El Zapata cortó 2 orejas - Ventura 2 orejas – Silis hizo el esfuerzo – 4 de San Marcos y 2 de Montecristo de rejones, disparejos en presentación y rendimiento – Se llenó la Plaza.
- Por óscar MEJÍA
La noche de viernes fue apacible por fuera y como se esperaba, la placita poblana se llenó. El objetivo principal, a mi juicio, se cumplió en este debut como empresario taurino de Juan Huerta Ortega: el público reunido se divirtió y francamente se respiraba ambiente nuevo.
Faltó equilibrio al ganado, sin embargo el resultado fue artísticamente triunfal y con eso nos quedamos. Se cortaron 4 orejas. Los 4 de San Marcos de presentación buena a secas, gordos eso si, disparejos en tipo y comportamiento. Mansurrones con poca fuerza en general, de lidia seria. Se parchó el lote con 2 de Montecristo que a más de tener muy escaso trapío, resultaron facilotes y a modo para que el caballista se luciera.
De lo sucedido en el ruedo destaca con mucho el gesto machuno de Uriel Moreno El Zapata, desplegado principalmente en su segundo turno.
Yo era de los que criticaban que Uriel se presentara físicamente disminuido con las heridas de la cornada y severa paliza de hace 3 días aún abiertas, pero me tragué mis palabras.
El socio era un pájaro. Agresivo por donde lo vieras, grande, con edad, con algo más de fuerza que sus hermanos fue el sanmarqueño. Y con un par de pitones. El grado de dificultad fue alto y el torero supo sacarle provecho.
Con la capa, de rodillas y en los medios entre largas y faroles El zapata lo desengañó; también se lució con ajustadas chicuelinas y algún adorno torero. Lo castigó poco y bien Cesar Morales cuando el toro cumplió con el caballo.
Y para sorpresa de todos, el tlaxcalteca cogió los palos (lo que no había hecho en su primero) y le administró el número completo al, hasta ese momento medio boyante, morito. Le aprovechó los viajes que tenía para adornarlo con monumentales, violines y cuarteos. El Relicario bufaba, el zumbido de la gritería y aplausos se puso ensordecedor.
Con la muleta construyó corta, valiente mucho, inteligente y justa faena metido en el peligroso sentido del negro con cara seria número 20. Por ahí le ligó una buena tanda con la derecha y agregó su colmillo retorcido. Entre molinetes y desplantes coreados con admiración le sacó las pocas pero emotivas cualidades al de San Marcos; había en el tendido muchas caras nuevas que le festejaban a rabiar.
A la suerte de matar le puso El Zapata el principal ingrediente, huevos tras la espada. Con una entera de efectos y ejecución espectaculares hizo rodar al socio. Petición nutrida y dos orejas que concedió el experimental juez Enrique Guevara (quien cumplió sin problema) fue el resultado.
Y ya sabes, la gente feliz festejó en puerta grande a este que se anda colocando ya en figura mexicana, pero que desde hace un buen tiempo es consentido de esta plaza Poblana.
Del caballista Diego Ventura mucho no puedo decir que no digan todos, es un buen espectáculo, muy lusitano es su comportamiento en el ruedo y trato a los caballos, gran cuadra bien trabajada y nada, salvo los mordiscos, que no se haya visto. Y le sumamos que las reses que le escogieron no implicaron mayor grado de dificultad de acuerdo a su categoría. Le costó trabajo conectar con el público. Dos orejas le cortó a su segundo, boleto suficiente para compartir con El Zapata la salida en hombros.
Para Juan Luis Silis el paquete fue grande, por el peso del cartel y la lidia que dieron sus toros. Aunque sin sitio se le vio dispuesto a conseguir nuevas oportunidades como ésta para crecer en su carrera.
Ahora lo que sigue es que salga la convocatoria pública a la licitación de la plaza, como anunció el secretario de desarrollo económico del estado y se formen los interesados a la concesión del uso y aprovechamiento de la Plaza de toros El Relicario. Remato En Los Medios.
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