24 abril 2010

Mirafuentes de Anda corta una oreja


en la primera novillada en el Lienzo Charro del Pedregal

(22 abril 2010)
Alejandro Escárcega. Crónica
Ricardo Adolfo Gómez. Fotografia

Con 35 minutos de retraso y ante un lleno se dio la primera novillada organizada por Protamex "Porqué Quiero ser Torero", en el Lienzo Charro del Pedregal de la Ciudad de México bajo los auspicios del empresario Pedro Haces, en la cual Mirafuentes de Anda cortó una oreja, Manolo Sánchez Mejías dió vuelta al ruedo, Manolo Serna escucho silencio y el rejoneador Eduardo Rubí saludo en el tercio, ante un toro de la ganaderia de Atlanga y tres de Pepe Garfias.
Abrió plaza el capitalino Mirafuentes de Anda (albo y plata) con un novillo tlaxcalteca de Atlanga, "Gracias", número 32, negro entrepelado bragado y delantero, bien con el percal, veroniqueando y bregando hacia el caballo; después de brindar al cónclave capitalino, faena por el pitón derecho a un novillo de embestida difícil pero emotiva, coronada con una buena estocada para cortar la única oreja del festejo, otorgada por el juez Don Jesús Morales.

Manolo Sánchez Mejías
(azul marino y oro) con "Ahora es Cuando", número 176, negro entrepelado bragado meano y delantero, al cual recibió con verónicas y chicuelinas entreveradas; banderilló con más entusiasmo que acierto, dejando dos pares al cuarteo y uno al cambio. Con la muleta nunca se confió, dejando pasar al novillo, al final de la lidia, manoletinas y una estocada a cuerpo limpio, para dar vuelta al ruedo.

Manolo Serna (marfil y oro) con "Quiero Ser", número 178, sardo bragado meano y cornivuelto, prendido con el percal sin consecuencias; brindó a Pedro Haces III y nada hízo con la pañosa, nunca dejó los pies quietos y fatal con la toledana, dos pinchazos, estocada y cuatro descabellos con dos avisos entreverados.

Cerró el festejo el rejoneador mexiquense Eduardo Rubí (usanza portuguesa azul tey y oro) con "He Soñado", número 134, negro entrepelado y delantero, el cual mostró cuatro cabalgaduras educadas a la alta escuela con la cual dejó rejones de castigo y banderillas, causando una grata impresión; mal con el rejón de muerte para escuchar un aviso y escuchar la última ovación de la noche.

La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento

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