18 de agosto de 2010
Don Juan Huerta, en compañía de su hijo, Juan Pablo, y de su sobrino Luis Hernández, socios del ganadero. Foto: Archivo ESTO |
- Miguel Ángel García
La ilusión de todo ganadero por pisar una plaza de toros, siempre camina bajo los augurios de lo que los libros de registros de la ganadería señalan. Sin embargo, cada astado es diferente en actitud y condición, dependiendo de su estado de ánimo. El maestro don Francisco Lazo, columnista de ESTO, señala que la bravura o mansedumbre del toro depende mucho de su estado de ánimo, o bien: "Los toros pueden estar bravos, o pueden estar mansos". Referencia que hace en cuanto a que cada astado puede cambiar de ánimo en la plaza, independientemente de lo que sus notas reflejen en los libros de registros de la ganadería. Esto no quiere decir que el toro no haya sido bravo, o que fue manso, sino que su ánimo fue el que calificó su comportamiento. Tratándose de trasladar ganado bravo de la ganadería a una plaza, cualquier imprevisto puede suceder. La mayoría de veces el estrés es lo que impera y hace que el estado de ánimo de los toros se eleve, al grado de que ellos mismos se producen lesiones en los pitones por derrotar para todos lados, e incluso, se llegan a registrar peleas unos con otros.
Decíamos que las ilusiones de un ganadero, máxime tratándose de una plaza de primera, en este caso la México, unas veces se estrellan por el comportamiento de los astados en la plaza. Y otras, cuando en el embarque, o desembarque, existen percances entre los astados.
El ganadero don Juan Huerta Ortega, propietario de la ganadería Juan Huerta, hace su presentación con dicho hierro el próximo domingo en la gran Plaza México y claro, las ilusiones porque todo salga extraordinario son las mejores. Lamentablemente en el proceso para trasladar a los seis toros de la ganadería a la plaza, tres de los astados se lesionaron, por lo que el hierro únicamente lidiará tres ejemplares. Más otros cuatro de otra ganadería.
AL MAL TIEMPO BUENA CARA
El triste suceso no mermó la ilusión de don Juan Huerta, ya que este tipo de situaciones ya no estuvo en sus manos. Cada embarque es impredecible, porque tratándose de toros bravos, cualquier cosa puede suceder. No obstante, el criador de bravo confía en sus tres toros para asomar su divisa en lo alto, con base en las cualidades que se tiene registradas en los libros. El término "los toros no tienen palabra de honor", mejor se lo aduciríamos a su estado de ánimo. Porque lidia, todos tienen, se cansará de decir acertadamente don Francisco Lazo.
HISTORIAL
El matador Pepe Ortiz fundó esta ganadería con nombre propio, en la ex Hacienda de Calderón, en San Miguel de Allende, Guanajuato, con vacas y sementales de San Mateo y Zacatepec. Lidió por vez primera el 24 de agosto de 1946 en la Plaza México. En 1962 la dehesa fue adquirida por don Carlos Trouyuet, quien le cambió el nombre a San Carlos y la cedió a sus hijos, don Carlos y don Jorge. Ese mismo año agregaron 35 vacas y 5 sementales de Jesús. Cabrera. En 1966 agregaron un semental de San Mateo. Los hermanos Trouyet fallecieron en un accidente, el 13 de noviembre de 1967 y don Carlos se hizo cargo de la dehesa hasta su muerte, el 11 de marzo de 1971. La legó a sus hijos, Roberto y Francisco, quienes la vendieron en 1975, hasta 1991 estuvo en varias manos, quedando finalmente en posesión de su actual dueño, don Juan Huerta, quien le puso su nombre y agregó 65 vacas y 4 sementales de Reyes Huerta. Se presentó en la ciudad de México el 12 de agosto de 1995, en la plaza de Arroyo; esa tarde indultaron al novillo Debutante. En 2008 se agregaron dos sementales de San Mateo y 30 vacas de San Mateo, San Marcos y San Lucas y se mudaron a la hacienda de Tepeyahualco, en Tlaxcala.
ESTO
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