El tlaxcalteca Antonio Galindo, el único que triunfo en La México

 (21 agosto 2011)       

• por Alejandro Escárcega

Con la entrada de costumbre se dió la quinta novillada en la Monumental Plaza de Toros México, ahora con novillos de San Antonio de Padua, propiedad de Doña Mónica Hernández de Aloi, vecina de Tlaxco, Tlaxcala, la cual envió un encierro parejo en presentación, no así en comportamiento con cuatro novillos que fueron pitados en el arrastre y dos aplaudidos.

Manolo Olivares, escuchó silencio en su primero y pitos en el cuarto, Juan Vicente, aplausos en el segundo y pitos en el quinto y Antonio Galindo, aplausos en el tercero y una oreja del que cerró plaza.

Abrió el festejo el capitalino Manolo Olivares (azul rey y oro) con Sacristán, número 101, entrepelado listón bragado y cornidelantero tocado del izquierdo con 402 kilos, verónicas y frustrado quite por chicuelinas; con la pañosa, doblones en tablas y con la muleta en la diestra, el tlaxcalteca lo buscó y lo encontró, rompiendole la taleguílla de la pierna derecha desde la nalga hasta la corva; se adornó con sanjuaneras para irse tras el acero dejando dos pinchazos y una estocada caida para escuchar sepulcral silencio y pitos al novillo en el arrastre.

Con el cuarto, Lobito, número 154, cárdeno salpicado braghado meano caribello y paliabierto con 390 kilos, bregó con el percal y quitó por saltilleras. Banderilló, dejando un par al violín, otro al cuarteo hacia los adentros y un tercero al quiebro en las tablas para ser aplaudido. Con la muleta, dos péndulos en la boca de riego y cuatro series de derechazos en el mismo sitio; intentó con la siniestra, pero la faena bajo de continuidad con gritos del tendido de sol de "toro, toro"; dosantinas a regañadientes y mejores manoletinas; con la toledana, tres pinchazos y tres avisos con un aviso entreverado para ser pitado y aplaudido el novillo.

El valenciano Juan Vicente (rubí y oro) con Gorrión, número, 114, zaino y cornivuelto con 375 kilos, mandiles bajo la lluvia y quite por verónicas entreveradas con tafalleras. Le brindó al cónclave capitalino para toreramente doblarse con el púpilo de Doña Mónica y soportando las ráfagas de viento intentó torear al natural, con la diestra, mejores muletazos, volvió a la siniestra y ya no conectó con el tendido; estocada caida y delantera, descabello y bajonazo con un aviso, para escuchar tibias palmas y pitos al novillo.

El quinto fué Holgazán, número 131, zaino y cornivuelto con 405 kilos, nada de recibo y movido quite por chicuelinas; con la pañosa siguió en el mismo tenor, sin confiarse, dando siempre un pasito atrás y con el acero, dos pinchazos y un aviso para ser pitado igual que el novillo.

El tlaxcalteca Antonio Galindo (turqueza y oro) con Ebanista, número 143, cárdeno obscuro nevado bragado meano caribello y cornivuelto con 400 kilos, poco con el percal y con la muleta, sabrosos naturales en la boca de riego, con la diestra el novillo ya no quízo saber nada, por lo cual se tiró a matar dejando una estocada para ser aplaudido y pitos al novillo.

Cerró el festejo el mejor novillo del encierro, Guapìto, número 153, entrepelado bragado y cornidelantero con 398 kilos, tres faroles de hinojos en tablas y de pie, verónicas cargando la suerte, rematadas con una luminosa revolera; llevó al caballo por chicuelinas andantes y quitó por mandiles. El banderillero Diego Martínez se desmonteró en el tercio después de dejar dos espléndidos pares de garapullos. Galindo siguió en el mismo tenor en el tercer tercio, faena pinturera con muletazos coreados por el tendido, coronados por certera estocad para cortar la única oreja del festejo otorgada por el Juez de Plaza DonJorge Ramos Sandoval y entregada por el alguacilíilo José Julián Ayala.

La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento

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