16 noviembre 2009

¿La fiesta en Paz?



De lento aprendizaje
  • Leonardo Páez

Si algo caracteriza al género humano por encima de geografías, épocas, aficiones y valores temporales no es su gusto por la vida y por vivirla lo mejor posible, sino su notable limitación para bien aprender de la experiencia y mejor aplicar lo aprendido.

Y si en materia de conocimientos elementales para una existencia más o menos digna andamos escasos, en materia de entendederas de lo que significa en la cultura universal el culto a la deidad táurica, nomás no alcanza con lo que recibimos en casa, en la tele y en las aulas.

O confunden el arte de la lidia con la habilidad para ligar pases a reses dóciles, o identifican bravura y buen estilo con toreabilidad, o de plano se embelesan con el posturismo y las ventajas delante de un toro o su aproximación. En todos los casos la exigencia de interioridad quedó descartada y de pundonor ni hablar.

A propósito del lento aprendizaje de por acá, el acucioso investigador taurino Xavier González Fisher me comparte esta confirmadora noticia titulada Los toreros españoles y mejicanos han llegado a un acuerdo, y que dice textualmente:
“En el Sindicato Nacional del Espectáculo… se ha reunido la Directiva de la Agrupación Sindical de Matadores Españoles de toros y novillos. En dicha reunión se dio cuenta de haberse recibido un cable de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos de Méjico, aceptando las bases del convenio que por un periodo de dos años regirá la contratación de los toreros mejicanos y españoles.

“Una aclaración importante con relación al nuevo convenio hispano-mejicano –agrega la nota– es que no existe inconveniente alguno de los toreros españoles de que en Méjico se puedan organizar corridas con la participación de dos o más toreros extranjeros, dependiendo ello únicamente de los acuerdos que en cuanto a participación de toreros no mejicanos hayan sido tomados por la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos de Méjico.

Los matadores de toros y novillos españoles contratados para la Feria Guadalupana, en la plaza El Toreo y para la temporada, en la plaza Monumental, preparan sus viajes de acuerdo con las bases del Convenio para cumplir sus contratos mejicanos, concluye el cable.

La noticia fue publicada en La Vanguardia, de Barcelona, el jueves 22 noviembre de 1956. Ha transcurrido más de medio siglo y acá seguimos en la jubilosa dependencia taurina, mientras España no ceja en el proteccionismo a su fiesta nacional. Aprendizajes, pues.


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