6 de noviembre de 2008
Ayer y hoy de la fiesta de toros
AMIGOS, un día como hoy, 6 de noviembre pero del año 1938, tomó la alternativa en la desaparecida plaza El Toreo de la ciudad de Puebla, Silverio Pérez Gutiérrez, quien llegaría a ser el más apasionante, más identificado con las maneras de hacer y sentir el toreo mexicano y el que le dio una imagen más refinada, pulida, artística, a la fiesta nacional. Es del dominio público el historial del gran Silverio, siempre impactante, y vuelve a revivirse con solamente evocar su trayectoria.
Tenía una espina clavada en el alma, la trágica muerte de su hermano Carmelo Pérez, de quien se dijo en su momento que revolucionaría el arte de torear, pero se atravesó la tragedia. Silverio acusó aquel doloroso trance y llegó a asegurarse que toreaba con toda la profundidad que le producía la pena del fatal deceso de su hermano y que eso influyó en su oficio, derivando en un estilo muy emocionante que habría de acompañarlo a lo largo de su ejecutoria en los ruedos.
Dice Pepe San Martín, torero en el retiro y constante luchador por la fiesta, mentor de niños y apoderado de jóvenes coletas que torean primeramente por el placer de hacerlo y luego por su deseo de ser figuras, que Silverio siempre fue un positivo apoyo de las nuevas generaciones de diestros.
A propósito, después del festejo del domingo pasado en la México nos encontramos a San Martín entusiasmado por la actuación de su poderdante, el michoacano Juan Chávez que a sus 19 años apunta alto y va capturando públicos y muy particularmente de la gran capital del país por las maneras templadas y cercanas que le son características.
El domingo pasado, en la gran México, Chávez se distinguió por su desempeño hasta salir como triunfador del festejo en el que alternó con dos toreros de posibilidades ya reconocidas, uno Guillermo Capetillo y el otro Fernando Ochoa, quienes tuvieron buenos momentos pero no alcanzaron trofeos.
Volviendo a Silverio Pérez, no nada más fue reconocido como una gran figura, sino también como sustento y modelo a seguir por las nuevas apariciones de toreros, pues precisamente existe una fotografía muy significativa en la que se aprecia al gran texcocano acompañado por Juan Chávez, Joselito Adame e Hilda Tenorio a punto de presentarse en la plaza México siendo niños; y esto nos lleva al tema de la confirmación del doctorado de Juan y el desenvolvimiento de sus cualidades que causaron grata impresión en nuestra plaza mayor el domingo anterior.
Esta fotografía fue tomada en el año 2002 con la tercia de niños toreros que tenían cautivado al público nacional y que de la mano de San Martín eran encauzados con visión futurista y que ahora comienzan a convertirse en realidad. Aquel día Silverio los alentó con el deseo de que tuvieran mucha suerte y ahí están los resultados: Joselito, triunfador en Europa y en todas las plazas que ha pisado en México; Juan, que con su demostración de pundonor y entereza se ha convertido en una carta de grandes posibilidades, y la tan destacada Hilda, que se ha visto frenada por las lesiones físicas, pero ahí está, buscando retomar su sitio.
Interesantes nombres surgidos de un proyecto llamado "Fiesta Futura" que se inició hace siete años, ideado e impulsado por el mismo San Martín para el florecimiento y desarrollo del espectáculo taurino y que hoy se vincula con aquel estímulo de Silverio. Hay otros jóvenes que dejando de ser niños se han convertido en promesas de muchas probabilidades y al mismo tiempo aparece un grupo de chavales que están dando mucho de qué hablar en el interior del país y que tanto se desea verlos ya en la capital.
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