06 diciembre 2010

TUBERCULOSO ADIOS A UNA GANADERÍA ESPAÑOLA.

  • Por Pedro Julio Jimenez Villaseñor  

SE DECIA… “Capotes que el toro aprieta”. Hoy lo cambio a un… “Cobijas que el frío llegó”… Vean porque lo digo y la fría triste noticia llegada desde España, la tuberculosis sigue pegándole duro a la ganadería hispana.  
ALGO ME recuerda esos románticos viejos tiempos de polvorientos caminos que de seguido se recorrían de aventones, de noches que debían de pasarse remendando los “fríos capotes”, convertidos en posteriores “calidas cobijas”, “fracturados” en las batallas con esas añoradas vacas peregrinas, con los enormes jorobados cebúes y astifinos toros criollos. No todo era malo, no era solo “coser y cantar”, lo mismo que “coser y torear”, existían otras motivaciones, inspiradoras guapas morenas, muchas veces inalcanzables, esos riquísimos almuerzos bañados con las salsas picantes que se acostumbran en los ranchos y que hidratábamos con pulque, con aguamiel,  esto levantaba el ánimo a cualquiera para estar listos en esas hoy desaparecidas tardes y continuar en la brega por lo que faltaba de torear en el novenario taurino. Nueve días de guerra.
NOVENARIOS POR las costas de Guerrero, de Jalisco, por el estado de Morelos, por el sureste mexicano, maletillas típicos de esos años, capotes y muletas decoloradas, banderillas usadas en decenas de festejos, vestidos “de luces”, de luces pero muy opacas ya, y desde luego que siempre con la compañía de algo que jamás podía faltar, una baraja para los relajantes conquianes. Así se vivía en la espera, muchas veces inútil, de verse anunciado con novillos de casta. Hoy acabamos de conocer en nuestrojaen.com, de Juan Muñoz, una noticia que nos ha dejado fríos, ahora ni con capotes o cobertores se puede disimular el pesar de muchos toreros a los que debe, la mala nueva, haber congelado. A continuación la mala noticia.
“LAS CUATROCIENTAS reses bravas de Isla Brava en Matapozuelos, entre sementales, toros, novillos y vacas han sido llevadas al matadero y procedido a su sacrificio como consecuencia del vaciado sanitario ganadero por causa de la tuberculina, enfermedad que se había extendido en estas reses que, además no eran de excesivo agrado para los toreros. El encaste de Santa Coloma, de Buendía y Martínez Elizondo con que empezó su andadura Trifino de Matapozuelos ha desaparecido para siempre de la faz de esta Villa vallisoletana. Trifino Vegas que cuenta con casi ochenta años, dobladas las espaldas y arqueados los huesos como consecuencia de los años de trabajo en el campo, además de otras dificultades, a las que se une sin duda alguna que ninguno de sus hijos haya seguido con las labores ganaderas, ha sopesado la situación y efectuado lo que mejor le viene a él mismo en estos momentos.
CREO ESTARAN de acuerdo conmigo que la nota es mala por donde la veamos, repito que ni capotes ni cobertores calentaran a muchos jóvenes que como dice la nota… “Tristeza sí, para los melancólicos, y esperanza también para buscar el saneamiento de la cabaña brava española. Y en el recuerdo, los momentos pasados en Isla Brava con los chavales que querían ser toreros, tentando las reses cárdenas de Trifino Vegas”… Hoy los “fríos capotes”, convertidos en posteriores “calidas cobijas”, “fracturados” en las batallas con esas añoradas vacas peregrinas, con los enormes jorobados cebúes y astifinos toros criollos, están de luto, hoy que por España tenían el lujo de contar los jóvenes con esa persona, el anciano que les proporcionaba el medio de entrenamiento, el destino le ha metido la espada hasta los gavilanes, con saña, terminando con su dehesa pero con la esperanza que esto sirva para prevenir a otros hatos. Que todo sea para bien y que este hombre tenga apoyo y consuelo de autoridades y toreros. Creo que esta viviendo una verdadera desgracia… Nos Vemos.   

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