21 febrero 2009

RINCON TAURINO



(19/02/09)

"UNA TARDE INOLVIDABLE"


Por Antonio Casanueva


Por mas que habíamos planeado dedicar las siguientes semanas a conmemorar algunas de las mas brillantes despedidas ocurridas en La Plaza México durante sus 63 años de vida y hasta alargarnos a despedidas en otros sitios como El desaparecido Toreo capitalino, pero la actualidad impone y nos obliga a hacer un alto en el camino ya que y pese a tantos "catastrofistas" y sus negras predicciones que pululan dentro y fuera de "La mas bella de todas las fiestas”, han ocurrido eventos maravillosos.

Como decimos la actualidad se impone y nos obliga a ocuparnos con detalle de La gran tarde, de la que se hablará y escribirá durante muchos años y por tanto dedicamos este número a la corrida efectuada en la Plaza México el pasado domingo 8 de febrero , la número 18 de la temporada actual.


Verdaderamente, "Una Tarde Inolvidable" ha sido el debut dentro de esta temporada. Luego de dos años de ausencia, del valenciano Enrique Ponce quien a pesar de sus detractores, que escondidos en la penumbra, auguraban un fracaso para el diestro de Chiva, augurio totalmente injustificado ya que Ponce es y ha sido desde sus primeros encuentros con el público capitalino un auténtico consentido que en esta ocasión se ha alzado con un nuevo y clamoroso triunfo cortando las orejas y el rabo, por petición popular del público, que abarrotó los tendidos numerados de la plaza capitalina como no se había visto en los 17 carteles precedente de la temporada y si me apuran mucho, en ninguno de los eventos realizados en ese coso desde la anterior presentación del torero de Chiva.


No sólo el triunfo de Enrique Ponce fue clamoroso ya que también sus alternantes; Arturo Macias, quien al igual que Ponce se llevó las dos orejas y rabo de su segundo enemigo de San José como todos los que se lidiaron esa maravillosa tarde, corrida que se prestó ampliamente al éxito de los toreros. Joselito Adame por su parte, quien confirmó la alternativa, le cortó merecidamente la oreja al toro del doctorado "Sueño" número 96 y con 510 kilos y recibió fuerte petición en su segundo, que no fue concedida por la autoridad, negativa que sirvió otra vez para que los "catrastrofistas" blandieran sus armas al aire para protestar por la decisión de Usía, tachándolo de malinchista, enemigo de los nuevos valores, retrógrada y sabe de cuantas lindezas mas.

Por su parte, la faena de Enrique Ponce a "Notario" ha sido simplemente antológica; plena de arte y sapiencia en la que como siempre, ha dado cátedra de conocimientos, experiencia y temple. "Notario" ha sido el toro 1900 lidiado por Ponce a partir del día de su alternativa en Valencia, España, el 16 de marzo de 1990 de manos de José Miguel Arroyo “Joselito” con Litri fungiendo como testigo.



Lo realizado el domingo por Ponce estuvo colmado del arte y la plasticidad que atesora este gran ídolo de nuestra afición, habiendo sido catalogada por algunos miembros de la prensa especializada, como: "Una de las mejores faenas realizadas por el diestro en el embudo de Insurgentes", en donde toreó gustándose a si mismo, ya que además de entender a la perfección las características y necesidades del bovino, lo enseñó a embestir por donde y a la velocidad que su toreo precisaba, con un gran planteamiento ligando los muletazos por ambos lados.



El maestro de Chiva, enloqueció a la concurrencia, mientras se deleitaba toreando a velocidades mínimas con gran templanza mientras que flexionaba la rodilla ligando con un temple inenarrable y en redondo al socio. Mas adelante toreó a "Notario" por conductos mas tradicionales ligando muletazos en redondo por ambos lados, presentándole la muleta como si intentara acercarle alguna flor para que pudiera disfrutar de su aroma y terminar con una estocada entera en buen sitio que levantó la pasión de la concurrencia que lo aclamaba y obligando a la Autoridad a otorgarle los máximos trofeos.


Por su parte Arturo Macías, toreó a "Pales con suaves mandiles con la capichuela, continuando con ceñidas gaoneras pintureramente rematadas, iniciando la faena de muleta con un péndulo comprometido y espectacular, ligando luego largos derechazos que fueron coreados con pasión por la concurrencia así como diversos cambios y remates para espaciar la faena y dar el reposo requerido por el astado para dejar una estocada de efectos inmediatos, por lo que ante la petición del público se le otorgaron -como a Ponce- los máximos trofeos, dando vueltas al ruedo entre los aplausos del público convirtiendo a la plaza México en un auténtico manicomio.


Sea por tanto, bienvenido a México Enrique Ponce que pésele a quien le pese, es hoy por hoy y esperamos que por muchos años, la figura consentida de la afición capitalina.

Antonio Casanueva



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