(5 septiembre 2009)
- Alejandro Escárcega
Después de que desde hace 14 largos años no venían a la capital de la República Mexicana, astados de la legendaria ganadería tlaxcalteca divisa rojo y negro de Piedras Negras de Don Marco Antonio González Villa, vinieron al séptimo festejo novilleril en la Plaza de Toros Arroyo, para hacer pasar las de Caín al leonés Miguel Alejandro (verde bandera y oro), al capitalino Luis Conrado (solferino y oro), el guadalajareño Pablo Miramontes (burdeos y oro)y el tlaxcalteca José María Macías (grana y azabache).
Novillos que exigían muletas mandonas, y que logicamente los nobeles espadas no poseén y que finalmente solo Conrado le cortara un apéndice a Fontanero, número 231 zaino cornidelantero bizco del izquierdo con 392 kilos al cual lo esperó de hinojos en la boca de riego para darle un farol y al volver el astado lo arrollara, nuevamente se colocó ahora en tablas para darle otro farol, de pie las mejores verónicas que le he visto con revolera al pitón izquierdo; quitó con cuatro espeluznantes gaoneras y rematadas con el manguerazo de Villalta. Con la pañosa faena de hinojos, volteretas, arropones, pisotones, pases viendo al tendido y estocada, para que Don Eduardo Delgado le concediera ante la presión del público, la oreja.
Los otros 3 astados, Tortolito, número 144 negro bragado cornidelantero con 406 kilos, que le tocó al leonés, Lechuzo, número 152, negro listón bragado meano cornidelantero con 378 kilos para el guadalajareño y Jerezano, número 151 negro bragado meano brocho con 388 kilos, para el tlaxcalteca estuvieron muy por encima de los jovenes novilleros.
Saludaron en el tercio los banderilleros Gustavo Campos, Chrístian Sánchez, Pablo Miramontes y Diego Bricio.
La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento
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Toros en Arroyo
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