En la quinta novillada de la temporada en la Plaza de Toros Arroyo, se corrió un buen encierro de la ganadería hidalguense de Huichápan, propiedad de Don Adolfo Lugo Verduzco, de los cuales tres astados fueron aplaudidos en el arrastre y uno recibió el homenaje del arrastre lento. Paulo Campero, aplausos y aplausos en uno de regalo,Jaime Adrián, vuelta al ruedo, José María Macias saludó en el tercio y Jorge Rizo aplausos.
Paulo Campero (dijón y azabache) con Faraón, número 20, negro bragado y acucharado tocado del izquierdo con 422 kilos, bien y variado con el percal. Banderilleo invitando a acompañarlo a Jaime Adrián. Con la pañosa, un muletazo de hinojos y de pie, derechazos en los medios confiándose y naturales no en el mismo tenor, por lo cual volvió a muletear con la diestra con eco en el tendido; con la toledana, perdió la oreja que ya tenía en la espuerta: tres pinchazos y media para escuchar aplausos novillo y novillero.
Regaló un quinto, Festejado, número 34, cárdeno claro bragado meano y brocho con 430 kilos, que resultó el lunar del encierro con el cual no se acomodó con el percal y excelente puyazo del varilarguero Erik Morales. Le brindó al cónclave tlalpense que hizo una buena entrada, para muletear por ambos pitones a un novillo que nunca rompió. Fatal con la espada; cinco pinchazos y una estocada con un aviso entreverado que le envió desde el palco de la autoridad Don Gilberto Ruiz Torres.
Jaime Adrián (nazareno y oro) con Notario, número 51, cárdeno obscuro nevado bragado meano y brocho con 428 kilos, farol de hinojos en tablas para demostrar que venía a Arroyo a por todas, verónicas rematadas con un revolera y realizó el quite de oro. Banderilleo invitando ahora a Campero, dejando un par al violín y otro de cortas en tablas. Lo mejor vino con la pañosa, muletazos por ambos pitones fuertemente coreados y al final del trasteo, se adornó con ajustadas bernardinas hasta ser cogido, llevándose una paliza de órdago, resultando lesionado de la pierna derecha; sin verse la ropa se fue tras el acero dejando una media estocada para tener fuerte petición de oreja y todo quedar en clamorosa vuelta al ruedo y aplausos al novillo en el arrastre.
José María Macías (purísima y oro) con Universitario, número 40, negro bragado meano y brocho con 408 kilos, buenas verónicas y mejor rematadas con una media y una revolera; quitó por chicuelinas. Enorme con los garapullos Christian Sánchez para desmonterarse en el tercio por enésima ocasión. Le brindó al empresario Don José Arroyo, para hacer una faena derechista sin mucha transmisión al tendido y con el acero, dos pinchazos y una estocada envainada para saludar en el tercio y aplausos al novillo.
Jorge Rízo (obispo y oro) con el mejor novillo del encierro, Arquitecto, número 14, cárdeno obscuro bragado meano y cornigacho con 392 kilos, veroniqueó y quitó por chicuelinas. Con la pañosa, largos y templados derechazos, así como naturales con la siniestra, pero con la toledana: dos estocadas envainadas, un pinchazo y una estocada con un aviso entreverado para escuchar aplausos y arrastre lento al noble y bravo burel hidalguense.
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