31 diciembre 2009

RINCON TAURINO ( 31/XII/09)



"EL TORERO DE MEXICO"
  • Por: Antonio  Casanueva



Como se ha hecho anteriormente en Rincón Taurino, dedica la última colaboración de cada año, al recuerdo del llamado "El Torero de México", Alberto Balderas ya que su trágica muerte,  en el ruedo de la antigua plaza "El Toreo" de la capital, ocurriera el 29 de diciembre de 1940 y como lo hemos dicho ya tantas veces, quienes la presenciaron, quiero decir quienes se encontraban en los tendidos de la plaza durante aquella corrida,  no la olvidarán mientras vivan y si por desgracia se nos  llegaran a adelantar  en "El Paseíllo de la vida", puedo asegurarles, que esa imagen, se la llevarán consigo.

Han pasado ya 69 años, el tiempo supera no solo el medio siglo sino que estamos muy próximos a llegar a los tres cuartos de siglo y hay quienes todavía no lo olvidan, es mas, están seguros que no lo olvidarán mientras vivan. Debido a la corta edad quien esto escribe,  no estuvo presente en tan trágica corrida pero el recuerdo de lo leído y   de las conversaciones con quienes si estuvieron en el antiguo coso de La Condesa en esa tarde, han sido su fiel compañero en  todos estos  años.

El domingo 29 de diciembre de 1940, como ha quedado dicho en El Toreo capitalino, que por aquellos años se encontraba el plena colonia Condesa, justamente en el predio formado por las calles Oaxaca y Durango , en donde hoy se encuentran instalados los almacenes de "El Palacio de Hierro". El cartel para la quinta corrida de la temporada formal 1940-41 lo formaban Alberto Balderas, José González "Carnicerito" y la confirmación de la alternativa de Andrés Blando quienes deberían lidiar una corrida de toros tlaxcaltecas pertenecientes a la ganadería de Piedras Negras. Fue aquella una tarde fría y lluviosa y pese a ello la plaza se encontraba completamente llena, la gente en verdad quería a Balderas, tal vez, como a ningún otro torero antes, sin condición alguna. Podía decirse que era un sentimiento total y sin condiciones ni premisas, al grado que podría asegurarse que nunca antes nadie, le había llegado al corazón de esa manera.


Al iniciarse la corrida, el público lo había recibido, con grandes muestras de cariño, tan solo 20 días antes, ese torero había obtenido un gran triunfo alternando en un mano a mano con el Maestro Fermín Espinosa "Armillita Chico", con el toro "Granadino" de Coaxamalucan al que le había cortado una oreja, con fuerte petición para que se le otorgaran las dos y según dicen la crónicas, Balderas emocionado y con lágrimas que le brotaban de los ojos, dio la vuelta al ruedo antes que se iniciara el festejo.
Con el primer toro de esa tarde, Balderas otorgó la alternativa a Andres Blando, en tanto que con el segundo "Rayao", Balderas se llevó al gato al agua, cortándoles las orejas por su magnífico desempeño en los tres tercios de la lidia. Y salió el tercero; de nombre "Cobijero" y que por haber sido otorgada la alternativa a Blando, éste correspondía a "Carnicerito" quien se disponía a pedir permiso a la Autoridad para pasaportarlo, cuando el toro se arrancó contra un burladero junto al que se encontraba Balderas, atropellándolo y echándoselo al los lomos e infiriéndole la mas espantosa cornada que pueda recordarse en esa plaza, causándole tremendos destrozos tanto en el hígado como el  estómago y la bolsa intestinal.


Dicen quienes estuvieron presentes aquella tarde en El Toreo, que los segundos en que el cuerpo del torero permaneció clavado a las astas de "Cobijero", parecieron eternos, mientras la mas profunda de las angustias se fue apoderando de la concurrencia. Cuando al fin, el torero pudo librarse de su atacante, ya no era posible hacer nada mas; Alberto Balderas, "El Torero de México" y el mas querido y admirado por los públicos de esos años, estaba mortalmente herido.

No obstante eso, el hombre todavía pudo incorporarse de la arena y dar por si solo unos cuantos pasos hacia las tablas del ruedo, de donde fue recogido por las asistencias quienes lo llevaron a la enfermería de la plaza, en donde al cabo de unos cuantos minutos, el torero expiró en manos de médicos y enfermeras que intentaban atenderlo.

De inmediato la plaza que se encontraba llena a reventar, se cubrió de un silencio  de ultratumba y aunque nada se dijo y la corrida siguió su curso normalmente como si todo estuviera sucediendo normalmente, sólo rumores surcaban por los tendidos y el dolor de la tragedia se reflejaba en el rostro de los asistentes a la plaza..

Alberto Balderas, fue hijo de un gran músico y nació en la capital el 8 de abril de 1910, actuó por primera vez en público en la plaza Merced Gómez de Mixcoac en el Distrito Federal, el 10 de enero de 1926 y al año siguiente debutó en El  Toreo, el 27 de marzo de 1927. Luego de un éxito singular en las principales plazas de la república, viajó a España  actuando en nada menos que 47 novilladas durante los años de 1929 y 30 en que permaneció en aquel país en diversas plazas, tomando la alternativa en Sevilla el 19 de Septiembre de 1930 de manos de Manuel Mejías "Bienvenida" hijo, siendo el testigo Andrés Mérida con el toro "Hocicón" de Guadalest. 

Retorna a México y confirma la alternativa en El Toreo el 2 de noviembre del mismo año, alternando con Heriberto García y Manuel Jiménez "Chicuelo" con toros de San diego de los Padres, en tarde en que realiza gran faena al toro "Provinciano" cortando las orejas y el rabo, actuando durante 5 tardes en esa temporada y retornar a España para confirmar su alternativa en la plaza de Madrid, ahora de manos de Cayetano Ordóñez "El Niño de La Palma" y testigo Vicente Barrera con el toro "Giraldillo" de Villamarta.

Balderas fue un torero muy castigado por los toros habiendo sufrido varias cornadas, algunas de gravedad tanto en México como en España, Su mayor triunfo fue sin duda, en un mano a mano con Armillita Chico la tarde del 22 de enero de 1939. En  esa tarde en que le cortó las orejas y el rabo a sus tres enemigos, por cierto de la ganadería de Piedras Negras; "Gallareto", "Lucerito" y "Marinero" por lo que el público que asistía al espectáculo, se tiró al ruedo y sacándolo a hombros, lo paseó por las principales calles de la capital. En ese mismo año  en domingos subsecuentes y en el ruedo de la misma plaza El Toreo, tuvo otras dos tardes triunfales .

Por ello, por  la magnitud de sus grandes triunfos, enormes actuaciones y gran carisma,  la tragedia de su muerte, ocurrida tan solo unos meses después de alguno de sus mayores y mejores faenas, fue inmensa, pudiéndose asegurar que  nadie lo podrá olvidar y  que en cambio, le recordarán mientras vivan, por lo que  habrá flores y veladoras sobre su tumba, el panteón que guarda sus restos y lagrimas en los ojos de quienes, como este Rincón Taurino lo recuerden.


Antonio Casanueva

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