09 agosto 2010

en la séptima novillada en la Plaza México

Javier Jiménez corta una oreja  
(8 agosto 2010) 
  • Alejandro Escárcega 
Para la séptima novillada en la Plaza de Toros México se corrió un encierro de ocho novillos de la ganadería de Los Encinos, propiedad de Don Eduardo Martínez Urquídi, vecino de Pedro Escobedo, Querétaro, dehesa fundada en el año de 1990 con divísa colores verde, rosa y azul. El juez de plaza fué Don Jorge Ramos Sandoval el cual pidió un minuto de aplausos al finalizar el paseillo en memoria del varilarguero Venustiano Pacheco y el fotógrafo taurino Alfredo Palomo García.

El primer espada fué el salmantino Daniel Martín El Dani (azul rey y oro) el cual se vió mal con Jarocho, número 17, negro bragado y cornidelantero con 490 kilos, el cual brincó de salida al callejón en la contrabarrera de los picadores; nada con el percal y brindó al escaso cónclave, para dar muletazos siendo desarmado en tres ocasiones y escuchar gritos de "toro, toro", con la toledana dejó una estocada tendida para ser pitado y aplausos al burel en el arrastre.

El quinto fué Esperado, número 46, entrepelado salpicado bragado meano y cornidelantero con 445 kilos, nada con el capote y sin brindar derechazos en la contraquerencia sin trascendencia en el tendido; estocada y descabello para escuchar silencio.

El capitalino Salvador López (sangre de pichón y oro) con Comandante, número 60, negro bragado meano y veleto con 455 kilos, capotazos y quite por saltilleras, con la pañosa, muletazos por alto y derechazos en la boca de riego; fatal con el acero, seis pinchazos y una estocada con un aviso entreverado desde el biombo de la autoridad, para escuchar pitos.

El sexto, Chicuelo, número 24, berrendo en cárdeno claro alunarado careto y cornivuelto con 400 kilos, López lo veroniqueó y lo llevó al caballo con atropelladas chicuelinas andantes; en el tercer tercio, muletazos sin dejar quietos los pies y se encaró con el público de sol que le recriminó su quehacer taurino; pinchazo y estocada para escuchar pitos.

El moreliano Alejandro Corona (obispo y oro) con Doble Letra, número 35, negro entrepelado bragado y cornivuelto tocado del izquierdo con 460 kilos, capotazos molestado por el viento y quitó por chicuelinas bajo la lluvia que ya no paró; faena muleteril por el lado diestro, estocada para escuchar silencio.

El séptimo fué Cunero, número 29, cárdeno obscuro salpicado bragado meano y cornidelantero con 415 kilos, nada con el percal y animoso con la pañosa dos péndulos y muletazos aguantando las descompuestas embestidas del burel; pinchazo, estocada y dos descabellos con un aviso para escuchar aplausos y pitos al novillo en el arrastre.

El sevillano Javier Jiménez (azul eléctrico y oro) estuvo bien con el noble Zapito, número 33, cárdeno nevado bragado y cornidelantero tocado del izquierdo con 440 kilos, verónicas cargando la suerte y llevó al caballo con chicuelinas andantes y quitó por ajustadas navarras. Le brindó al empapado público para hacer una faena en el fango con muletazos a media altura sobretodo con la siniestra a las nobilísimas embestidas del burel, culminadas con una certera estocada para cortar una oreja que le entregó el alguacilíllo Armando Ortega y arrastre lento para el astado ordenado por el juez de plaza Jorge Ramos.

Cerró el maratónico festejo con Tortolo, número 34, negro listón bragado meano y veleto con 380 kilos, un novillo que en cada embestida tiraba derrotes a diestra y siniestra, al cual el sevillano le echó valor y afición para escuchar los últimos aplausos de la tarde después de despacharlo de dos estocadas.

La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento

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