(2 octubre 2011)
- Alejandro Escárcega.
En una tarde fria y nublada se dió la décima primera novillada en la Monumental Plaza de Toros México, en la cual se corrió un bien presentado y bravo encierro de la ganaderia queretána de Los Encinos, propiedad de Don Eduardo Martínez Urquídi, de los cuales tres novillos fueron aplaudidos en el arrastre y con los cuales el capitalino Manolo Olivares, escuchó aplausos y pitos, el colombiano Leandro de Andalucía, aplausos y pitos y el tlaxcalteca Antonio Galindo, aplausos y división en el que cerró plaza.
A Manolo Olivares (violeta y oro) le tocó el mejor lote, primero fué Julio, número 69, cárdeno claro girón caribello bragado meano y corniapretado con 430 kilos, lo recibió con templadas verónicas y quitó por gaoneras. Banderilló a petición del público, dejando tres pares al cuarteo que le fueron ovacionados. Muleteó sentado en el estribo y de pie, derechazos en la contraquerencia a la noble y pastueña embestida del queretáno; con la siniestra, naturales largos y acompasados, pero fatal con el acero: pinchazo, media y descabello para todo quedar en palmas y aplausos al novillo en el arrastre.
El cuarto fué Capuleto, número 74, cárdeno obscuro caribello bragado meano y cornidelantero con 404 kilos, nada con el percal y espectacular tumbo al varilarguero Rodolfo Carmona. Aquí ya no banderilló pese a la petición del público y empezó su trasteo con muletazos del tercio a los medios, desaprovechando al noble burel de Los Encinos bajo los gritos de "toro, toro"; se fué tras el acero dejando dos pinchazos y una estocada caida para escuchar sonora rechifla y ovación al novillo en el arrastre.
El colombiano Leandro de Andalucía (grana y oro) con Ciao, número 63, negro bragado meano y cornidelantero con 395 kilos, bien veroniqueando y después de brindarle al cónclave capitalino, hízo una faena con la diestra en la puerta de arrastre y naturales sin jamás acomadarse por lo cual se fué tras el acero dejando dos pinchazos, un metisaca y una estocada para escuchar aplausos.
El quinto fué Montejo, número 27, negro entrepelado bragado meano y cornidelantero con 392 kilos, lo bregó con el percal y fué masacrado por el varilarguero Alfredo Ruiz, hasta ser sancionado por el juez de plaza Don Gilberto Ruiz Torres. Sin brindar y con el novillo muerto sobre sus cuatro patas, todo quedó en ser apuntillado, recibiendo sonora bronca hasta que se refugió en la barrera.
El tlaxcalteca Antonio Galindo (catafalco y azabache) con Beronés, número 85, negro listón bragado y paliabierto con 416 kilos, farol de hinojos en tablas y de pie, eléctricas verónicas y lo mejor la revolera con la que lo remató; quitó por navarras en el mismo tenor. El novillo se acalambró de sus cuartos traseros por lo cual cortó por lo sano dejando un pinchazo y una estocada para escuchar tibias palmas.
Cerró el festejo con un novillo que traía las orejas detenidas con alfileres, Romeo, número 17, cárdeno claro nevado bragado meano y cornidelantero con 400 kilos, farol de hinojos en los medios y dos más en las tablas, de pie, verónicas, bregó hacia el caballo y quitó por chicuelinas. Banderilló con lucimiento dejando tres buenos pares al cuarteo para saludar en el tercio. Con la pañosa, muletazos del tercio a los medios y derechazos acompañando solamente la noble embestida del burel hasta ser empitonado sin consecuencias que lamentar, terminó su trasteo con cuatro manoletinas y mal con el acero, estocada delantera, dos descabellos y un aviso para escuchar división y aplausos al noble queretáno en el arrastre.
La próxima semana será el cerrojazo de la temporada novilleril con un cartél que la Empresa dará a conocer proximamente.
La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento
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Toros en La México
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