Fueron dos quites
- Por: Francisco Tijerina E.
José Luís Angelino debe sentirse dichoso por contar a su lado con la figura de su padre, subalterno con un capote "cañón" que este domingo le hizo un extraordinario quite al salir el primero de un par de banderillas, lo que le valió al segundo ser llamado al tercio para recibir una ovación.
Pero hubo también otro quite, igual de preciso y eficiente, aunque mucho más discreto.
Ocurrió en el toro de regalo, cuando el tlaxcalteca se fue a clavar un par por los adentros y con el mínimo espacio salió perseguido por el toro que ya le tenía a milímetros de la cornada cuando de pronto, desde el callejón, surgió la mano salvadora que empuñando una pequeña toalla de manos, como si fuese un capote, tocó en el momento justo al burel para distraerlo lo suficiente como para que Angelino pudiese llegar con bien al burladero.
Lo dicho, José Luis se debe sentir orgulloso de contar con su padre y su hermano en la cuadrilla, pero también de tener a su lado a un buen mozo de espadas que desde su callada y humilde trinchera, ayer le salvó de un percance que pudo ser gravísimo.
La torería tiene muchas maneras de manifestarse. Enhorabuena para el mozo de espadas y para Joaquín Angelino.
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