21 junio 2012

Las CHARLAS con EL BARDO DE LA TAURINA


 UNA HISTORIA QUE CONTAR

Era día de abrir las páginas escritas de una historia que ya casi araña los cien años,  allá en la calle de El Carmen 69 que ‘esquinea’ con la de Bolivia  que ha quedado impresa por el puño y la letra de Don Rafael Guillén Hernández, bajo el título editorial de ‘El Taquito, una historia que contar’ prologado por Jacobo Zabludovsky quién  es el comensal ‘Taquiteño’ por antonomasia  y por eso hasta un salón en el templo de la gastronomía tricolor lleva su nombre, el parto de papel y tinta fue harto dilatado más como el autor es paciente y aguantador como  cite ‘Martinista’ pues lo consintió hasta el viernes pasado en que los cohetones tronaron en algarabía por la presentación en sociedad del libro, tan suspirado a través del cual quienes no conocen la leyenda la conocerán y es que no conocer El Taquito, no es un sacrilegio, pero si un pecado culinario y taurino y es que ¡imaginase usted aficionado! estar en el mismísimo lugar a donde acudió el inmenso Lorenzo Garza a minutos de haber salido de ‘chirona’ tras aquella broncononota que escenificó en la Plaza México el 20 de Enero de 1947, y como esa historia ahí se han escrito miles como cuando aquella tarde la taurinísima y aristrocatica Dolores del Rió le permitió a la plebeya Maria Félix sentarse en su misma mesa ¡Viva la democracia!, más ahora hay que decir que para la presentación del libro testimonial, la familia Guillén no recurrió a lo populacho y se decanto por lo selecto, si se quería chanelar de toros pues ahí estaba la mesa del matador tamaulipeco alternativado en Ecuador Guillermo Rondero el del arte a flor de piel, la sobriedad torera como bandera de temple y el valor en los aceros, en alternancia con el C..P. Don Arturo López que es figura imprescindible  de las barreras en los alberos de postín y quién  con la frescura de apenas haber regresado de la ‘Isidrada madrileña’ declaró enfáticamente ‘No le demos vuelta, en España se vive otra fiesta que nada tiene que ver con la de aquí’, ¿Sería por eso que allá los aztecas encontraron su árbol de las tardes tristes?
 
A las puertas del predio se ve todavía el relumbrón de los azulejos taurinos asomados entre esa  plaga que lo son los ambulantes, aunque cabe decir que el día de la premier editorial las calles estaban desinfectadas de vendedores piratas, dicen que porque asistiría al acto protocolario Ebrard Casaubon  a quién ahora llaman ‘El ya merito’  por aquello de que soñó con ser candidato a la ‘Puerta (silla) Grande de la república’ y se le fue vivo el toro y ahora en faena de consolación   espera que ‘El Camaleón Amoroso’ en un acto de amor apache cuando vuelva a tomar las calles le brinde la custodia del Palacio de Cobian…….‘Inocente pobre amigo’.

Bueno volvamos al interior de El Taquito el  que desde 1923, ha pertenecido a la misma familia la que se encargo de convertirlo en una galería de arte taurino en donde las pinturas del inmortal Pancho Flores penden por doquier  a las que acompañan miles de fotografías  destacan las de los patriarcas del emporio que arrancó con Don Marcos el amigo de Rodolfo Gaona y Juan Silveti  y continuó con sus hijos  David,  Enrique y  Rafael Guillén Rioja a los que los figurones de las épocas del ayer les testimoniaron su amistad y entre quienes se distinguió el inolvidable ‘Manolete’ de quién se narra en el libro que durante un ágape que se le ofrecía y que coincidía con el rompimiento del convenio taurino Hispano-Mexicano los comensales comenzaron a pedirle que hablara al respecto  y  el ‘mounstro’ se puso de pie  tan solo  dijo ‘Señores, yo hablo en los ruedos y repuso muchas gracias’ y hablando de genios  de pocas palabras un recuerdo al otro ‘Mandón’  Manolo Martínez quién acudió al barrio del Carmen  para autografiar con la diestra enyesada aquel clásico óleo en el que aparece bordando el Natural  en el Toreo  y que se considera histórico pues con el quedo simbolizado el parte aguas del toreo mexicano dentro y fuera de los ruedos.

Y antes de tomar el olivo  una solicitud al  emprendedor y tesonero  Marcos Guillén para que incluya en el menú de El Taquito una vez al mes las nostálgicas Tertulias Taurinas que también son tradición que no debe morir.  

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