13 de octubre de 2013
Lo que le ocurrió a Juan Luis Silis en el primero de su lote de José Julián Llaguno en Pachuca cuando toreaba de muleta fue pavoroso. Andaba el torero muy dispuesto con un toro serio, astifinos pitones, soso y deslucido, cuando, después de en un muletazo con la mano derecha, el toro en el piso consiguió engancharlo del cuello provocando destrozos graves. Fueron unos segundos muy largos; ya se olía la cornada por el sentido del toro y la disposición del torero por no desaprovechar la oportunidad anhelada que le brindó la empresa con base en el triunfo del año anterior en la misma plaza.
Sinceramente desde que salió al ruedo Peletero que así se llamó el astado, le había avisado de sus malas intenciones. Con mucho riesgo con el capote lo toreó por gaoneras untándose de la piel del marrajo. Varios de los muletazos acabaron en impresionantes coladas por el izquierdo y el derecho, y por ahí lo intentó más adelante hasta que lo hizo presa. Además de las características de la manera de embestir de Peletero se le unió el viento que es para el toreo uno de los principales obstáculos ¡Qué momento más crudo se vivió en la plaza! Cuando se rezó un Padre Nuestro por todos los asistentes se nos hizo un nudo en la garganta, era para los creyentes en la plaza pedirle a Dios por el torero en su viaje en la ambulancia a la clínica del ISSSTE dónde lo mantienen estable, aunque con la gravedad del suceso.
A Juan Luis Silis le había costado mucho tiempo el poder torear con frecuencia en México y fue a partir de una brillante actuación el año pasado ante un toro de Caparica en esa misma plaza, que logró engarzar una serie de actuaciones hasta llegar el 13 de octubre de 2013 la Feria de San Francisco en Pachuca. No le fue posible conseguir el triunfo con el que sueña pensando en su ya anunciada confirmación en La México que tanto ha soñado, pero con su actitud demostró que no se arredra y que tal vez tome tiempo pero que no cejará en su esfuerzo por convertirse en figura del toreo.
A él como a otros de su cuerda les ha tocado la cuesta empinada de torear lo que salga y no lo que escoge. Por eso admiramos su voluntad de acero, su preparación diaria, su contribución a la familia trabajando por las mañanas en el negocio familiar y su bonhomía.
Esperemos su mejoría, estas letras surgen con el dolor de ver las ilusiones rotas de un torero en busca de la gloria y de lo duro que es hacerse figura del toreo con todo en contra. Aún así creemos en la capacidad física de Juan Luis para sobreponerse y regresar a la senda en la que camina en busca de convertirse en figura del toreo. Dios lo permita, se lo rogamos.
giclrcp@prodigy.net.mx
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