DESTACÓ JALET CORDERO
- Por óscar MEJÍA
Para empezar el cortijo de Los Ibelles, en un rincón de Chiluca en el estado de México es un lugar sensacional.
Al festejo se le trata con la seriedad que merece, tanto por Raúl Ibelles y familia, quien encabeza el grupo los Juncales junto con los hermanos Reyes: Enrique y José; como por los jóvenes, púberes taurinos, que sienten por primera vez el placer de estar anunciado en un cartel, vestir la ropa de torear y exponer su afición y condiciones ante un publico, en este caso taurinamente sensible y de dulce, que ayer hizo media entrada, (se piensa que afectó un poco el cambio de día, de domingo a sábado), pero de entusiasmo y apoyo a los chamacos, al tope.
Cuatro señoras vacas de San José De Buenavista, jaboneras pinta de su casa, que resultaron buenas sinodales para los principiantes: toreables aunque con fuerza escasa.
Se confeccionó el cartel con un joven ya adelantado, Leonel Olguín, y tres nuevecitos: Jalet Cordero, Fidel Nájera y Mariano Liceaga.
En el sorteo Leonel tuvo el gesto torero de tomar su sitio en el cartel como primer espada.
Para Olguín representó un buen entrenamiento vestido de luces y así se le califica. Mató bien y se le otorgó una oreja.
Jalet Cordero llamó la atención con sus cualidades toreras: le paró con decisión y a momentos consiguió cosas interesantes. Sus procedimientos son muy elementales aún, pero se le vio intención de hacer las cosas a derechas, carencias que con trabajo podrá ir superando. Con la espada ejerció certero, haciendo la suerte con decisión y buenas maneras. No se le concedió la oreja que a juicio de muchos, pero no del juez, merecía. Se le llamó al tercio para aplaudirle.
Fidel Nájera y Mariano Liceaga aportaron su cuota de entusiasmo respectiva. Empezando bien, pero las condiciones de lidia de las socias terminaron por superarlos.
Al finalizar, los cuatro fueron despedidos con aplausos de estímulo.
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