EL
CABO NO VUELVE A CASA
y su Bitácora
de Muerte
La
cornada mortal – La ambulancia vacía – Sus últimas palabras Ataúd de miel – Letras de epitafio
‘La muerte está al servicio de los toreros
pa ’darle inmortalidad y gloria, como a los dioses de Roma’ palabras de José
Álvarez ‘Juncal’ y por eso ya la campana del portón no sonara más jalada por la
mano de Eduardo del Villar ‘El Cabo’, el torero, el forcado, el valiente, el
soñador, el aventurero, el emprendedor, el líder nato con el que luchamos en la
Asamblea del Distrito Federal contra los embates de los anti-taurinos y con el
que le dimos forma a la idea primaria para que los grupos de forcados fueran
aceptados como tales en la Asociación Nacional de Matadores, y gozarán así de los servicios y beneficios
médicos especializados los que en ocasiones son saltados a la torera por
empresarios avaros e irresponsables, por ello el Dr. Jorge Uribe predecía que mientras las
autoridades permitieran que se dieran festejos sin el cumplimiento médico el
riesgo persistía y se preguntaba ¿Quién va a poner al muerto?, ¡Pues los
Forcados!, ‘el hijo de ésta casa’ a la
que por años trajo alegría y preocupación porque él y mi menda sabíamos que un
día ya no regresaría, cuando menos con la sonrisa por buenos días y el abrazo
de corazón a corazón, seguramente por ello puso en mis manos en lance de
obsequio y legado su bárrete nuevo recién traído de Portugal y del bárrete que
lo acompaño hasta la muerte descoció una crucecita que lo había acompañado en
mil batallas taurómacas y él mismo la cosió dentro del tocado nuevo, también me
trajo de Lisboa una estola de lana con la insignia de Portugal, pero lo más
importante diría yo incomparable fue que me permitió verlo como lo que fue pa’ mí,
un ‘hijo’ del que tuve además el privilegio de ser de él y los Forcados
Hidalguenses biógrafo’.
En cualquier rincón de la casa contaba sus
aventuras, soñaba sus sueños, lloraba sus frustraciones y sorteaba sus miedos a
los que a decir verdad nunca les tuvo
miedo, antes de sentarse primeramente en la banquita del patio como siempre lo hacía
decía; Voy por cigarros, una Coca… , papas y cacahuates pa’ que
platiquemos a gusto, ‘Maestro Bardo’ (siempre tan educado y respetuoso’),
¿puedo tomar un yogurt del refri?, es que no desayune – ya sabes que las
galletas están en la mesita, regresaba con carita de niño travieso que
disfrutaba un dulce, te voy acompañar a la tiendita - bueno pero le voy a traer
su cachucha y su sweater ¿o mejor quiere su chamarra’, se metía a la casa y
aparecía con las prendas en la mano, ya de regreso bien aprovisionados nos adentrábamos
al ‘altar Martinista’, desde ahí se comunicaba con ‘El Castaño’, con Aldo, con
‘El Charro’ y les decía que que se
vinieran, las pláticas se tornaban serias como cuando lo impulse a que volviera
a retomar la escuela, aunque se daba tiempo pa ’platicar que los forcados son
una hermanad y que él estaba dispuesto a dar su vida por ellos, ¡como sucedió!.
Magia la canta-autora de los toreros le
compuso un huapango a los Forcados Hidalguenses que lo escucho hasta la emoción
de las lágrimas, más el momento más emocionante en lo taurino lo vivimos un día
que toco la campana del portón y sin más me abrazo como nunca – ¡Toreamos en La
Plaza México!, las lágrimas de la emoción inundaron nuestros ojos, la pega va
por usted¿en qué barrera se sentara?Le conteste - las barreras ni las conozco
así que no se preocupen por el brindis…
Hace unos días me anuncio que se iba a
casar, que yo firmaría el acta con mi pluma de pluma de ganso y Magia le cantaría en lugar de la marcha
nupcial su huapango, también me dijo
que vendría por acá a degustar paella
que guisaría Aldo Castellanos su compañero de andanzas forcadas y Genoveva Sitja la chef del sabor valenciano,
lo que no me dijo que antes iría a un
pueblo campechano a que un toro de
Rancho Seco llamado ‘San Isidro Labrador’ lo catapultara a ‘la inmortalidad y a
la gloria’, hoy la campana del portón gime en duelo por ‘El Cabo’ que ya no volverá
a casa.
BITACORA
DE MUERTE
No debe haber una muerte sin reflexión y
menos la de Eduardo del Villar Zamacona el niño huérfano de infancia que se
templó en los fríos de la lejana Irlanda
y luego por acá abrazo el gusto por la
pintura y la escultura y en lo taurino a los cinco años piso en una ceremonia forcada el albero de la Plaza México y ahí se
le encendió la flama por encarar a la muerte de frente y a cuerpo limpio, lo
cual hoy con su partida revalida que la Fiesta de Toros es de sol y de sombra y
también de verdad cuando a la arena salta el ‘satanás’ ese que se le apareció
al ‘Cabo’ en Seybaplaya, municipio deChampotón, estado de Campeche, donde la cornada que no fue asesina
porque el toro bravo no asesina, embiste y defiende su vida porque para ello
fue creado y por eso le pego un ‘tabaco’ seco que ‘El Cabo’ recibió de pie,
aguanto de pie y cumplió de pie la suerte suprema del rito forcado que es la
´Pega´ la que por principio no debió realizar porque no estaba en funciones de
líder con su grupo de Los Forcados Hidalguenses sino que estaba en función de
bondad apoyando a un grupo ajeno el de los poblanos el cual fue vulnerado en el
primer intento y en el segundo que menos debió ‘pegar’ ‘El Cabo’ y que lo hizo
impulsado por su pasión y orgullo vino el madrazo que le abrió la puerta pa’ la
transición de lo terrenal.
Luego cuando las circunstancias bramaban
por una ambulancia equipada con médico, anestesiólogo, enfermero, camillero y
por supuesto instrumental médico, tan solo se rescató de la nada un adefesio móvil
vacío de no ser por un choferete, a él introdujeron el cuerpo desguanzado del
forcado el cual sería trasladado al hospital más cercano que se hallaba a
treinta y tantos kilómetros de distancia los cuales fueron el ultimo paseíllo
de lo que iba quedando de los veinticinco y pico años de Eduardo del Villar cuerpo laxo al que
únicamente acompañaba un forcado del grupo invitador llamado Jorge Alarcón el
que a falta de oxígeno suministro
desesperadamente respiración de boca a boca y obvio no pudo ligarle las
arterias al momento para de tenerle el diluvio sanguíneo con cuya acción tal
vez se habría podido producir el milagro de supervivencia a carencia de
ello la herida penetrante en ingle
superior y destructora de la vena iliaca como cause masivo rumbo al vientre y
pecho cavidades que segundo a segundo se le fueron abultando al tiempo que la
garganta de mando con la que provocaba a los toros se fue debilitando al ritmo
mortuorio de sus últimas palabras que dirigía a su samaritano ‘No me dejes, no
te vayas’ y el que se iba era el torero
forcado que sostenido por su bravura por aferrarse a la vida alcanzo a
llegar a un nosocomio en San Francisco
de Campeche ya fugado de la realidad en donde recibió dos descargas de electro
shocks a una de las cuales reacciono y a la otra ya no la logro abanicar.
Al empresario, a las autoridades que fueron
los responsables de que esto sucediera y no hablo de la cornada si no del
desenlace les digo que estoy frente al cadáver del ‘Cabo’ su rostro esta
tornado de tinte cera cafetosa lechera, sus ojillos esmeraldas se aprecian sin
esa su luminosidad tan del chaval, su sonrisa permanente se ha fugado mas puedo
percibir que sus labios susurran ‘ojala los irresponsables reflexionen sobre lo
necesario de minimizar los riesgos de muerte para que paradójicamente la fiesta
siga viviendo’. (y esto debería de alcanzar también la reflexión de los propios
toreros y apoderados, sobre todo a los
que son figuras, porque ya sé que los de la legua si no torean en esas
circunstancias, tristemente hay que aceptar que no torearían en ningún otro
lado, porque así es la fiesta en su esencia primaria)
‘La libreta Bardo, no se le olvide el
epitafio que siempre le pedí – ¡No! ‘Cabo’ estoy escribiendo en ella sobre tu
ataúd color de miel como lo fuiste tú, con catorce chapetones dorados en forma
de forca que imagino simbolizan tus medallas de guerra; ‘Aquí descansa un
mártir del toreo, pero también un ser irrepetible, que antes que forcado fue un
extraordinario mortal que se fue por la Puerta Grande’, ‘Quien dijo miedo si
pa’ morir nacisimos….’
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