04 agosto 2009

Valente Arellano, a 25 años de su partida



El 4 de agosto de 1984 fallece, a los 19 años, el matador de toros lagunero Valente Arellano Salum, considerado por muchos una de las más grandes promesas de la tauromaquia, que desafortunadamente no logró despuntar en su carrera a consecuencia de un accidente en motocicleta.

Arellano nacido en Torreón, Coahuila el 30 de agosto de 1964 toreó apenas nueve corridas como matador de toros sin embargo desde sus épocas de novillero mostró siempre un empuje y "arrastre" con los aficionados que le valió un siito inolvidable en la llamada "fiesta brava".


Dueño de gran carisma


Desde pequeño mostró ser un mal estudiante, le "hacía asco" a la escuela, no así, a todo aquello con aroma a fiesta brava y a su símbolo, el toro.


Su padre, Valente Arellano Flores, un taurino recalcitrante, torero práctico, invadido de una gran afición, contaba con una biblioteca de gran nivel. Valente hijo devoraba esos escritos de los maestros revisteros de principios del siglo XX.


El señor Arellano, quien por su actividad de enología, entabló amistad con don Fermín Espinosa "Armillita", por ser el maestro vinicultor, dio pie a que el chamaco se empapara en el medio taurino.


Cuenta la leyenda que don Fermín y don Valente tuvieron conexión por cuatro novillos, ya cuajados, que adquirió el padre de Valente historia para matarlos en solitario.


Cuando fueron embarcados en el rancho Chichimeco, en Aguascalientes, los dominios de la casa torera de los Armillita, a don Fermín le picó la curiosidad de conocer a ese "valiente".


Y mucho le sirvió a Valente hijo ir a la hacienda con cierta constancia, observar tientas, torear vacas y escuchar con atención las indicaciones que a los toreros les impartía el maestro Armillita.


Al mismo tiempo, Valente Arellano tuvo la oportunidad de contactar con los toreros Fermín y Miguel Espinosa, con Manolo Arruza, con David y Alejandro Silveti, que ya despuntaban en el medio.


Por tanto, Valente debutó muy niño en la plaza de Ciudad Lerdo, en la misma comarca lagunera.


Lo hizo alternando ya con un novillero cuajado como era Alfonso Hernández "El Algabeño" y matando un lote fuerte, bien armado del hierro de Santacilia, de los señores Obregón.


Era el 21 de octubre de 1979. Arellano cortó una oreja, proeza importante, pero todos coincidieron que lo realmente trascendente era el impacto que causó y esa recia personalidad que destelló.


En los años siguientes, 1981 y 1982, realizó una campaña importante en provincia. Incluso, se presentó en la plaza "La Florecita" de Ciudad Satélite. Igualmente unificó el criterio de la prensa y de los aficionados.


Arma la grande en la México


Los triunfos, que sumaba en provincia, de inmediato alcanzaron fama. Se hablaba con interés, era un banderillero brillante, dentro de su capacidad, en su nivel de ese momento de su carrera, se proyectaba con la muleta y se iba tras la espada.


Cinco actuaciones como novillero en la Plaza México. Esa campaña de 1982 fue el elemento más distinguido y escribió folios importantes, junto con Manolo Mejía, torero técnico ciento por ciento, muy a la Manolo Martínez, su amigo y protector, y Ernesto Belmont, quien se convertía en un alternante difícil, pues iba a todas e intentaba todo y bien.


Valente debutó en el gran embudo capitalino, el 26 de septiembre, alternando con Eduardo Flores y Manolo Rodríguez. Le cortó dos orejas al novillo Campeador de

Las dos siguientes apariciones en la misma campaña fueron de convencimiento.


El 7 de noviembre, alternando con Mejía y Belmont, se formó la que no estaba escrita. Los tres cortaron orejas, Valente, el rabo al novillo "Pelotero", de Felipe González.


Coincidencia: existe otro "Pelotero", de San Martín, al que inmortalizó en el mismo escenario José Antonio Ramírez "El Capitán".


Para cerrar el año, el 28 de noviembre, se repitió el cartel con Mejía y Belmont. Valente los superó, le cortó dos orejas a "Mírame" y otras dos a

"Chabelo", del hierro de La Venta del Refugio.


Los malos momentos


Todo lo relevante que fue para Valente el 82, resultó de mal fario, el 83. En la México, actuó por quinta vez, el 13 de marzo, alternando con Rafael Martín y Ernesto Belmont, reses de Los Martínez. Escuchó un aviso en cada uno de sus enemigos.


Para colmo, empezaron los percances y sobre todo las fracturas que tanto daño hacen.


El 4 de septiembre en San Luís Potosí, un novillo lo alcanzó, sufriendo rotura de ligamentos de la rodilla.


De inmediato, en un avión del rejoneador Jorge Hernández Andrés, se le trasladó a El Paso, Texas.


De todos modos hubo un receso y una inactividad inoportuna.


Su juventud, su fortaleza, hombre deportista, sanó rápido. Pero en diciembre vino otro grave percance. En la plaza de Pachuca: fractura del acromio clavicular izquierdo.


El 4 de junio de 1984, Valente Arellano recibe la alternativa en la plaza de toros Monumental de Monterrey, de manos del matador Eloy Cavazos, en presencia de Fermín Espinosa "Armillita Chico", actuación donde cortó una oreja.


La noche trágica


Cerca de la medianoche del 4 de agosto de 1984, en las calles de Torreón, Coahuila, un chirrido de frenos rompió la calma para después dar paso a la tragedia: un motociclista impactó su vehículo, una Ninja 750 Turbo.


La motocicleta quedó destrozada, a unos metros el cuerpo del piloto yacía inmóvil, se escuchaban los quejidos del infortunado, quien vestía playera deportiva, tenis y pantalón de mezclilla.


Ese joven, se supo de inmediato, era Valente Arellano Salum, matador de toros y todo un orgullo lagunero.


El diestro fue auxiliado en breves minutos, fue trasladado a un nosocomio de la localidad en donde instantes después fue declarado muerto.

La promisoria carrera del torero había quedado truncada.


Apasionado de la velocidad, a la par de la fiesta brava, Arellano disfrutaba tripular su moto a toda velocidad por las calles de Torreón para eliminar el stress de la andanzas en el ruedo, sin embargo esa pasión cortó su existencia y el futuro de figura que se le vislumbraba en el mundo taurino.

Al día siguiente, 5 de agosto, Arellano estaba anunciado para presentarse en la plaza donde tomó la alternativa: la Monumental de Monterrey.


Como reconocimiento a uno de sus ciudadanos-orgullo, la ciudad de Torreón y la plaza de toros de ese lugar instituyeron el trofeo "Valente Arellano" para el mejor novillero del año.


publicado en www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=327588




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