- Por: Pedro Julio Jiménez Villaseñor.
Fecha: 2013-08-28 10:38:02
QUIZÁS ERA el automóvil más
famoso en España por aquellos años, el Buick azul que muy de mañana llega a las
puertas del Hotel Cervantes en Linares, Jaén, a pocos pasos de la plaza de
toros de esa localidad. Del auto baja su propietario que había nacido el 4 de
julio de 1917, le apodan “Manolete” y le acompañaban su apoderado, José Flores
“Camará”, su fiel amigo “El Chimo”, y los miembros de su cuadrilla, entre ellos
estaba su primo, “Cantimplas”, o “Pelu” como él le llamaba cariñosamente. Hoy
28 de agosto está anunciado para matar una corrida de Miura al lado de
“Gitanillo” y de Luis Miguel González Lucas “Dominguín”.
LITERALMENTE PODEMOS decir que al
entrar a la habitación el diestro cordobés se recostó a descansar “pared con
pared” a donde hacia lo mismo el emisario de su destino, “Islero”, el de don Eduardo
Miura, ya que, como decimos líneas arriba, el coso es vecino hasta la fecha,
del lugar de hospedaje. El astado salió en quinto lugar y hasta la enfermería
llegaron las orejas y el rabo del ejemplar que muere matando al hombre que
tenía fama de excelente estoqueador. “Carnicerito de Málaga” fue quien le llevó
los trofeos.
LA PLAZA fue inaugurada el 7 de
junio de 1867 por Manuel Carmona, “El Panadero”, y Antonio Carmona, “El
Gordito”, lidiando astados de Miura y Saltillo, al coso, con capacidad para 9
mil personas, se le bautiza en honor de Santa Margarita. Más datos de la
trágica tarde…
EL DIESTRO fue asistido por el
doctor Garrido Arboledas, ayudado por los doctores Garzón y Carbonell. Cuando
“Manolete” se hubo recuperado del normal shock traumático, el doctor Garrido
procedió a operar, previa anestesia con éter. Siempre padeció de presión baja.
El primer parte medico dice… “Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en
la enfermería el diestro Manuel Rodríguez (Manolete), con una herida por asta
de toro situada en el ángulo inferior del triángulo de Scarpa, con un trayecto
de veinte centímetros de longitud de abajo arriba y de dentro a afuera y
ligeramente de delante atrás, con destrozos de fibras musculares del sartorio
facia cribiforme, recto externo, con rotura de la vena safena y contorneando el
paquete vascular nervioso y la arteria femoral en una extensión de cinco
centímetros, y otro trayecto hacia abajo y hacia fuera de unos 15 centímetros
de longitud, con extensa hemorragia y fuerte “shock” traumático. Pronostico muy
grave.- Doctor Garrido”…Fue en el muslo derecho la cornada, se le pasó al
galeno mencionar este dato…
MANUL RODRÍGUEZ Sánchez hizo el
servicio militar en su debida oportunidad, ahí trabó amistad con Juan Sánchez
Calle, al tiempo este hombre se hace cabo de la Policía Armada y en la trágica
fecha estaba de servicio en la plaza, en el callejón de la plaza de Linares, y
es precisamente él quien les hace ver a quienes trasladaban al herido hacia la
enfermería que iban en sentido contrario a ella. Fue también quien dona los
primeros mililitros de sangre a “Manolete”, 300, quien lo reconoce y dice…
“Paisano, ¿quién me iba a decir que tú me ibas a dar tu sangre.” Esto ocurre ya
que al llegar a la multicitada enfermería don Fernando Garrido y el doctor
Medinilla a gritos piden sangre, el uniformado le indica que él la tiene tipo
universal. Posteriormente es el matador Pablo González, “Parrao”, también amigo
del hijo de doña Angustias, que se descubre sus brazos ofreciendo el liquido de
sus venas a quien en esos momentos la requería con urgencia, a todos ellos los
atiende la enfermera María Luisa López Jiménez. Comentaba tiempo después…
-“La intervención quirúrgica la
realicé con los compañeros de mi equipo doctores, César Lara y Luís Garzón y
ayudante Técnico Sanitario José María de los Herreros. Anestesia general con
aparato de Abremdam, ya que en esa época no teníamos la anestesia controlada;
la intervención fue presenciada por el doctor Izarra, cirujano de la plaza de
toros de Valdepeñas y amigo de Manolete; durante la intervención se le
administraron los Sacramentos de Extremaunción por el capellán de la plaza don
Antonio de la Torre, el que más tarde lo confesó en el hospital clínica de los
Excmos. Sres. Marqueses de Linares, cuando se recuperó en parte del fuerte
shock que sufría”.-
CUANDO LLEGA, al amanecer, el
doctor Luis Jiménez Guinea, es informado por su colega Manuel Tamanes de lo que
se le había hecho al herido que por cierto a esa hora, las 5 de la mañana, se
encontraba fumando, por lo mismo surgen las dudas si el plasma aplicado en esos
momentos, el que para nada había servido con los heridos en una pasada
explosión en Cádiz, fue la causa de su partida, ya que al llegar al torrente
sanguíneo de “Manolete”, este exclamó de inmediato… ¡No veo, no veo!... Fueron
sus últimas palabras y expiró.
FUE SEPULTADO al día siguiente y
el 15 de octubre de 1951 le cambiaron al mausoleo donde ahora reposa junto a
doña Angustias. El espacio lo donó el Ayuntamiento de Córdoba en el cementerio
de La Salud y el escultor don Amadeo Ruiz Olmos fue quien le dio forma al
mármol.
LOS AÑOS pasan, y seguirán su
curso, y la memoria de Manuel Rodríguez Sánchez, “Manolete”, se agiganta. Él
muere a los 30 años.
LO QUE DIJERON LOS MIEMBROS DE SU
CUADRILLA DESPUÉS DE LA NEGRA TARDE…
A “ISLERO” le picó en dos
ocasiones Ramón Atienza, “El Pimpi”, fue multado por parecerle castigo
exagerado a quien presidía el festejo, y uno mas del montado que llama el
propio Atienza como el de reserva, “Manolete” le pidió... “Pimpi, no te vayas,
Dios te pagará cuanto haces por mí”.
“CARNICERITO DE Málaga”, Bernardo
Muñoz, es quien le cortó las orejas y el rabo al toro heridor, dijo en su
momento... “No le corté la pata que el publico pedía porque me dio un ataque de
nervios, un no se que”. Fue a él quien preguntó “Manolete”... ¿Me han dado la
oreja?. “Sí Manolo”, le contesto y salo de inmediato de la enfermería para que
su amigo no le viera llorar.
A “EL Chimo”, su fiel mozo de
espadas, le solicitó Manolete... “Chimitos, avisa a tu amigo”. Se refería al
doctor Giménez Guinea.
Antonio Labrador, “Pinturas”,
otro miembro de su cuadrilla recuerda... “Le oí quejarse, lo que nunca hacia”.
RAFAEL SECO, “Cantimplas”, su
eterno subalterno y su primo hermano... “Se acordaba mucho de su madre, pedía
constantemente hielos y agua, me pidió un cigarro, se lo encendí, le dio tres
chupadas y me lo regresó, me salí de la habitación y yo acabe de fumar el
ultimo cigarrillo que fumó Manolo”.
EL FAMOSO Buick azul también se
enlutó, ¿donde quedó?, creo que nadie lo sabe, imagino simple y sencillamente
solo se encendió y se fue al monte a llorar, ya no tenía quien le guiara, su
chofer, su dueño lo dejó, prefirió hacer su ultimo viaje con alas celestiales.
EN PAZ esta “Manolete”… Nos
Vemos.
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