La casta ausente

CRÓNICA / PLAZA MÉXICO -

• Por: Mauricio Locken

En la actualidad resulta difícil y complicado saber definir lo que es bravura con genio, o mansedumbre con nobleza.

Desde hace muchos años algunos ganaderos de bravo de nuestro país han tratado de criar y crear un toro que de facilidades a los toreros para obtener tardes de triunfo rotundo, lo que ha provocado que veamos frecuentemente toros que carecen de peligro por su falta de bravura o genio, y sí, nos podemos confundir entre lo noble y lo manso, ya que existe una pequeña línea divisoria entre estos conceptos sobre el comportamiento del toro.

Con pena vemos que se ha perdido la grandeza de la suerte de varas, termómetro esencial para medir la bravura tanto en tientas, como en los festejos.

Aunque la falta de fuerza no necesariamente se tenga que asociar a la falta de bravura, a veces sí puede ir de la mano. Tal vez por la falta de hectáreas y por los fenómenos climáticos, el toro de nuestros días es muy diferente al que se lidiaba a principios del pasado siglo XX, pues el astado estaba alimentado de hierba, tenía la oportunidad de ejercitarse en el campo donde se criaba y pocos bureles eran aquellos que carecían de fuerza, lo que provocaba que tomaran hasta cuatro puyazos peleando sin cuartel. Hoy en día a la mayoría de los toros solo se les señala el puyazo con el fin de que lleguen “potables” al último tercio y puedan embestir. No me cabe la menor duda que el toro bravo es el que transmite peligro, para el que lo esta toreando y para el que lo esta observando desde el tendido, parte medular de las corridas de toros; sin peligro no hay emoción.

Para el pundonoroso tlaxcalteca Rafael Ortega el festejo de ayer fue otro triunfo más en su carrera al cortar dos orejas que le fueron protestadas por el público, ya que el juez de Plaza Eduardo Delgado se precipitó al otorgarle el segundo trofeo sin que el aficionado lo solicitara.

De todas maneras siempre que torea en la Monumental Ortega se le ve con deseos y denuedo, es lo que hay que tomarle en cuenta ya que es un profesional en toda la extensión de la palabra.

El francés Sebastián Castella se presentó en esta temporada con una gran campaña publicitaria, situación que se le agradece ya que son pocos los toreros que invierten en este renglón, pero al final la campaña resultó contraproducente, ya que en la misma lo veíamos triunfar en plazas de todo el mundo con toros descomunales y no fue exactamente lo que lidió ayer en la México; algo falló. Castella es una figura del toreo, que tiene el “don” del valor sereno y la plasticidad en su forma de torear, lástima que sus toros no proyectaban el más mínimo peligro; a pesar de ello el público toda la tarde estuvo de dulce con él, y de no haber fallado con la espada, estaríamos hablando de un triunfo consagratorio en la Plaza México.

Para el triunfador absoluto de la temporada pasada, Fermín Spínola no fue una tarde afortunada, ya que le tocó lo más malo del encierro. No obstante Spínola anduvo en torero, en todo momento se le vio por encima de sus enemigos logrando darle lidia completa a sus dos oponentes, sobresaliente en banderillas y con la muleta realizó faenas sobrias, recias y llenas de torerismo.

Fermín sigue en vías de convertirse en gran figura del toreo mundial, sólo que hay que esperar para verlo nuevamente con otro tipo de toros.

FICHA DEL FESTEJO

En tarde fría y con viento, se llevó al cabo la 10ª corrida de la Temporada Grande 2009-2010 con una entrada regular en los tendidos de aproximadamente ocho mil espectadores. Se lidiaron siete toros de Teofilo Gómez, (uno de regalo),  justos de presencia, siendo protestado el 5° por su falta de trapío y de juego desigual, con arrastre lento a los corridos en 1° y 2° lugares.

Rafael Ortega, dos orejas y ovación.

Sebastián Castella, vuelta, silencio y ovación tras aviso con el de regalo.

Fermín Spínola, ovación y ovación.

Incidencias: Al término del paseíllo se dio un minuto de aplausos en memoria del ganadero don Luis Barroso Barona, fallecido el pasado miércoles. Saludó en el tercio Raúl Bacélis, por un buen par de banderillas en el 7°.

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