08 enero 2010

“SAN MIGUEL DE MIMIAHUÁPAN” EN MADRID.


  • pedro julio jimenez villaseñor 

foto Juan Antonio DE LABRA.

(pedrojuliojmzv@hotmail.com)

LOS SUEÑOS suelen realizarse, sobre todo cuando el trabajo es arduo, con dedicación y apego a los mismos, una cosa trae la otra.

SUEÑO REALIZADO el siguiente que enorgullece enormemente a la ganadería mexicana, a la labor, desvelos, sacrificios y buenos resultados de todo este conjunto, toros nacidos y criados en tierras tlaxcaltecas, toros lidiados y galardonados en Madrid, en la plaza de “Las Ventas”, ni mas, ni menos, he aquí lo siguiente en recuerdo a un ejemplar hombre, DON LUÍS BARROSO BARONA.
  
NI IDEA de cómo se da el inicio de las platicas para que don Luís Barroso Barona entablara las negociaciones para lidiar uno de sus encierros en la plaza de “Las Ventas” de la capital española, Madrid, lo que puedo afirmar con toda seguridad es que de toda una camada se estudiaron detenidamente los libros de la ganadería y se seleccionaron a ocho que tenían una nota sobresaliente, ellos eran los que harían el largo viaje, los que se embarcarían en el buque carguero bautizado como “Camino” y que los dejaría en el puerto de Cádiz quince días después de la partida. Inicialmente les acompañaría don Emilio López Contreras, administrador de la finca y hombre de todas las confianzas de don Luís y su familia.

“LOS ALBUREJOS”, propiedad de la familia Domecq los esperaba y por todos es conocido que Manolo Martínez era el torero consentido de “Mimiahuápan”, con uno de ellos el regiomontano confirmaría su alternativa mexicana.

TODO PARECÍA muy correcto, todo estaba debidamente planeado, en las bodegas del barco iba suficiente pastura y agua para que las reses no resintieran un brusco cambio en su alimentación, llegando a su nueva casa tendrían tiempo suficiente, algo así como dos meses, para su recuperación y esperar la fecha histórica en que la ganadería azteca hiciera acto de presencia en la Madre Patria, cruzar el Atlántico les llevaría no más de diez días.  

DESGRACIADAMENTE LOS planes de tiempos se fueron por la borda, literalmente la compañía naviera los tiro al mar ya que por falta de suficiente carga el navío fue en busca de la misma desviándose primero a costas colombianas y posteriormente a las venezolanas, de los iniciales diez días se fueron hasta los cuarenta y cinco pues tampoco tocaron primeramente Cádiz, fue Santander y de ahí a su destino final, largo retrazo que repercutió en la baja del peso de los toros, algunos hasta 150 kilos, se habían embarcado con 520 aproximadamente.

OBVIO QUE la corrida era imposible se lidiara en la fecha pactada, además se dieron ciertos cambios, don Emilio por problemas de salud había dejado el compromiso del viaje, fue el matador norteamericano Diego O´Bolger quien ocupó su lugar, las reses oscilaban por los cuatro años y medio de edad, la reglamentaria, debido al inesperado cambio de la fecha a programarlos, un año completo, varios matadores declinaron la invitación a participar, Manolo Martínez ya había firmado nuevos compromisos por México y lógicamente no estaría presente, fue el de Acapulco, Guerrero, Antonio Lomelín en quien recayó la responsabilidad de representar a la toreria mexicana, le acompañaron finalmente, Victoriano Valencia y un desangelado e insípido José Luís Parada que nunca estuvo a la altura de lo que el sorteo le deparo, Valencia pincho al cuarto y perdió mínimo un apéndice, sin embargo a “Amistoso”, el toro, tuvo el honor de que desde el palco de la presidencia se ordenara la vuelta al ruedo, Antonio paseó un apéndice, con nutrida petición del segundo, y recorrió la circunferencia “venteña” en dos ocasiones.

LOS TOROS fueron bautizados de la siguiente manera. 1º de la tarde.- numero 21, “Hermano”, el 2º.- 22, “Cariñoso”, el 3º.- 14, “Manito”, el 4.- 33, “Amistoso”, el 5º.- 58, “Cuate” y al 6º.- 39, “Amigo”. Un hermano de estos murió semanas antes de la fecha, don Luís había prometido a don Álvaro que si la corrida era de su agrado el reserva se quedaba en España, la palabra empeñada se cumplió y así este burel fue el primer semental mexicano que engendró por esas tierras, la muestra inequívoca de tal honor es la aceptación de los Domecq en permitir padreara en sus poteros un toro “extranjero”, un toro “mejicano”, como lo habrán escrito por aquellas tierras, un toro orgullosamente mexicano, azteca, tlaxcalteca.

PERO EL triunfo ajeno causa envidias, desgraciadamente no todo fue vida y dulzura para don Luís, cuando todavía disfrutaba de tan enorme triunfo, orquestada invasión a su terrenos por parte de ejidatarios, le obligo a vender la totalidad de ganado, la casa grande, la enorme y preciosa finca es ahora una escuela de turismo para los habitantes de la región, él la fundo, él la mantenía.

EL MISMO ganadero me lo contó, cuando la nostalgia por el ganado bravo le invadió, habló con aquellos de sus colegas a los que anteriormente había vendido vacas y sementales, trató la compra y así fue rescatando la pureza del “Mimiahuápan” de sus amores para dar vida a “Jaral de Peñas”, hoy heredada a sus deudos.

HOY JUEVES 7 de enero de 2010 están sepultando a don Luís Barroso Barona, don Emilio murió hace ya muchos años, él era quien me comentaba esporádicamente sobre su trabajo en “San Miguel de Mimiahuápan”, fue don Emilio quien invito a don Luís a apadrinar la boda de una de sus hijas, desde entonces mi esposa, por eso es que se da mi relación con el ejemplar ganadero y parte de su familia... ¡Que en paz este!... Nos Vemos.  
                   

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