8 de marzo de 2010
Ceremonia en que Humberto Flores confirma la alternativa a
Luis Bolívar en presencia de Víctor Mora. Foto: José Luis García/ESTO
Una tarde que no dejó huella
- Horacio Soto Castro
No fue el cerrojazo de la temporada, sino un portazo en la cara la que recibió el público al darse por terminada la temporada grande 2009-2010 en la Plaza México, en una tarde para echarla en la caja del olvido, de ésas que no dejan huella, pues no hubo toros que se prestaran para el lucimiento de faenas bonitas y muchos pases y ni toreros con carácter para sobreponerse a la adversidad. Eso sí, estuvieron valientes y con buenos detalles, pero muy contados y no lograron poner a flote este final de temporada que se fue al fondo, sin orejas.
El único beneficio que hubo fue que el festejo se fue rápido y antes de la siete ya estábamos fuera de la plaza sin hacer el sacrificio de estar ahí.
El coso capitalino registró una buena entrada a pesar de que la combinación no llamaba mucho la atención, pero el público siempre se hace presente por lo que pueda suceder dado lo impredecible de la fiesta.
El encierro de Barralva, de sangre española del encaste de Parladé de la línea de Atanasio Fernández, se vio fuerte, bien comido, bien armado, toros entre los cuatro y cinco años, bravos y enrazados, pero de un juego irregular, propios de esas condiciones y dejaron ver el comportamiento que da el ganado español más violento, con pocos pases, sin esa embestida clara del toro mexicano que aguanta un sinnúmero de muletazos. Hay que abonar a favor de ese encaste que todos acudieron al envite con los caballos y recargaron de firme y les hicieron sangre, pero difícilmente les quitaron ese temperamento del que son dueños. La divisa la salvó el toro corrido en segundo lugar, al que le dieron arrastre lento y fueron aplaudidos en el arrastre los corridos en primero, cuarto y quinto lugares.
BOLÍVAR
Del torero panameño, del que se ha propalado que es colombiano, confirmó su alternativa con el toro 100-4, Madrilisto, con 480 kilos y su segundo fue el 100-5 Farolero, con 475 kilos y en ambos saludó en el tercio, pues tuvieron más fuelle, fueron claros en las embestidas y él se vio valiente, con sitio y tesonero toda la tarde buscando el triunfo, pero toreando a una distancia por donde pasaba otro toro, sin embargo la gente le coreó y le aplaudió porque tenía ganas de ver algo bueno.
A su primero solamente lo bregó y le cuajó una tanda de chicuelinas e inició su faena en el centro del ruedo con el muletazo de moda, que es el cambiado por la espalda. Y los pocos pases que tuvo se los dio por el derecho, pues al intentar por el otro lado ya no fue lo mismo. Faena breve y se tiró a matar para dejar medio y luego una entera caída. Palmas al toro y él una pálida salida al tercio.
Con su segundo, que brindó al ganadero Luis Álvarez Bilbao, tuvo el mérito que con severos doblones lo metió al engaño, pues tiraba a manso, rajado. Faena breve por la derecha toreando a larga distancia que entusiasmó a la gente, por lo bien que lo llevaba. Por el izquierdo nada. Se tiró a matar y la dejó como general; segundo viaje y la dejó caída y escuchó un aviso. Palmas al toro y para él una salida al tercio muy forzada.
FLORES
En su primer toro Humberto Flores dio la impresión que iba por la tarde, primero al torear bien a la verónica con las zapatillas bien plantadas en la arena y luego en chicuelinas antiguas y algunos ayudados con temple y emotivos que duraron poco, luego se vino a menos el torero y el toro en faena con enganchones. Mal con la espada y se retiró en silencio.
En su segundo lo pasó de capa y fue desarmado en varias ocasiones. El toro tuvo buen principio, y se vio emotivo, primero al tumbar al picador Ricardo Morales y luego al acudir de largo al caballo y pronto para la muleta en pases por atrás que dio Humberto en el péndulo. Sin embargo también se le acabó el gas y se echó en tablas sin el menor remordimiento. Solamente había aguantado una tanda larga de ayudados de Humberto que le corearon. Mal a la hora de matar y aviso al canto.
Gerardo Angelino saludó en el tercio por extraordinario par de banderillas.
MORA
El aguascalentense Víctor Mora no fue ni la sombra de la temporada pasada en que cortó dos orejas y salió a hombros. Ahora naufragó totalmente, no se le vio ni el ánimo, ni el temple y recursos de los que es dueño. Logró una buena tanda de tafalleras y algunos naturales. Estuvo valiente y expuso, pero sin romper. Aviso y se retiró en silencio.
En el que cerró plaza anduvo a la deriva y también escuchó un aviso.
ESTO
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