26 marzo 2008

La Feria de Texcoco



José Luis Ornelas
26 Mar. 08

Ha transcurrido más allá de las mitad de la Feria de Texcoco y en materia taurina parece haber sido, en su desarrollo, una síntesis de la actualidad de la fiesta brava mexicana.

Afuera de la plaza de toros una multitud endiablada por los pasillos y puestos de la Feria, que más frenética parece cuando los ojos de uno quedan a la altura de la panza de los otros. Y en los tendidos de la plaza, apenas unas buenas entradas en los carteles más fuertes.

En la confección de cada una de las corridas, el empresario Marco Castilla tuvo su mejor empeño y con imaginación armó carteles que justificaba en su equilibrio entre los toreros más experimentados y los jóvenes que se van abriendo camino. Sin embargo, la fórmula inteligente del empresario no rindió frutos suficientes en la taquilla, ya que las entradas fueron malas. Es la realidad de un México que ha dejado, o quizá hasta impulsado, que se vaya la gente de los tendidos en las plazas de toros por las necedades de algunos y sus impulsivas decisiones.

Y los ganaderos han enviado de todo, desde toros de buena presencia, con trapío y cara seria, hasta toritos con cara de becerros y presencia de novillos. No vale la justificación que fue sólo uno en un encierro de seis toros, qué cinismo si así se justifica la falta de ética porque el público pagó por un boleto por seis toros de una ganadería de prestigio, no por cinco de ellos.

Y peor aún aquella ganadería que mandó varios toros de escasísima presencia y cuyo argumento sería vergonzosa retórica al decir que al fin es Texcoco.

Los toreros han hecho su parte y la han realizado con seriedad en el ruedo, pero han fallado o quedado a deber, cuando han conocido de antemano la presencia de algunos toros que habrían de lidiar y eso no vale en su rango de profesionales del toreo. No por esconderse, que eso nunca se debería, sino por dar la cara tan cerca de la capital de la República es imprescindible que se lidien encierros con dignidad para su profesión y para la Plaza Silverio Pérez, que es digna del respeto de todos los integrantes de la fiesta brava mexicana.

Y sí, todos los matadores han dado la cara y se han entregado buscando el triunfo, desde las faenas recias de Humberto Flores hasta las inverosímiles de Sebastián Castella, así como las soberbias del "Zotoluco" y las espectaculares de otros toreros. Falta ahora el gran acontecimiento, la despedida de Eloy Cavazos el próximo sábado, que sin duda convocará a la gente que siempre merece esa plaza, la que realiza el gran lleno.

La Feria de Texcoco, a pesar de sus problemas, va retomando su importancia, gracias al esfuerzo del empresario Marco Castilla, ojalá los demás actores le echen la mano poniendo el mismo entusiasmo.

jlornelas@reforma.com


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