote fue áspero y Capetillo lo toreó sobre piernas. Para colmo de males tardó en matar y escuchó un aviso.
Al segundo de su lote le pegó muletazos de calidad pero de nueva cuenta, luego de un extraño del toro, volvió a la defensiva y el gozo se fue al pozo. Al tercio tras un aviso fue el balance de su actuación.
En su primero, Fernando Ochoa estuvo en valiente y no se arredró ante el compromiso por lo que los aficionados lo hicieron saludar desde el tercio.
En el quinto de la tarde estuvo entregado ante un burel aplomado. Por cierto, en ese astado destacó el joven banderillero Armando Ramírez, quien saludó desde el tercio, en tanto que el torero en turno tuvo división de opiniones.
En el público destacó la presencia del madrileño José Tomás, quien reconoció que en enero actuará en la Plaza México.
Publicado en OVACIONES
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Fernando Ochoa mantiene su calidad y entrega.
3 de noviembre de 2008
Pasajes artísticos en gélida tarde
Juan Chávez, una oreja por su valor, en la México
Miguel Ángel García
La tarde de ayer se ha pintado con un cielo despejado y sol quemante, a veces, no obstante el clima ha estado gélido, helado, que lejos de intimidar a los asistentes de la gran plaza, pareciera que les motivó para sentirse alegres y disfrutar de su espectáculo favorito. La quinta corrida de la temporada grande de la plaza México, mantuvo varios niveles de emoción: desde la explosiva agitación de corear un gran lance o muletazo, hasta la rabia de manifestar su descontento cuando les pareció justo. Tal vez no existió en ningún momento una faena redonda e hilvanada y hasta quizás la solitaria oreja que se cortó fue fría, no obstante, los tres espadas pintaron en el ruedo un abanico de pasajes verdaderamente importantes, que rubricaron a lo grande dos toreros de plata: Armando Ramírez "El Bambam" y Rubén Ávila -banderilleros- que brillaron en el segundo tercio.
EN RESUMEN
Abrió plaza el matador michoacano Juan Chávez, quien confirmó su alternativa con el toro número 3, de nombre 1980, cárdeno bragado -de pinta- y que dio un peso de 530 kg. En este toro cortó una oreja gracias a su entrega y a la estocada que dejó, la cual fulminó al astado; en su segundo, que fue protestado airadamente por su falta de presencia, la gente no lo tomó en cuenta y el matador mejor abrevió. Su padrino, Guillermo Capetillo, fue abroncado en su primero y escuchó aviso; en su segundo salió al tercio entre división de opiniones, previo aviso de la autoridad. Y el testigo de la ceremonia, Fernando Ochoa, al tercio con fuerza en su primero; mientras que en su segundo se retiró en silencio, tras dos avisos.
POCA TELA DE DONDE CORTAR
Se anunció un encierro de San Marcos, que fueron cornalones y bien presentados, excepto el lidiado en sexto lugar, que careció de tamaño y que fue protestado. El quinto toro fue el mejor en llegar al castigo del picador, ya que se arrancó de largo, los demás cumplieron. El primer toro se mostró con peligro ante la muleta, había que poderle; el segundo se dejó bien y fue aplaudido en el arrastre; el tercero se dejó; el cuarto fue el que tuvo más calidad ante el engaño y también fue aplaudido en el arrastre; el quinto, prácticamente parado y al sexto no lo fumaron. En términos generales se dejaron meter manos a medias, puesto que fueron ásperos y la calidad no fue precisamente su común denominador.
BROCHAZOS Y PINCELADAS
El torero actor, Guillermo Capetillo, armó la bronca en su primero y a punto estuvo de rehacerse del público en el segundo. De principio mandó tres veces al castigo a su primer astado, lo cual enojó al respetable; lo más destacado de la faena fue el brindis que Guillermo hizo al matador en el retiro, Jorge Gutiérrez. Una vez con la muleta, el diestro solamente consiguió los improperios del público y un fuerte abucheo tras pasaportar a su socio con el descabello, puesto que con la muleta no consiguió un solo pase.
Con el segundo, Guillermo intentó sacarse la espina y a poco estuvo de lograrlo; el torero se ha mostrado artista con la capa y dejó destellos caros. Con la muleta empezó con una serie de trincherazos que calaron hondo, para luego bajar la mano diestra y conseguir una tanda de lujo, con tersura y suavidad. Prosiguió más de lo mismo, sólo que aderezado por los de trinchera que alborotaron al público... y, luego, se apagó la flama artística, se desdibujó la faena y los coros celestiales cambiaron por la rechifla. Al final, estocada, descabello, un aviso y una salida al tercio entre división de opiniones.
OTRA VEZ, A UN PASO
Fernando Ochoa no consigue la tarde que empuje definitivamente su carrera y esta vez nuevamente se quedó a un paso. Eso sí, mantiene su línea artística y de entrega absoluta. Así se mostró con la capa ante su primer astado, al cual lanceó con calidad y remató con una media de pintura. Inició por derecha su faena de muleta y cuando parecía que el morito se le iba arriba, Ochoa lo sometió pegado a tablas e inició una serie de muletazos estrujantes que calaron en los tendidos. Aplicó la misma dosis en repetidas ocasiones, aguantando las embestidas del burel y arrancando pases de mucho mérito. Terminó con pases de pecho y una estocada entera, que de no haberlo levantado dos veces el puntillero, seguro que Fernando corta la oreja. Al final salió al tercio entre ovaciones.
Ante su segundo astado, que fue reservado para embestir, le sacó uno a uno los naturales y por el lado derecho el torero intentó de todo, con mucha entrega y disposición, entusiasmando al público, sólo que la sosería y los derrotes de su enemigo eran ya imposibles. Terminó de varios descabellos con la vida del toro y dos avisos.
LA ÚNICA OREJA
Juan Chávez dejó constancia de querer llegar alto y de su valor a prueba de todo. A su primer toro lo recibió de ceñidas verónicas y quitó por gaoneras más pegado al toro, tanto que terminó en sus lomos de forma aparatosa y a poco estuvo de la cornada. Se repuso para rematar con chicuelinas y el respeto del público. Con la muleta en mano, Juan se topó con un astado que no permitía margen de error y que exigía mucho, amén del peligro que tenía. Se le colaba a cada momento, sin embargo logró algunos buenos muletazos, aunque sin poder domeñar a su socio. Dejó una certera estocada, que conjuntada por su entrega en la faena, la mayoría de gente pidió la oreja que fue concedida y a la vez protestada. En su segundo no pudo hacer nada, ya que no tomaron en cuenta al astado por su escasa presencia y abrevió.
Oublicado en el ESTO
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