09 octubre 2013

Casos y Cosas de Toros/ Puebla Taurina

  • Héctor Budar

Parte II

En 1841 Puebla tuvo su primera plaza fija con gradería para dos mil personas más o menos, ubicada frente al Paseo Nuevo, hoy Paseo Bravo por lo que tomó el nombre de plaza de toros El Paseo. En esos años surgió un torero poblano llamado Ignacio Gadea, realmente fue una gran figura que aportó para la tauromaquia mundial la puesta de banderillas a dos manos montado a caballo a “pelo” (sin silla) suerte que le dio fama nacional, un hecho de asistencia social sucedió en esta plaza en 1862 después de la heroica Batalla del 5 de Mayo, cuando por disposición del Presidente Benito Juárez, se organizaron corridas de toros para allegarse fondos para los hospitales de sangre.
 en aquellos tiempos el torero más popular de México era Ponciano Díaz, quien recibió en esta plaza la alternativa de manos del maestro español Bernardo Gaviño el 13 de abril de 1879. Hecho histórico que le da privilegio a Puebla por ser la primera alternativa concedida en México.
A esta plaza le siguieron la de San Jerónimo, ubicada en los terrenos que hoy ocupa la clínica II del seguro social entre la 7 y 9 oriente. Su propietario la cedió para el cuartel de las tropas del general Porfirio Díaz en 1867. La plaza San Francisco inaugurada por el matador Bernardo Gaviño en 1880. La plaza La Colonia en la 11 poniente entre la 11 y 13 sur. Ninguno de estos alberos tuvieron la importancia de la del Paseo donde se presentaron los más importantes toreros españoles como José Machío, Diego Prieto “Cuatrodedos”, Luis Mazzantini, Carlos Borrero “Zocato”, Fernando Gómez “El Gallo”, José García “Algabeño”, Joaquín Rodríguez “Cagancho”, que fue quien le dio la alternativa a Carmelo Pérez en esta plaza, la cuadrilla juvenil mexicana, integrada por Rodolfo Gaona y Samuel Solís, Rodolfo Gaona ya en calidad de matador de toros, Juan Silveti, Arcadio Ramírez “Reverte mexicano”. Este diestro alternando con Antonio Fuentes (español) por un mal desplante del hispano la gente tomó partido por el nacional terminando por incendiar la parte de madera de la plaza y en un gesto de recompensa “Reverte mexicano” se contrató para actuar en 10 corridas seguidas como único matador, habiendo matado 60 toros de Piedras Negras de 60 estocadas con un personal estilo, que ningún otro ha podido igualar, a este matador le llamaban el “Tumbacarne”.
Este albero estuvo en actividad durante 96 años, como ya anotamos, de 1841 a 1937 para dar paso al Toreo de Puebla que fue inaugurado el 29 de noviembre de 1936 con un mano a mano de Alberto Balderas y Jesús Solórzano con 6 toros de San Mateo. En el Toreo de Puebla actuaron varias fechas los mencionados y Fermín Espinoza “Armillita”, Silverio Pérez, José González “Carnicerito”, Luis Castro “El Soldado”, Lorenzo Garza, Antonio Velázquez, Fermín Rivera, Gregorio García, Rafael Rodríguez, Manuel Capetillo, Jesús Córdoba, Manuel Rodríguez “Manolete” en tres ocasiones, los poblanos Felipe González, Joselito Huerta, Antonio Campos “El Imposible” y todas las figuras de México y España de esa época.
El Toreo fue vendido a una empresa comercial en 1974 y en ese lugar instalaron un centro comercial. Hubo también otras placitas como La Lidia inaugurada en 1950 en la colonia Aquiles Serdán donde se daban novilladas económicas. Siendo la tauromaquia una tradición de nuestro pueblo, Puebla no se podía quedar sin toros, por lo tanto de 1975 a 1987 las empresas taurinas traían plazas metálicas desarmables que instalaban en el recinto ferial en los meses de abril y mayo pero entre feria y feria se daban novilladas en la plaza del Charro y corridas de toros en la Plaza las Brisas en Valsequillo, en ese tiempo estuvo en funcionamiento la plaza del ingeniero Raúl Coca en la avenida Valsequillo hasta la inauguración de la plaza El Relicario el 19 de noviembre de 1988, plaza que celebra su feria taurina anual en el mes de mayo y otras corridas durante el año.
Gran parte del turismo nacional extranjero que acude a la feria, es motivado por las corridas de toros, produciendo un derrame económico en diferentes áreas comerciales. La fiesta brava es una fuente generadora de empleos directos e indirectos, sería muy dilatado señalar las miles de familias que dependen de la fiesta.
La tauromaquia en sí es cultura, historia y arte que ha inspirado a los más importantes artistas literarios del mundo, en la música, pintura, escultura; en la literatura, la poesía, el cuento, la novela, el periodismo y la cinematografía.
El toro de lidia es una especie única que ha sido adorado como una deidad en muchas culturas de antigua Mesopotamia, en Grecia y otros países.
Gracias a la Tauromaquia esta bella especie tiene una excelente vida, alimentación adecuada y cuidados médicos en amplios potreros.
Por la fiesta brava, la raza del toro bravo no se ha extinguido como en otros países.

Suerte y todos pa´lante
Nos vemos el próximo miércoles 16 de octubre

Comentarios y Sugerencias: hector_budar@yahoo.es


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