12 agosto 2010

“LOS VALORES CULTURALES DE LA FIESTA DE TOROS”

Rincón Taurino (12/08/10)

...es sublime por  momentáneo”.
  • Por: Antonio Casanueva

Con la reciente prohibición de las corridas de toros en Cataluña, por su propio Parlamento y provocada, como ha quedado dicho en múltiples espacios, por sus propios representantes ciudadanos, como que no quedan ganas de hablar de otros temas; así las Efemérides, nuevos triunfos de toreros consagrados o principiantes, las Ferias que están a punto de celebrarse tanto en otras regiones de la geografía española, como en el resto del mundo, tendrán que pasar a un segundo plano, pues la gravedad de este decreto, que será  implementado a partir de 2012 , evitando que haya mas corridas en toda  la región de Cataluña,  siendo la gravedad de este mal que pudiera  extenderse a diversas regiones del planeta tauro.

Entre los temas encontrados, que bien pudiéramos esgrimir para defender tanto a  nuestra Fiesta en si como a una posible contaminación en diversas regiones con tan desastrosa  medida, están por ejemplo: “Los Valores Culturales, tanto tradicionales como históricos” y al respecto, encontré con  un bello artículo del  eminente escritor  Francois Zumbiehl, quien es Director de Cultura de La Unión Latina, el cual en sus partes medulares apunta lo siguiente:

“Vivimos hoy en día un mundo sin fronteras,  lo que ofrece grandes posibilidades en cuanto a la comunicación, pero que también supone altos riesgos para la preservación  de la diversidad cultural. Cada cultura tiene en efecto su propio contenido ideológico que defiende y en algunos casos,  -trata de imponer-  a todo el universo por una guerra subterránea, utilizando todos los medios a su alcance.

tiene una  Dimensión Cultural Específica
Así es como poco a poco los diferentes pueblos han quedado sometidos a una cultura globalizada, heredada en gran parte de la sensibilidad anglosajona o por lo menos Nórdica, que define a escala universal, lo política y culturalmente correcto. En base a estos criterios, tal sensibilidad condena a La Fiesta de Toros, por dos razones de principio; La violencia y la sangre, que sacuden constantemente al planeta, pero que son consideradas obscenas en un espectáculo como la corrida.

Mas  adelante, el autor afirma  estar convencido que no habrá que perder demasiado tiempo en tratar de convencer a los anti-taurinos, en debates inútiles, en los que la razón y la buena fe escasean, por el mero hecho que los argumentos son excesivamente pasionales. Mucho mas importante es confirmar en la legitimidad de los gustos a los aficionados, quitándoles cualquier rastro de mala conciencia que procure infundirles la sensibilidad imperante a través de los medios de comunicación planetarios.

 También es muy importante que los responsables políticos de las regiones taurinas de España, Francia, Portugal e Hispanoamérica, estén plenamente convencidos  de que “nuestra Fiesta”, además de su indiscutible aportación económica, tiene una  Dimensión Cultural Específica, entre otras cosas por ser el reflejo de una determinada sensibilidad y por ser la expresión de valores estéticos y existenciales genuinos.
  
A este punto, el autor de tan interesantes argumentos considera oportuno remontarse a aquel sencillo pero magnífico texto,  redactado entre otros,  por Valle Inclán,  Pérez  Ayala y Sebastián Miranda, para la convocatoria de una Cena-Homenaje a Juan Belmonte, en 1913, que a la letra decía: “Capotes, Garapullos, Muletas y Estoques no son instrumentos de mas baja jerarquía estética que plumas, pinceles y buriles, antes los aventajan porque el género  de belleza que crean es sublime por  momentáneo”.

con el tiempo, alargado y sublimado
No solo llama la atención el hecho de que intelectuales de aquel nivel lo tomaran como modelo y fuente de inspiración. Otros artistas de igual o mayor categoría, en España y en muchos otros países lo han hecho. La verdaderamente significativo en este texto es, que por primera vez, se reconoce y se celebra la estética inherente al toreo y su peculiaridad : esta dialéctica del temple, que inspira a dar en los pases una sensación de tiempo lentificado, casi de eternidad, en el marco de una creación finalmente efímera. Este juego con el tiempo, alargado y sublimado, pero que termina por someterse a la ley universal de la muerte, en este caso la muerte del toro y de la faena, es decir nada menos que de la propia obra de arte, encierra una filosofía tremendamente humana y emocionante.

Para terminar, el Dr. Zumbiehl, insiste en sus argumentos,  diciendo textualmente, “que en realidad La Fiesta no necesita ninguna referencia  externa para justificar su pertenencia al campo de la cultura, lo  que afirma el mismo, quien  dedica buena parte de sus esfuerzos en analizar la representación de  La Tauromaquia, en las palabras de los toreros, de los ganaderos y de los aficionados, por  lo que asegura estar maravillado  por la riqueza de vivencias,  de emociones y de matices contenida en todos los discursos espontáneos  que revelan esta singular confluencia entre el arte y la vida, cuya expresión intensísima se da en Los Toros. Argumentos todos, que le explican como El Toreo ha significado para ellos, la liberación de todas las potencias vitales y la expresión de su máxima  autenticidad íntima o bien como los toreros describen  el  éxtasis de los MOMENTOS cumbres, cuando un artista siente que un poder desgarrador, nacido en lo mas hondo de su ser, sale a la luz en consonancia con la riqueza secreta del toro que ha sabido entender y exprimir. Y  sería un cuento de nunca acabar, transcribir –nos dice Zumbiehl-  las reflexiones innumerables sobre ese diálogo excepcional que el hombre mantiene  en las faenas de campo y en el ruedo con un animal indómito.

Antonio Casanueva

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