“Morante soberbio, iluminó el ruedo de la México”
- Por: Antonio Casanueva
- fotos de Edmundo TOCA
Este pasado lunes, como si
estuviera toreando tan solo para El Supremo Hacedor, José Antonio “Morante de la Puebla” verdaderamente
ilúminó el ruedo de la “Monumental” plaza México, durante la quinta corrida de
la temporada 2012-13 realizando un toreo auténticamente celestial, como de nadie mas su hubiera podido esperar
en dicho coso o en cualquiera otro del mundo.
En efecto así fue, de tal manera que para los 18 o 20 mil asistentes a
la corrida del 19 de noviembre, durante la quinta corrida de la temporada, en la que como si el empresario del coso,
quisiera insistirle al destino de lo revolucionario de la fecha, trajo desde
lejana tierras, a “Morante de la Puebla” para que el público capitalino pudiera
sublimarse con su toreo, ya que como es bien sabido, este increíble personaje, cuando
viste su peculiar terno de luces pareciera quedar embebido o si se me permite
la expresión: bendecido con “La gracia de Dios”, realizando la mas bella,
inteligente e inspirada faena, que sin duda había sido ejecutada en dicho coso
desde su inauguración, allá por los tiempos de “Manolete”, hace algo mas que 65
años.
Si bien es cierto que Morante no se acomodó por completo durante la
faena de su primer enemigo, regalando a la concurrencia tan solo con algunos destellos
de su arte. Con su segundo “Chatote” bello
ejemplar, bien presentado procedente de la ganadería de San Isidro a diferencia
del anterior que era, ya que la corrida se anunció como una corrida parchada,
con animales de Jorge María, los que como se esperaba, salieron auténticamente
malos, difíciles y descastados, realizó una faena bellísima, plena de
entendimiento a las limitaciones y requerimientos del animal y olvidando las
dificultades presentadas inicialmente
terminó siendo un dechado de bondad al que toreó por ambos lados,
enseñándolo a embestir y llevándolo
materialmente embebido a su muleta, con su incomparable muleta, plena de arte,
belleza y como lo demostrara con la realización de la lidia a “Chatote”, oficio y conocimientos taurómacos
para convertir a ese difícil y complicado animal en uno de seda, con el que
realizara tan bella e inolvidable faena en la que materialmente, Morante, llevaba al animal embebido en
su muleta, realizando una faena básicamente izquierdista con los destellos mas
maravillosos del arte de torear que pudieran haberse visto en ese coso.
Sin duda, para quienes tuvimos la oportunidad de presenciar tan incomparable faena, una culminación auténtica de arte, luego
de terminar rápido y con precisión con
la espada el Juez de plaza emocionado,
otorgó de inmediato las dos orejas, protestadas por aquellos asistentes, quienes
no estando en “La Gracia Divina”,
seguramente se encontraban mentalmente
impedidos para comprender tan inmensa belleza, con lo que una vez mas quedara demostrado que para
sentir las cosas bellas de tal magnitud, sin duda se requiere estar poseídos
por la Gracia.
La Faena a “Chatote” no solo fue bella, sino completa gracias al entendimiento de las necesidades que
el toro tenía . Gracias especialmente a “Morante
de La Puebla”, su lidiador lo
enseñó materialmente a embestir, limando poco a poco sus asperezas, limitaciones
y defectos, toreó fundamentalmente por el
lado izquierdo con muletazos por abajo y en redondo, algunos de los cuales
resultaron ser verdaderamente largos, templados y perfectamente
eslabonados uno a continuación del
otro, para rematar las series con brillantes pases por altos, intercalados con bellos trincherazos, todos ellos
impregnados de un arte sublime, por decirlo con dos palabras; de increíble
corte “morantista”. En pocas palabras,
un toreo auténtico, personal y sin copiar a nadie.
Olé por los toreros buenos y de gran clase.
Antonio Casanueva
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